“SER ENÓLOGO DE UNA VIÑA IMPORTANTE ERA TOP. ESA ÉPOCA PASÓ.

Publicado el 07 marzo 2019 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

En la semana de la Mujer conversamos con CONSTANZA SCHWADERER, enóloga que representa el nuevo Chile, donde las mujeres empresarias ya avanzan de igual a igual aunque con el mismo peso de siempre: ser las mejores madres y las mejores profesionales.

Dice que lleva demasiado tiempo siendo adulta, y se lo creemos, aunque apenas suma 46 años. También, que su cuidad natal es Santiago, y que desde allí partió a Viña del Mar para estudiar Agronomía cuando tenía 18. Al graduarse de agrónoma-enóloga, como era la costumbre entonces empezó a trabajar en una viña chilena, en pleno boom de las exportaciones. No había otro plan, nos dice hoy Constanza Schwaderer, actualmente socia y enóloga de su propio proyecto de vinos, junto a su hermana Marianne. Juntas, ellas son Schwaderer Wines. Antes, junto a su ex marido y padre de sus tres hijas, Felipe García (también enólogo) habían creado el exitoso proyecto García+Schwaderer (hoy P.S. García). Conversamos con Constanza a propósito de la semana de la Mujer, y de la necesidad de avanzar por la igualdad de derechos y de privilegios para «todes» ;). A leer la entrevista para entender por qué la elegimos.

¿Constanza, cuéntanos en qué está el proyecto Schwaderer Wines hoy, siento que ya perdí la cuenta de todas vuestras etiquetas?

Con mi hermana Marianne ahora estamos desarrollando nuestros primeros vinos tintos; a mediados del año pasado embotellamos de la cosecha 2017 un Petit Verdot, Carignan, Pinot Noir y también un Malbec que fue un pedido especial para nuestro importador de USA. Ellos querían vender un Malbec por copa, varietal, sin madera… Ahora vamos a embotellar nuestro primer Cabernet Sauvignon 2018 del Maipo. Y también tenemos un Sauvignon Blanc de Leyda 2018. Además seguimos este año con los vinos que partimos, que son los espumantes de País Blanco y Rosado, de fermentación única en botella. También vamos a hacer un espumante método champenoise con un Semillón de Daniella Gillmore. En agosto le vamos a hacer el degüelle, ya tiene un año en botella. También  habíamos hecho un Semillón ancestral con la misma uva (de única fermentación en botella) y ahora sólo nos falta la etiqueta para salir al mercado.

Hermanas Schwaderer. Marianne y Constanza.

¿Te imaginaste que ibas a tener tantos vinos/hijos también con tu propio proyecto?

La verdad es que fue por tentada, me gusta esto y hay productores chicos que me llaman y me dicen: tengo estos lotes de uva ¿qué harías tú?. Son lotes que no quieren vender a las viñas grandes. Así este año vinifiqué además Tempranillo, Grenache, Syrah, y un proyecto con Chasselas. Estamos viendo qué vamos a hacer con ellos. También injertamos un Albariño en Huerta de Maule, en el campo donde compro la País para los espumantes; lo injertamos sobre un País antiguo.

Recuerdo que a Felipe (ex socio en García-Schwaderer) tampoco le gustaba la País. Le pregunto a Connie: No le tienes fe como vino tinto?

No está dentro de mi objetivo en realidad, y creo que debo ser consecuente con lo que me gusta tomar, pensando que me gusta tomar bastante y bien diverso. Pero creo que es de lo poco que no compraría; me cuesta. Hay algunos sí, que están bien hechos, muy ricos como los de Bouchon, incluyendo su País Viejo. Para mí son más rescatables las mezclas de País, con Carignan, como la de Bisogno. Pienso como que necesita de una variedad que lo ayude y que por eso en realidad trajeron la Carignan. Y por mucha elegancia que le pongan, no encuentro que sea el mejor exponente de la vitivinicultura chilena. Sí creo que da mejor como espumante y en mezclas.

¿Cuál sería para ti el mejor exponente hoy del vino en Chile?

Es difícil elegir una cosa, creo que tenemos potencial para muchas variedades, y aunque creo que puede sonar fome, sigue destacando el Cabernet Sauvignon. Lo hemos logrado hacer muy bien. Están de moda cepas novedosas y nos puede ir bien, pero si hablamos de ventas el Cabernet sigue siendo el fuerte. Somos muchos los que estamos haciendo cosas alternativas, pero cuesta venderlas. Y ahí creo que hay mucho trabajo en la parte de difusión.

«Creo que es difícil cuando eres enólogo y empresario elegir qué hacer; cómo poner en una balanza lo que te gusta y lo que se vende.»

No ayudan a vender los altos puntajes para vinos innovadores…

Yo creo que impresiona mucho que el puntaje no es sinónimo de que a una viña le vaya comercialmente bien. 96 puntos en un vino especial, del que no hay mucho, no te asegura rentabilidad. Lo que vende más no es el vino de mayor puntaje sino ser competitivo por precio y vender lo que la gente está acostumbrada a comprar. Los nichos de vinos caros son limitados. Creo que es difícil cuando eres enólogo y empresario elegir qué hacer; cómo poner en una balanza lo que te gusta y lo que se vende. Hay una lucha interna. Y claro, yo nunca hubiera hecho ese Malbec, pero fue un resultado interesante: es un Malbec sencillo, frutoso, sin mucha pretensión, que gusta mucho; es lo mejor que podría encontrar la gente a buen precio. Porque las viñas grandes en ese precio mezclan mucho y es difícil encontrar vinos varietales baratos que expresen la identidad de su cepa. Los vinos  baratos son todos iguales.

Trabajaste por muchos años para el Grupo Córpora (formado por las Viñas Porta, Agustinos, Veranda y Gracia), desde cuándo eres independiente?

Desde el 31 diciembre del 2010. Entonces empezamos en serio con Felipe a hacer los vinos Marina, Sofía… hasta entonces solo hacíamos Facundo como un hobby. También retomamos Naked Wines, porque cuando era la enóloga de Viña Agustinos hacia sus vinos y al saber ellos que estaba con este proyecto junto a Felipe, nos empezaron a pedir vinos. Este año cumplí 10 años trabajando con Naked. Eso me permite hacer vinos en mayor escala y su soporte económico. Con Schwaderer partimos recién el 2016 y estamos exportando hace muy poco. Falta un par de años aún para poder decir que estamos en números azules.

«En mi generación salimos de la carrera en el boom justo de la enología, cuando había muchos proyectos nuevos que buscaban enólogos. Era todo de elite. Ser enólogo de una viña importante era top. Esa época pasó.»

En Twitter el empresario siempre es el malo de la película, ahora tú eres la empresaria. ¿Cómo te ves en ese nuevo rol?

En general los enólogos que partimos de esta forma, no partimos con un capital, partimos endeudándonos. Emprender es un camino muy difícil, tortuoso, pero claro que nos mueve la pasión, el ego. Porque en el hacer tu propio vino hay mucho de ego. Si buscamos otro negocio más fácil lo va a haber. Esa es la recompensa de tratar de ser independientes. En mi generación salimos de la carrera en el boom justo de la enología, cuando había muchos proyectos nuevos que buscaban enólogos. Era todo de élite. Ser enólogo de una viña importante era top. Esa época pasó. Después viene la etapa de ser independientes. Había más viñas medianas pero ahora las grandes están comprando a medianas y chicas; en el último tiempo se han ido concentrando. Ahora el pobre enólogo se hace cargo de todos esos vinos. Y vemos a aquellos que tienen una trayectoria que quieren hacer sus cosas y otros que tenían mucha trayectoria que han salido de sus trabajos. Eso hace pensar, que  hay que tener un Plan B. Entonces como enólogo vas a querer hacer lo que sabes. No sabes ser empresario. Lo he conversado con mucha gente y todo el proceso no es hacer Coca-Cola y exportar. Hay miles de cosas que nunca terminas de aprender que son súper importantes. Puedes cometer errores que cuestan mucho dinero. Las viñas grandes tienen áreas enteras dedicadas a manejar temas legales, de exportación, pero acá uno está solo y pasan cosas que ni se te ocurren. Por errores, por ejemplo, debes re-etiquetar tus vinos, y eso para un chico es muy difícil.

Marianne Schwaderer está a cargo entre otras cosas del diseño de las etiquetas de Schwaderer Wines. Para ello, tiene un portafolio de artistas plásticos con los que trabaja por proyecto. El resultado es simplemente genial.

¿Arrepentida de ese camino?

No, para nada. Además de que trabajar con tareas compartidas con mi hermana ha sido maravilloso. Nos hemos acercado mucho, aprendido a dialogar, a tener paciencia; a no sólo ser hermanas, sino socias… a estar estresadas y estar agotadas…

Te escucho y me agoto, porque además sumo que eres mamá y socia de Al Fierro, una tienda de vinos y productos gourmet en Curicó…

Tengo tres hijas, tres perros, y voy a ProWein la próxima semana. Vengo de inscribir los perros con sus vacunas, una cantidad de papeles… La pobre tienda la tengo un poco abandonada, por suerte la Ina (Carolina Fernández su socia también enóloga) le da más tiempo. Pero tenemos un administrador que está viendo el día a día.

¿Vas a ProWein por primera vez con tu proyecto Schwaderer?

Sí, vamos con Marianne solas, en un stand en el pabellón de Wines of Chile. Donde van también los más chicos que no son Movi. Tenemos precio especial porque nuestro stand es súper chico. Fuera no hubiera podría estar. Conviene más, porque llegas y está todo listo. El 2015 fuimos como García+Schwaderer como parte de Movi… Fue un dolor grande dejar los vinos y dejar Movi… Pero volviendo a ProWein ha sido duro porque no tenemos apoyo de ProChile, pagamos todo con nuestro bolsillo, pero no hubo caso, no nos ayudaron con los contactos de importadores. Me hicieron el link para que me dieran los datos pero al final, por protocolo, nos dijeron que necesitaban seis meses para que ellos mismos organizaran las reuniones. Invertimos mucho, tenemos buenos vinos, pero no, no hubo apoyo. Al final compramos una base de datos. Yo no quiero hablar mal de ProChile pero que no haya una preocupación más allá para apoyar a los chicos… Esta es la oportunidad que tengo; estoy pagando un stand. Vamos a tener que cruzar los dedos para que alguien llegue. Sé que con buena energía las cosas llegan, pero no es la manera.

«Sí creo que dentro de una empresa cuando un enólogo es apasionado, aunque sean volúmenes pequeños, debe dársele la oportunidad de crear.»

¿Como enóloga de una viña hubieras podido emprender como lo has hecho?

Me hubiera encantado, pero no siempre existe la posibilidad. No sólo porque no te dan permiso, sino porque hay que dedicarle mucho tiempo a hacer tantos vinos como estoy haciendo hoy. Pero sí creo que dentro de una empresa cuando un enólogo es apasionado, aunque sean volúmenes pequeños, debe dársele la oportunidad de crear. O abrirle la bodega para que pueda llevar sus uvas. Cualquier persona en su área mientras esté desarrollada va a trabajar mejor. Y por otro lado, hacer cualquier cosa distinta te va a hacer crecer. Las bodegas que han hecho líneas especiales, que han dejado que sus enólogos hagan vinos más interesantes han tenido buenos resultados. Pienso en la línea TH de Undurraga o OuterLimits de Montes. Son vinos que me dan ganas de probar… Aunque no hay que desmerecer su trabajo en general más allá de la innovación.

¿Te sientes más libre de decir lo que quieras ahora, siendo independiente?

Siempre hay que tener cuidado, pero no por miedo sino por cortesía, porque a pesar de que uno puede criticar a las grandes viñas, hay un trabajo humano detrás. Yo trabajé en una viña grande y sé que tiene mucho mérito hacer vino a gran escala también. No es fácil. Toda esta industria es difícil.

«Siempre está esa sensación de que la mujer por ambos lados  pierde algo. Cuando en realidad damos lo mejor en ambos lados.»

…Y para una mujer?

Es difícil, pero debo decir que yo no me sentí discriminada por tener hijos, por ejemplo. Pero sí siento que todavía a nosotras nos cuesta compatibilizar el trabajo con la maternidad, lo digo como género. Porque hay un sufrimiento no expresado detrás de la mujer que trabaja, porque queremos hacer bien nuestro trabajo y queremos ser buenas madres. Y uno siente que se te exige más o no se te valoran igual. Por otro lado en la casa, mis niñas me ven que trabajo mucho  y me reclaman: estás todo el día trabajando me dicen. Siempre está esa sensación de que la mujer por ambos lados pierde algo. Cuando en realidad damos lo mejor en ambos lados.

Y además ser mujer, debes ser pareja…

Sí, lo que también es importante, pero no tanto tal vez con ser mujer para ti misma. Saber quién eres tú, qué te gusta a ti. Al final dedicamos mitad del tiempo al trabajo y a la casa, y uno queda como invisible. Hasta que de alguna manera las dos partes se tranquilizan, aunque no me pasa todavía, todavía estoy full pega y full crianza. Pero a lo mejor, ojalá, me va a pasar. Yo no tengo el tiempo para ir al gimnasio, por ejemplo, aunque me encanta el deporte… A diferencia, pienso, de los hombres que sí lo hacen y sin culpa. Ellos trabajan hasta la hora del queso y les da lo mismo. Aunque ojo, no quiero generalizar tampoco.

Paciencia. Sé que la paz, la luz al final del túnel llega, me lo han contado varias mujeres enólogas que ya están retiradas…

Me queda un buen rato aún dentro del túnel, dice Connie riendo.

Ves diferencias contigo y la generación de pioneras que ya va en retirada …

No las veo diferentes, mi generación y la otras anteriores fuimos de mucho esfuerzo, de demostrar que podíamos ser buenas enólogas y madres.

«La nueva generación no es de los cabros que van a sacarse la mugre en la vendimia, no van a lavar cubas, o barrer el piso. Te dicen no, yo quiero hacer vino.»

¿Y cómo ves la nueva, la generación de los millenials?

No los quiero pelar, pero siento que son menos aperrados, o con menos miedos que nosotros. Se dan el tiempo para buscar qué quieren hacer. Mi generación como que no podía no salir de la U y no tener trabajo. Aceptabas lo que fuera; no ibas a elegir. No decías voy a seguir viviendo de mis papás. Ahora te dicen: no me interesa o  voy a postular a un proyecto. Decir o hacer eso no se nos pasaba ni por la cabeza. La nueva generación no es de los cabros que van a sacarse la mugre en la vendimia, no van a lavar cubas, o barrer el piso. Te dicen: no, yo quiero hacer vino. Nosotros hacíamos de todo, no esperamos llegar a ser jefes, estábamos dispuestos a sacarnos la mugre y así tenía que ser porque teníamos que aprender de alguien. He visto cabros más jóvenes que quieren hacer sus propias mezclas llegando a una bodega, al tiro. Todo lo que nos constó a nuestra generación sacar un vino propio, el miedo además a hacerlo…

¿Hacia dónde vamos, o hacia dónde vas tú?

Yo creo que lo que está pasando es bueno. La gente se atreve, y están pasando muchas cosas, no sólo en el vino, en la cerveza, en la sidra… incluso puede que yo misma haga una sidra, porque mi pololo viene del sur, es chilote, y me va a mandar las manzanas…

Constanza me cuenta que su nueva pareja es Max Weinlaub, enólogo de Viña Maipo, marca de Concha y Toro, y que pronto se irán a vivir juntos a una casa más grande en Curicó, con más jardín, con huerta…

Estoy feliz en realidad porque yo soy más de campo, me encanta llevar a las niñas al colegio y que haya una yegua con su potrillo en la esquina, que vayan a las canchas de deporte y al lado haya vacas, chanchos…

Suena volver a la esencia, a la razón por la cual alguien estudiaría agronomía en primer lugar… 

Sí, es por lo que estudié agronomía. No me imaginaba en una oficina con tacos, y de hecho, estoy feliz afuera, aunque me encanta Santiago y su vida nocturna. Por otro lado siento que los niños crecen más lento aquí, no quiere decir que no pasen las mismas etapas, pero sí que están más contenidos. Y eso es bueno porque te das cuenta que son tan pocos los años que tienen de niños. Yo llevo tanto tiempo de adulta, a los 18 ya vivía sola y  tenía que ser responsable de mi misma. Mirando hacia adelante, agrega, estoy feliz con los desafíos y súper motivada. Más que ser independiente, esta etapa me ha dado la oportunidad de apoyar a otras personas. Hay hartas cosas que sé y por las que me buscan sin darme cuenta. Y eso es muy gratificante.

Para compra directa de Schwaderer Wines visita su página web www.schwadererwines.com

 

 

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3 comentarios

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