CONFESIONES DE UNA UVA SIN FAMA, ¡POR AHORA!

José Pablo Martin presentó las nuevas añadas de los vinos que llevan su nombre y apellido, incluyendo tres versiones de la cepa Pedro Jiménez, la criolla más popular en Chile.
[Luces tenues. En el escenario, una silla alta de bar, una mesita con una copa de vino y una lámpara cálida que crea una atmósfera íntima. Entra PEDRO JIMÉNEZ con un vestuario hípster: pantalones verdes, gillete en el tono, zapatos café y lentes onderos, sombrero o algo con estilo antiguo. Se nota que viene a robarse el show.]
Así describe el guión el ambiente en que debe hacer su aparición PEDRO JIMÉNEZ (con voz seductora, casi de bolero) durante la presentación de las nuevas cosechas de José Pablo Martin: el enólogo que une bajo el concepto de Norte Verde los vinos de dos valles vitivinícolas ( Huasco, en la Región de Atacama, y Limarí, en la región de Coquimbo) unidos por su vecindad sí, y además la cercanía a la fría costa del Pacífico. Y lo más importante, unidos por los mismos suelos calcáreos, tan antiguos como la Cordillera de los Andes, tan únicos dentro de la vitivinicultura de este largo y estrecho Chile.
Y es que si hoy la tónica es para vender vinos es tener un buen storytelling, el equipo de comunicaciones formado por Claudia Maluenda (Caya Macana) y Carolina Sterne, para esta, la primera presentación formal en solitario de José Pablo Martin y sus vinos, se tomó muy en serio el reto.
No contento con el éxito que han tenido sus excepcionales Mai Chardonnay, De Tiza Pinot Noir y De Cal Garnacha del Huasco Costero, zona que él mismo describe como un desierto frío; José Pablo Martin le pidió a Caya Macana (la ilustradora que todo personifica) darle a la cepa Pedro Jiménez la oportunidad de brillar en la presentación; como él ya lo estaba haciendo al elaborar tres versiones diferentes para su portafolio de vinos.
Si recordamos, años atrás, lo mismo hizo Louis Antoine Luyt con el entonces olvidado País del secano. O Marcelo Retamal, con la Cargadora o Cinsault de Guarilihue.
El impulso esta vez fue que la Pedro Jiménez, tan discutida porque que si es con J, con G o con X, la que fue finalmente identificada gracias a un estudio genético realizado en 2014. Para así, poco a poco, tal como solicitaron sus autores, dentro del territorio del Pisco chileno (donde suma más de 4.000 hectáreas de viñedos) se limpiara su nombre de dudas, partiendo por la actualización del listado de variedades pisqueras según Decreto 521.
Damas… caballeros… curiosos del vino y de la vida… (Se quita los lentes con dramatismo)
…Les presento a la leyenda que no sabían que necesitaban: ¡yo!
Pedro Jiménez, para servirles. Aunque entre nos… pueden decirme PJ.
O Pedrito, si me hablan bonito… o como me decía mi abuela “La uva más dulce del viñedo”
Ustedes me ven muy europeo, pero soy de sangre latina.
Sí, soy Chileno o Criollo, aunque mis orígenes sean europeos, soy nieto de Don Listán Prieto y Doña Moscatel de Italia.
Dicen por ahí que mi abuelo fue un poquito papito corazón, porque tengo tíos y primos por Argentina, Perú, Bolivia y quizás donde más. Por eso mi frescura.
El cuento de la abejita que pone la semillita de flor en flor, en mi caso sí es cierto, porque así nací yo.
Pedro Jiménez con J porque hay otro con X que es “Ajerezado”.
Porque escúchenme bien: no soy cualquier uva. Yo soy el rey de la versatilidad. Me secan al sol como si fuera hermano de Luis Miguel, me exprimen como Servicio de Impuestos Internos a las pymes… Y de ahí… cuando salgo de este spa natural, me prensan con cariño, aunque un poco demasiado fuerte no les voy a mentir.
Soy un muy buen partido, soy muy productivo, muy resistente. Y, tengo toda la mística de mi Norte Verde querido.
Cómo buen chileno, soy de padres piscoleros, pero después de una constelación vinícola, con mi gran guía espiritual JP Martin, me pude liberar y ser lo que quiero ser.
Una vez un influencer me preguntó: «¿pero tú no eras Pisco?» Y yo le dije: «¡Estimado, lo soy, y mucho más!»
Vino tranquilo, un pet nat o incluso un vermut.
Así mismo empezó la degustación en La Mesa, con un Pet Nat y un blanco tranquilo, ambos de Pedro Jiménez, después de que JP Martin con micrófono a lo Ricky Martin hiciera un recuento de su camino junto al vino en el Norte Verde, donde llegó al dejar Viña Chocalán en el valle del Maipo. Su primera casa aquí, sería Viña Casa Tamaya, donde primero se atrevió a hacer Chardonnay de sus suelos calcáreos, y también Pisco, siguiendo el recuerdo del saber hacer de su abuelo paterno (familia dueña del legendario Pisco Tres Cruces). Fue para hacer Pisco que comenzó a destilar la uva más popular del lugar. Sí, PJ. Con el tiempo Casa Tamaya quebró, y también se quebró por dentro la seguridad de JP. Aún así, con la viña en nuevas manos y nuevos vinos masivos, comenzó a jugar y hacer sus primeros vinos personales. Al mismo espacio, llegaría antes de la quiebra el Colectivo Mutante, grupo de amigos que querían hacer vinos para beber, y entre sus propios experimentos, dirigidos por el enólogo francés Cedric Nicole, JP descubrió el potencial de la Pedro Jiménez para ser tan versátil como su hacedor quisiera que fuera.
Ya con sus vinos de Limarí (Carmenere y Syrah), bajo la línea Rumay, y los vinos de Huasco Costa (nacidos de su amistad con Daniel Llorente y la Viña Buena Esperanza) sacando portadas y altos puntajes, JP decidió que era el momento de darle la oportunidad.
Comenzó con un vino blanco tranquilo Rumay, primero 100% vinificado en acero, en la cosecha 2023. Luego, la que degustamos y que aún no sale al mercado, 2024 (mitad guarda en acero y mitad en barricas). Entre medio, pensó e hizo un espumante método ancestral o un pet nat (sin licor de tiraje ni degüelle). El primer intento salió genial. Así es que 2025 repitió y pronto habrá más. El mismo vino base de los anteriores, con Pedro Jiménez, lo destiló y lo guardó para hacer un vermut aromatizado con enebro, el botánico infiltrado, y sumó otras hierbas y cítricos del lugar. El dulzor se lo dio, ¿cómo no? con el mismo mosto fresco de PJ. Su segunda versión ya está casi lista en la bodega. Por cierto, la misma bodega que una día fue Casa Tamaya.
Las uvas de sus Pedro Jiménez vienen del Limarí, son de viñedos ya con años, más de 25, con peligro de ser arrancados por no ser ya tan fértiles, y plantados sobre suelos calcáreos que también dan naturalmente rendimientos más bajos. «Yo trabajo con viñedos costeros de Cerrillos de Tamaya, a 30 kilómetros del mar. Por eso lo fresco de los vinos. Hay tanto viñedo de Pedro Jiménez plantado antiguo, que creo sería loco plantar más. Lo que quiero es darle valor a los que están y a la gente que lo tiene solo como uva para Piscos», confesó el mismo JP Martin a WiP.cl.
¡Versatilidad, papá! ¡Multitask!
Solo Pisco!!! Qué va!!!
¡Yo soy un vino de culto!
¡Una experiencia espiritual!
Soy fresco, cítrico, con buen volumen que los lleva de lo profundo a lo profano.
Un excelente compañero.
¡¿Qué otra uva puede decir eso?!
¿Sauvignon Blanc?
Un señor muy fino una vez me dijo:
“Pedro, tú no eres vino, tú eres poesía embotellada”.
Y yo le dije: No querido. Yo soy la inspiración.”
¡Salud, queridos! ¡Y que la vida, como yo, les sepa siempre un poquito a éxito y a gloria.
(Guión y actor EnzoGnecco)
Esta, la primera gran noche de JP & PJ se cerró con una degustación de cócteles preparados en base al vermut del Norte Verde y un maridaje de los vinos junto a la gastronomía del mismo territorio a cuatro manos: las del dueño de casa Álvaro Romero y de Juan José Julia, dueño de la Fuente Toscana en Ovalle, destino gastronómico obligado, por cierto, para quien vaya a Limarí. Un cierre redondito para un encuentro sin cuentos y un storytelling del bueno.
Precios Vinos JPMartin
• De Mai Chardonnay Huasco $35.900
• De Tiza Pinot Noir Huasco $35.900
• De Cal Garnacha Huasco $35.900
• Rumay Syrah Limarí $22.000
• Rumay Carmenere Limarí $22.490
• Rumay Pedro Jiménez Limarí $13.990
• Pet Nat $14.000
• Vermut $28.000
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