ESPUMANTES PARA RECIBIR EL NUEVO AÑO

Publicado el 30 diciembre 2019 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Elegimos 3 grandes etiquetas chilenas para descorchar. La que pocos conocen pero todos deberían, la que celebra más de 100 años de su propia historia y la que acaba de llegar con acento francés.

Como todo fin de año aparece ese deseo de pasar la página y volver a comenzar con nuevos sueños, nuevos retos, nuevos aires. Y de la misma manera nos llega sin distingo esa necesidad o linda costumbre de descorchar un espumante que selle ese pacto que invita a reunirnos a su alrededor.

En estos tiempos, cuando la despedida de un año difícil toma un significado más profundo que nunca, bien podríamos también celebrar con cualquier etiqueta de espumantes, económica, como el nuevo Moscato Unique de Viña Mar ($6.390), un espumante muy simple y muy dulce, elaborado con Moscatel de Alejandría del Valle del Elqui. Con notas a jugo de naranja en nariz y boca. Ideal para el descorche junto con los postres de frutas cítricas, o la cuenta regresiva a las 12 de la noche al ritmo que marcan las 12 uvas.

Pero si podemos invertir más y darnos el gusto de llenar las copas para una bienvenida más pausada y reflexiva, aquí les recomendamos tres imperdibles que quisiéramos tener ya mismo en nuestras copas.

LA JOYITA DE AQUITANIA. BRUT NATURE DE MALLECO ($24.990 en tiendas El Mundo del Vino, la Vinoteca y Santiago Wine Club). Desde que probamos su primera versión, la 2012, este espumante nos fascinó. Y desde entonces, creemos que es el espumante mejor relación precio/calidad de Chile, el que lamentablemente muy pocos conocen. Ok, con razón. Porque Aquitania, su bodega, es sin duda mucho más conocida por su Cabernet Lázuli del Maipo o por su Chardonnay de Malleco. Lo que pocos saben es que uno de sus socios, Ghislain de Montgolfier, trabajó por muchos años en Bollinger, la casa de espumantes del Agente 007. Y por eso, algo muy raro de ver en Chile, este Brut Nature se guarda en barricas de madera. Me explico: El vino, que es 50% Chardonnay y 50% Pinot Noir, ambas uvas del valle de Malleco, se fermenta primero en unas barricas grandes de roble francés, de 400 litros, y de tercer uso; para que el aporte de la madera no sea intenso pero sí el vino gane volumen en boca. Luego, como todo espumante método tradicional, se embotella con su dosis de levadura y azúcar (licor de tiraje) para inducir la segunda fermentación en la misma botella y se guarda sobre levaduras muertas (lías) hasta octubre del 2019, cuando se hizo su degüelle.

La cosecha actual de este espumante llamado Sol de Sol (como todos los vinos de Aquitania que vienen de Malleco, Valle de Traiguén) es 2017 (aunque no sale en la etiqueta) y está en el mercado desde hace unas semanas. Su gracia es la frescura justamente de las uvas del Sur de Chile y a la vez la complejidad que le da la fermentación en madera primero y la guarda en botella después. Lo más cercano a un espumante de Champaña con sus notas a bizcocho y frutas cítricas austeras a la vez. Seco seco, gracias a su estilo Brut Nature (sin azúcar añadida en su licor de expedición), es más vinoso que picante en su paso por el paladar, gracias a sus burbujas pequeñas, muy suaves. Para acompañar mariscos de sabor suave a la plancha o pochados, con salsas muy suaves y equilibradas. Un datito más, de él, hay sólo 1.754 botellas.

 

LA EDICIÓN CENTENARIO DE VALDIVIESO. CENTENARIO BRUT ($31.900 en tiendas El Mundo del Vino). No son 100 años, sino 140 los de la viña que elabora espumantes más antigua de Chile. Para celebrar su fundación en 1879, pensaron hace tiempo una edición de aniversario. El vino bajo el nombre Centenario (más fácil y marketero que 140 aniversario) con una preciosa botella especial, se empezó a pensar hace 7 años al menos. Y parte de ese trabajo fue traer la botella a Chile desde Francia, con mucha anticipación, para que el vino pasara una vez listo al menos 4 años sobre sus lías dentro de ellas. Luego, requirió seleccionar las mejores uvas, para que esa guarda fuera sólo como un paseo corto a través del tiempo.

Brett Jackson, su enólogo, quien lo guardó en barricas de madera, nos contó que las uvas provienen de un viñedo plantado en la ribera del río Biobío, donde un suelo aluvial permite que las uvas de Chardonnay tengan concentración y muy rica acidez. Y como el vino es 100% Chardonnay lleva el nombre Blanc de Blancs. Eso sí, una pequeña corrección, debería ser Blanc de Blanc, pues la cepa blanca es solo una. El pequeño error debe venir de la definición de Blanc de Noirs, utilizada para espumantes cuyas uvas son tintas (por lo general en Champaña Pinot Noir y Pinot Meunier juntas), dan un vino blanco.

Otra rareza es que este vino también se guardó en barricas usadas y una vez que el enólogo consideró que era suficiente el tiempo allí, lo guardó en sus botellas junto con el licor de tiraje por cuatro años. Lo que encanta del vino es que tiene aún mucha frescura, y su nariz es una delicia, llena de aromas cítricos frescos, con notas delicadas a zestes de naranja. Se trata de un espumante deliciosamente joven y chispeante, de acidez filosa, para acompañar entradas frescas, ojalá con vegetales crocantes y mariscos crudos.

 

ESTRENO INTERNACIONAL. TATIÉ BRUT, LIMARÍ ($19.990 en tiendas El Mundo del Vino). Se trata del primer espumante elaborado por Viña Tabalí en un joint venture con la casa de Champañas Thiénot; una casa que elabora además muy prestigiosos vinos en Burdeos. Por supuesto, al tener influencia francesa es método tradicional. Se lo tuvieron bien callado por mucho tiempo, pues una vez más fue un trabajo de largo aliento. El enólogo a cargo es Felipe Müller, elegido por cierto este año Mejor Enólogo de Chile por la Guía Descorchados. La particularidad de este espumante que tuvo 30 meses de contactos con sus lías y es mezcla de 60% Chardonnay y 40% Pinot Noir, es su origen en el Valle de Limarí. Para ser más precisos, sus viñedos están en la zona más costera del valle, en los pies del Parque Fray Jorge, conocido por sus neblinas y frescura (más propia de Valdivia, al Sur de Chile, que en el Norte). Dentro de este viñedo, a sólo 12 kilómetros del mar, sus uvas provienen de los cuarteles con más porcentaje de suelos calcáreos. De ahí, dicen su tremendo filo en boca y acidez. Digo «dicen» porque la verdad es que no lo he podido probar aún. En la Feria Vinos de Lujo era la oportunidad, pero las 24 botellas que llevaron, ya se habían acabado al llegar. Éxito total, sin duda; y a su precio, seguro se convertirá en otro excelente relación precio/calidad. Con qué acompañar, ustedes me dirán. Si no lo saben y no se quieren arriesgar que sea para brindar con toda seguridad por un gran 2020.

 

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