SANTA ESTÁS AHÍ… O TE FUISTE POR UNA COPA DE VINO

Publicado el 22 diciembre 2017 Por Mariana Martinez @mymentrecopas

Como buen ejercicio que es, nuestra editora repasa en una carta a el Viejito Pascuero todo lo que avanzamos este año y lo que aún nos falta para que el vino sea considerado en Chile alimento y cultura.

Querido Santa:

Vaya año que nos mandaste. Que emoción saber que se va y nos deja más sabios y más fuertes. Que emoción darse cuenta que lo que no te mata te fortalece. Porque por estas fechas, como cada año, miramos hacia atrás para recordar que pasó, como un ejercicio obligado para darnos cuenta que a fin de cuentas no todo fue tan malo y cada cosa tuvo una razón de ser.

Lo primero que veo  es que gracias a los terribles incendios de inicio del año los pequeños productores estuvieron todo el año bajo la lupa  y foco de atención. Y ahora las forestales también lo estarán. Podemos decir que éste fue el año de los pequeños productores. Hasta Vinos de Chile los tuvo que poner en su mapa y hacer redes de contacto para saber quiénes los lideran y dónde están. Vemos que gracias a los pequeños, con foco en el patrimonio vitivinícola de Chile,  también estamos logrando atraer la atención de la crítica y sommeliers extranjeros, sobre los grandes y medianos.

Podemos decir que este año los pequeños productores, dueños de tierras y viejos viñedos, tuvieron su propio concurso y hasta  viajaron a Colombia y Europa con la ayuda de ProChile, muchos de ellos por primera vez a mostrar sus vinos. Emociona verlos crecer y saber que ya hay una preocupación especial, más allá de hacer vinos naturales (con la menor intervención posible del hombre y productos químicos), por hacer buenos vinos, vinos  sin defectos. Emociona recordar que este año nació el Centro de Extensión Vitivinícola del Sur y  renació la Denominación de Origen para los vinos Asoleados.

¿Está todo hecho? Claro que no. Necesitamos que el nuevo Gobierno no pase excavadora con todo lo logrado con los pequeños productores y que le ponga  por el contrario más energía y recursos. Y junto con ello, necesitamos de más iniciativas sustentables en el tiempo.

Todavía necesitamos que quienes hacen vinos en Chile, ya sean grandes viñas, medianas, pequeñas y muy chicas, sepan degustar e identificar calidad, sí y no solo en los suyos, sino también en su competencia, directa e indirecta, dentro y fuera de Chile. Necesitamos que les importe con qué comida van a acompañar sus vinos en las mesas de los consumidores, más que obtener altos puntajes. Necesitamos que en sus propias casas suban el consumo de vino siempre junto con las comidas. Necesitamos que los adultos reemplazan las bebi’as por una copa de vino y los niños por agua, pura y simple agua.  Necesitamos que el vino sea considerado un alimento, por eso como cualquier alimento, no se debe beber en exceso.

Necesitamos que cada productor grande, mediano, pequeño y muy chico se acostumbre a beber nuestros tintos frescos y ayude a difundir esta sana costumbre, en su casa, en casa de amigos y por supuesto en restaurantes y  todas las ferias de vinos en que participen.

Necesitamos más vendedores apasionados  por el vino y formados, lo decíamos ayer en las redes sociales, a propósito de nuestro ranking de vinos más vendidos 21017. Los necesitamos en tiendas, en restaurantes y también al mando de nuevas distribuidoras. Necesitamos más tiendas de vinos lideradas y atendidas, por jóvenes apasionados por el vino. Necesitamos más tiendas Mundo Rural para Vinos Campesinos, mucho  más allá de Chillán; en la plaza de Armas de Santiago donde ya hay una pero sin patente de alcohol.  Pero, ojo, también necesitamos que el vino sea un negocio sustentable, que haya equilibrio entre el excel y el amor al arte. Necesitamos que el negocio sea mas ágil  y menos pesado en su estructura, porque esa será la fórmula empresarial del futuro.

Necesitamos que la Patente de Alcoholes para vender vinos de pequeños productores en tiendas gourmet, no sea tan complicada como la patente de botillerías. Necesitamos que no haya trabas para obtener Patente de Alcoholes a grandes, medianos o pequeños restaurantes para vender vinos junto con las comidas, porque el vino, lo dijimos, también es un alimento. Y por último necesitamos que el impuesto al vino (ILA + IVA) baje, y si no hay manera de que lo haga en supermercados, tiendas y restaurantes, entonces que baje al menos en la propia casa de quienes lo producen. Necesitamos  eliminar la venta en negro y a la vez estimular el enoturismo, una actividad económica a la que el Gobierno  este año le dio prioridad a través de Sernatur. Porque necesitamos que en nuestras viñas haya más turistas chilenos de visita que extranjeros; y eso debemos verlo como una prioridad que necesita un plan de acción desde el Gobierno, más allá de buenas intenciones.

Necesitamos que las campañas para promover el vino lleven el vino a la casa, a la comida del día a día; no que lo saquen de viaje a lugares extremos con chicos sacados de revistas. Necesitamos embajadores del vino chileno, no embajadores de marcas con copas llenas y platos vacíos.

Necesitamos que toda viña grande, mediana y pequeña de Chile, compre uvas a pequeños productores a precio justo y haga vinos de calidad a precio justo con ellas. Necesitamos que las viñas grandes sean responsables no solo con el medio ambiente, para sus reportes de Empresas B, sino con la gente que vive en sus ambientes. Necesitamos que motiven a sus hijos a querer la tierra y querer el campo, a querer el vino porque el vino es bueno, no porque el vino es alcoholismo y pobreza. Necesitamos que más enólogos tengan permiso para hacer vinos y entender el trabajo que significa venderlos. Necesitamos que el vino sea conversación y cultura; necesitamos que el vino sea progreso y orgullo. Y para que así sea, lo primero que necesitamos es que quien lo produzca  crea en ello.

¿Santa estas ahí… o te fuiste por una copa de vino?

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