DOS GENERACIONES, DOS PAÍSES, UNA CORDILLERA

Publicado el 24 mayo 2017 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

Asistimos en la Escuela de Sommeliers de Chile a inédita cata en nuestro país #likefatherlikeson. Los Aurelios Montes, padre e hijo, dirigieron un genial duelo entre sus vinos de Argentina y Chile. 

Salón de clases lleno ayer en la Escuela de Sommeliers de Chile, había buenas razones. Por primera vez los Aurelios Montes padre e hijo se reunían para dirigir una cata en nuestro país, con sus vinos producidos a ambos lados de la Cordillera de los Andes. Una cata llamada #likefatherlikeson que ya habían hecho en otros mercados varios de exportación, y que acá resultó un genial duelo: Chile  con sus veranos secos y soleados, defendido por el padre. Argentina, con lluvias impredecibles de verano y una luminosidad superior, defendida por junior (donde trabajó por varios años al mando de Kaikén (la bodega de Viña Montes en la región de Mendoza). Una cata que demás resultó ser un gran testimonio de cómo la pasión se hereda, tanto como el poder de comunicar con peras y manzanas sin dejar de entretener. Y como si eso ya fuera poco, en compañía de esas fotos viejas, improvisadas, sin retoques, sacadas del baúl de los recuerdos familiares. ¡Vaya tesoro!

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Todo comenzó con la foto del matrimonio de Aurelio Montes con Bernardita del Campo, seguida de una foto de su descendencia, 18 nietos hasta hoy. “ Sí, dijo Aurelio mientras sacaba risas, necesitamos que nos ayuden a vender vinos”.

Aurelio Junior es uno de sus cinco hijos (junto a Bernardita, Francisca, Pilar y Matías). Según contó su padre, para no forzarlo a ser enólogo, lo que nunca hizo pero siempre soñó que pasara, lo invitó a un viaje técnico al Valle de Napa, en Estados Unidos. Un viaje en el que el adolescente se paseó con su short nuevo sin saber que era realmente un calzoncillo. Al final del viaje, cuenta el padre, Aurelio Junior muy serio le dijo que Chile debía tomar el camino de hacer vinos de calidad, y dejar aun lado los vinos baratos. Roberto Mondavi (la leyenda de Napa), quien estaba cerca y escuchó la conversación, le recomendó seguir el consejo de su hijo. Viña Montes, fundada en 1987 busca hasta hoy, dijeron padre e hijo a unísono, la consistencia en calidad año tras año.

Aurelio Junior es parte del equipo de Viña Montes, entró a estudiar agronomía con la especialidad en enología, una carrera que define en la práctica como nada romántica y muy exigente. Luego estuvo varios años como enólogo en Viña Ventisquero, hasta que partió a Mendoza. Hoy comanda el equipo enológico de Chile.

La degustación partió por dos blancos, los mejores de ambos lados de la cordillera. Un Sauvignon Blanc Limited Selection 2016 de San Antonio, uno de nuestros favoritos en la degustación de esta cepa bajo los $6.000, con toda su expresión intensa a notas de maracuyá y ají verde, sumado a su divina acidez. Le hizo frente, sin esfuerzo alguno pienso, al Torrontés Kaikén de Salta, mismo año. Un vino que describió Junior como un cambio en la vinificación de esta cepa blanca emblema de Argentina, y que mostró un gran expresión aromática, con intensas notas a flores blancas, hierbas secas y membrillo, y una boca liviana, jugosa, fresca en la justa medida.

Seguimos con dos Cabernet Sauvignon 2014, el Montes Alpha y Kaikén Ultra (ambos cerca de los $13.400). El primero de espalderas de Colchagua, el segundo de un viejo parronal de Vistaflores, Luján de Cuyo. El primero, a pesar de un trabajo con las pieles y taninos mucho más suave, igual de intenso en boca  que el segundo, aunque más fresco en sus frutas negras y jugoso.

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Para el momento de la innovación -una constante en Viña Montes-  Aurelio padre presentó Outer Limits Wild Slopes 2015 ($22.000), de las intricadas laderas de Apalta, mezcla de Carignan (50%), Grenache (30%) y Mourvedre (20%). Un tinto liviano, muy suave en boca, muy fácil de beber. Junior presentó Kaikén Obertura, un Cabernet Franc 2014 ($30.000) que hizo aun en contra de su padre, por no ser en el momento de su invento una cepa tan comercial. El vino es negro, profundo, intenso, de taninos muy firmes, fiel reflejo de los nuevos  y atractivos Cabernet Franc de Mendoza.

Subiendo a las grandes  ligas llegamos hasta Montes M 2012  y Kaiken Mai 2013 (ambos cerca de los $110.000). El primero mezcla de Cabernet  Sauvignon (80%), Cabernet Franc (10%), Merlot (5%) y  Petit Verdort (5%), uno de los vinos más suaves y elegantes que he probado de este ícono, una delicia. Un gran contraste sin dudas con el Malbec de Vistalba que es  una explosión de fruta negra, intenso, jugoso, largo, profundo, en la dirección opuesta: fantástico.

Para cerrar, sin competencia alguna, el mayor tesoro de la casa de este lado de la cordillera, un Cabernet Sauvignon 2010 de Marchigüe, el que proviene de un suelo muy especial, con la justa cantidad de arcilla y piedras aluviales, ya que una vez, hace miles de años, fue un glaciar. Nada más y nada menos hablamos de Taita ($230.000), el cual tuvo cerca de dos años en barricas francesas, y cuatro años de guarda en botella en la bodega antes de salir al mercado. Un vino negro, intenso, de taninos sumamente firmes y suaves a la vez, tributo a Douglas Murray, fundador de Montes junto a Alfredo Vidaurre, y Aurelio Padre. Un vino que promete seguir creciendo, pues sus parras tienen apenas siete años, y son manejadas ya prácticamente como dry farming, claro que sí, pensando en las generaciones próximas de padres e hijos de Montes. 

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2 comentarios

  1. […]  Además supimos de la instalación de una bodega española con camas y petacas en el valle de Cachapoal, y asistimos una degustación nunca antes hecha  por estas latitudes, una que nos dejó un rico sabor junto a los Aurelios Montes padre e hijo. […]

  2. felicitaciones, no es motivo con tantas estrellas que deban cambiar la fisionomia de los cerros del secano,aunque las paltas tambien son rentables,ayuden a superar los problemas de erosion y no cultiven en suelos Clase VI y VII, Salud

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