VIÑA LA SIRCA, EL LUJO INVISIBLE

Cristina Rivas nos lleva hasta Colchagua a una viña boutique de veras. Con vinos que seducen y una atmosfera de ensueño, para descansar y desconectar.
¿Sabes cuando estas mirando a un punto fijo y no sabes si es realidad o un sueño? En la Viña La Sirca ocurre esa magia. “La Sirca”, nombre quechua que significa venas, simboliza la conexión esencial entre la tierra, la vid y el vino, evocando el flujo vital de la vida.
La Sirca, es una viña íntima, boutique (en el estricto significado de la palabra). Suena a chica, pero es gigante la invitación que te hace a bajar el ritmo. Está ubicada en el sector de Santa Ana, en una zona poco transitada de Colchagua Poniente -lejos del bullicio, cerca de lo esencial-, a tan solo 40 kilómetros en línea recta el mar. Hacia donde mires, es una forma de meditar.
Desde que se cruza el portón, el paisaje se expande. De hecho, aprovecho de informarles que deben llamar previamente para avisar que vas. Ahí se abre el pasadizo secreto, un tapiz de caminos de tierra suave y cielos abiertos… Aquí no hay necesidad de filtros: cada rincón está hecho para la contemplación, como el paraíso mismo.
La terraza principal y la bodega se ven desde lo lejos—ese espacio donde ocurren las catas, los almuerzos, los sunsets— espacios pensados para que pueda apreciarse todo, desde el atardecer al amanecer, porque en esta viña no hay prisa… solo ganas de quedarse toda la vida.
Y es que en La Sirca se lucen con el hospedaje. No se trata de lujo ostentoso, sino de poder dormir bien, comer rico, mirar sin interrupciones. He ahí las Wine Cabins, que no son cabañas cualesquiera, son refugios de madera y luz, diseñados para integrarse con el entorno, con dos dormitorios, baño amplio, cocina equipada, comedor, living y vistas que entran por las ventanas como si fueran parte de un cuadro. No es solo dormir: es habitar el paisaje. El desayuno americano, contundente, te lo llevan directo a la puerta, con sonrisa de oreja a oreja y un saludo de buenos días que anima a cualquiera.
Cuentan con un tranque, —pieza clave para el riego de los viñedos— que también es un espejo encantado del entorno. Se refleja todo, los árboles, el cielo, las parras… y por un instante, de verdad, cuesta distinguir si lo que se ve es real o parte de una ilusión. Solo falta pestañear dos veces para comprobar que sí, está pasando, es tan lindo todo como el reel.
Además, tienen un gimnasio al aire libre con vistas al tranque que de lejos parece un lago encantado, las tablas de kayak a libre disposición, solo precaución, porque puedes hacer sup yoga al amanecer, o disfrutar de un picnic en cualquier espacio del pasto… Todo está pensado para reconectar con lo esencial. Y sí, si necesitas trabajar, puedes hacerlo. Cada cabaña tiene conexión Starlink.
Aquí el descanso no es sinónimo de desconexión total, sino de balance.
Ahora, ¿te imaginas salir de la cama directo a un hot tub, con una copa de espumante y el cielo aún pastel? Puedes hacerlo, el hot tub está incluido en tu hospedaje, así como una botella de Ojo en Tinto, uno de mis vinos favoritos de la bodega.
En La Sirca puedes montar a caballo por senderos internos, subirte a una carroza como en los viejos tiempos, o simplemente sentarte junto al fuego en una noche fría con una copa de tinto y marshmallows. También tienes la libertar de organizar eventos, de hecho, para este invierno 2025 tienen programado un almuerzo maridaje, una noche de pizzas y vinos, así como asados para las Fiestas Patrias. Toda la info pronto en su cuenta en Instagram. Ahora, si deseas, celebrar distinto tu cumpleaños, alguna boda íntima o eventos corporativos, es aquí. Todo es posible, y todo respira ese de sencillez y elegancia a la vez que lo hace inolvidable.
Enoturismo a escala humana
El alma de La Sirca está en su gente. Nada de circuitos prefabricados ni recorridos multitudinarios. Todo aquí es íntimo, a medida, con atención cálida.
Las catas —WASI, KOKON y SIRCA— no son solo degustaciones de sus vinos, son conversaciones incluso con su enólogo, lo cual lo hace mucho más cercano todo. Los vinos de La Sirca tienen algo que los distingue: no intentan impresionar, pero lo logran. Cada vino es fruto de un proceso meticuloso, donde la uva se cosecha a mano y se vinifica en pequeños volúmenes. Luego reposa en barricas de roble francés y americano, en una bodega decorada con murales de colores vivos, que le dan un alma al lugar. Chardonnay, Carmenere, Cabernet Sauvignon… son varietales que aquí encuentran una expresión honesta:
– Kokon Chardonnay: elegancia y mineralidad.
– Wasi (línea Cabernet y Carmenere): frescura y expresión frutal.
– Ojo en Tinto (Carmenere / Cabernet Sauvignon) sedoso y elegante.
– Blend La Sirca (Base Cabernet, 21% de Carmenere y 5% de Petit Verdot), su vino ícono, combina estructura, fruta madura y notas de tabaco; un ensamblaje exclusivo de solo 3.000 botellas.
La Sirca no fabrica experiencias, las cultiva, sobre todo con el cariño de quienes trabajan en ella. En lo personal, tuve la dicha de degustar con el mismísimo Alex Vera, quien lidera hace más de un año la enología y gestión de La Sirca. Con experiencia en mercados como EE.UU., Inglaterra y China, trabajó en Viña San Pedro Tarapacá elaborando vinos ancla como 1865 y Cabo de Hornos. Pero sobre todo con una paz que encanta, pausado y didáctico, formas de enseñar mejor. Ignacio Carter también presente, está a cargo del área comercial y de las operaciones enoturísticas, siendo también el responsable de proyectar y transmitir la esencia de La Sirca a nivel nacional, y a quien siempre verás del timbo a tambo sin parar. Los acompaña Marco Puyó como asesor, aportando su enfoque artesanal y visión internacional para asegurar la autenticidad y calidad en cada botella.
¿Qué viene ahora en La Sirca? Puras buenas nuevas. Actualmente La Sirca se encuentra en plena expansión. Parte de esta etapa contempla una nueva bodega destinada a ofrecer servicios personalizados de vinificación. Espacio diseñado para que pequeños productores y enólogos independientes puedan elaborar sus propios vinos, con acceso a instalaciones de alta gama y un laboratorio completamente equipado para análisis enológicos.
Algunos de los proyectos que ya forman parte de esta bodega colaborativa son Vinos Dagaz, Mujer Andina y Perolli, lo que confirma el creciente atractivo de La Sirca como plataforma creativa. Además, se están desarrollando en 36 parcelas dentro del terreno una combinación entre viñas y cabañas, con un plan maestro que incluye una casa club y nuevas experiencias enoturísticas. Un lugar donde quienes sueñan con tener su propia línea de vinos, podrán hacerlo realidad en origen.
Información práctica
- Ubicación: Santa Ana, Peralillo – Colchagua (a 2:30 hrs de Santiago y Valparaíso)
- Hospedaje: desde $220.000 CLP por noche (2 personas) / $280.000 CLP (4 personas)
- Picnic entre viñedos: $65.000 CLP (mínimo 2 personas)
- Degustaciones y tours: desde $40.000 CLP p/p
- Actividades: desde $5.000 CLP (carroza, cabalgatas, fogatas)
- Descuentos por más de 3 noches o arriendo total de 4 cabañas
Reserva por DM al Instagram: @lasircawines, o al correo comercial@lasirca.cl
Para más info www.lasirca.cl
¿Te quedaste con ganas de saber más?, ¿quién creó esta viña soñada?, ¿cuál fue el motor?
La Viña Sirca fue fundada en 2009 por la familia boliviana Étienne, liderada por Mauricio Étienne, empresario visionario con una amplia trayectoria en la industria forestal y de la construcción. Pero fue el amor por Billie Echeñique, su esposa, chilena, el motor que lo llevó a embarcarse en una nueva aventura en tierras vitivinícolas: plantar su propio viñedo y bodega, en un rincón poco explorado del Valle de Colchagua.
El primer paso fue plantar el viñedo de Cabernet Sauvignon. Luego, en 2013 sumó Carmenere, y en 2014 el Chardonnay. En 2020 construyó la bodega de fermentación, y un año después, la de guarda, diseñada estratégicamente dentro de una calicata natural: una excavación pensada para mantener condiciones ideales de temperatura y humedad de forma sustentable. Mauricio supervisa personalmente cada detalle: desde la arquitectura modular de las cabañas hasta los procesos de vinificación. Su enfoque meticuloso y pasión por crear algo único son palpables en cada rincón de La Sirca. Por eso insisto, el verdadero lujo que hay es la hospitalidad de esta gran familia.
Cristina Rivas Botero, Periodista Audiovisual. Diseñadora Gráfica. Formada como Sommelier en la Escuela de Sommeliers de Chile y en el Diplomado en Comunicación de Vinos de la Universidad Andrés Bello. Cofundadora de Wine On!, Feria Interactiva de Vinos en Chile. Creadora de Sobremesas, experiencia de maridaje diseñada para disfrutar de la buena compañía, despertar los sentidos y fomentar la buena conversa. Promotora del enoturismo en Chile y su cultura.
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