ANDREA JURE, LA MUJER ANDINA

Publicado el 19 marzo 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

En tiempos de cuarentena conversamos con la valiente hacedora de dos espumantes opuestos Levita y Ai! Pronto, promete, crecerá la familia.

Las plantas, los árboles, siempre fueron la pasión de Andrea Jure, pero primero debió estudiar enfermería-obstetricia por un año para complacer a su mamá; y aunque terminó con muy buenas notas volvió a dar la prueba de admisión para entrar a estudiar Agronomía. Andrea recuerda que entonces su madre le preguntaba en qué iba a trabajar como agrónoma si la familia ya no tenía campos.

Sus abuelos paternos nacieron en Siria, por el otro lado eran de Chépica y pequeños viñateros. Al momento de elegir la especialidad, ella tomó enología por esa posibilidad de ser más creativa. Si bien hizo muchas vendimias fuera y trabajó en bodegas en Chile (entre Selentia, Emiliana, Montes y en el proyecto Don Melchor de Concha y Toro), hacer su propio vino fue una necesidad natural.

Por años, antes de crear @MujerAndinaWines, Andrea estuvo relacionada con las ventas de insumos y vino a granel. Lo segundo, las ventas, es lo que más le gusta. «Eso sí viene de Siria, dice riendo… Me gusta la adrenalina de generar la venta, por eso duré tantos años como corredora de vinos en Vial y Cía y Vínicas «.

Era el año 2011, cuando se planteó junto a una amiga enóloga, hacer su primer espumante rosado Orgánico de Syrah. Lo llamaron Levita (porque las burbujas suben y te hacen Levitar), era y es hasta ahora método champenoise. Las uvas las compraban en Maipo y las vinificaban en una bodega de terceros. Ese primer vino fue cosecha 2012 y salió a la venta el 2014, el segundo Ai! (método charmat) a finales del 2014.

Andrea recuerda que sin quererlo, las cosas se fueron dando para que Mujer Andina quedara 100% en sus manos. “Fue un proceso largo, dice, pero ha dado sus frutos”. Entretanto decidió quedarse en casa para cuidar a su tercera hija recién nacida; su marido enfermó y lograron entrar al grupo MOVI. Era la tormenta perfecta: su proyecto ya no podía ser más un hobby. Andrea se puso un plazo: 2020. «Justo este año que ha sido súper difícil», dice en estos días, pero tiene fe y ganas para seguir adelante con todo; como siempre admirablemente lo ha hecho.

En enero hizo su primera exportación a Nueva York junto a otras viñas de MOVI y este año se volvió a ganar fondos de ProChile para salir a vender y promocionar el vino chileno junto a otros dos pequeños productores (Tringario y Nerkihue).

Hoy su socio minoritario es su papá, quien además por esas vueltas de la vida, hace más de 10 años compró un campo en Champa donde tiene naranjos y paltos. Andrea lo administra y vende sus frutas. En este lugar además, al lado de una antigua bodega, instaló un contenedor que será un espacio para exponer los pupitres donde hace el reposo de Levita y tendrá una sala de ventas -obvio- para Mujer Andina Wines y otros vinos de productores que le gustan. «Lo íbamos a inaugurar el 28 de marzo, pero como están las cosas se va a hacer después». Además, a su alrededor tiene un jardín de variedades con 14 hileras de viñedos. Las visitas serán previa reserva, a través de Red de enoturismo de MOVI.

Con su marido ya recuperado, disfrutando a sus hijos y 100% dedicada a Mujer Andina, «Andi» (como la llaman todos), ya se podrán imaginar, no para. En el verano la vimos recorriendo restaurantes y tiendas haciendo presentaciones de sus vinos. «La independencia te da alas pero menos lujos. No la cambiaría por nada del mundo, esta es la edad en que mis niños (entre 11 y 6 años) más me necesitan».

Este año Mujer Andina Wines hará estreno de vinos tranquilos, un Rosé y un tinto, «el infaltable en una mesa» -dice ella-. Por eso, ya tiene en barricas los tintos que necesita en su portafolio, pero aún no tiene claro si será una mezcla o dos monovarietales.

El vino base de Levita, 100% uva orgánica, sigue siendo Syrah, pero ya no es, desde 2018, de Maipo Entre Cordilleras, sino de Maipo Costa, y ya no es de parrón, sino de espaldera. Lo que, dice, aportará más concentración de sabor y más frescura. En el mismo campo de origen, Las Araucarias de Patricio Ulloa, además lo está vinificando.

Las uvas de Chardonnay y Pinot Noir para Ai! ($9.500) cuya etiqueta causa furor! siempre las ha comprado en Negrete, de allí su D.O. Biobío. Para hacerlo método charmat, renta el servicio a terceros con cubas isobáricas (resistentes al gas carbónico). Levita ($16.990), explica, tiene dos años en botella y se suele acabar entre medio, por eso nació Ai! «Aún tengo foco en lo pausado, pero hoy me importa bajar costos para poder competir mejor», explica Andrea.

Como es la lógica, Levita es más complejo, con más capas de aromas y con más cuerpo. Y Ai! es lo contrario, y este año viene definitivamente más fresco que nunca. ¿Quieren beberlos en casa? Tomen nota de sus ofertas con entrega a domicilio para estos días de cuarentena obligada (Caja 6 de Ai! x $40.000). Pedidos: +56998241579. Despacho gratis en Stgo.

 


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