Viña De Martino está en un gran momento. Obtuvo el mayor puntaje de Wine Advocate en abril recién pasado y su enólogo Marcelo Retamal fue destacado por su trayectoria. Pero su nueva generación de relevo quiere más, más para Chile, y nos están trayendo joyitas que no podemos dejar pasar.

Marco Antonio y Sebastián De Martino representan a la nueva  generación, la de relevo, que hoy está tomando el mando en las bodegas de vino fino en Chile. Es cierto que no son enólogos los hijos de Marco De Martino (quien junto a sus hermanos Piero y Remo eran la tercera generación a cargo de la viña). Pero sí, ambos, son grandes conocedores de los vinos y de los nuevos aires que hay detrás ellos. Y no solo si hablamos de vinos de Chile, donde han impulsado grandes cambios, como la compra de un campo en el Valle de Itata y la elaboración de vinos con cepas tradicionales, con nuevos estilos. Viajan al extranjero con frecuencia para abrir nuevos mercados, también a realizar giras técnicas junto a su equipo enológico, liderado por Marcelo Retamal y Eduardo Jordán. Fue viajando, conociendo, probando los vinos y la gastronomía de otros países como se les abrió la curiosidad por etiquetas producidas en grandes terroir del Viejo Mundo.

Marco, de hecho, está actualmente en la última fase (pre-tesis) para obtener el título de Master of Wine, por lo que el hambre por probar vinos extranjeros es infinita y urgente. Por todo eso decidieron convertirse además en importadores de vinos. Son vinos buscados como tesoros, de productores chicos que comparten la filosofía de producción en campo y bodega de ser lo más natural posible. Probamos con Sebastián y Marco Antonio algunas de sus tentaciones, pensadas en fanáticos y exploradores del  infinito mundo del vino. No son baratos, obviamente, pero sí, sin duda de la mejor relación precio para su gran calidad. Atentos porque #suscriptoresWip tendrán por este mes de mayo un 10% de descuento en precio de lista. Contacto directo (ver al final de la nota).

Probamos dos Champañas elaborados por pequeños productores (sin el prestigio de las grandes casas, cierto, pero de gran calidad); de estilos muy diversos, opuestos entre si inclusive. Ambos, como es la tradición local, con vinos de reserva (mezcla de diferentes cosechas), lo que busca darle consistencia a la calidad a pesar de las diferencias marcadas entre vendimias.

Larmandier-Bernier Champagme Longitud Primer Cru Extra Brut ($40.000). Este espumante blanco, elaborado a partir de Chardonnay (Blanc de Blanc) está elaborado con uvas (de producción orgánica) que provienen de viñedos ubicados en la Côte des Blancs (Vertus, Oger, Avize y Cramant), todos formando por su ubicación una línea en el meridiano 4to, de allí su nombre “Longitud”. El gran carácter mineral del vino, responde a la tiza que se encuentra muy cerca de la superficie. Un espumante con 60% de vinos del 2012, y el resto reservas de 2010 al 2004, vinificado en barricas y tanques de acero. Fiel reflejo del estilo más filoso y seco, bien mineral de Champaña, en contraposición con Jacquesson, en nuestra siguiente copa.

Jacquesson Champagne 739 Extra Brut  ($45.000).  Cada año el número de los vinos de este proyecto de pequeños productores cambia. #739 fue hecho con la cosecha 2011, la que dio según sus productores vinos finos y armónicos. La mezcla es la clásica de Champaña, 57% Chardonnay, 21% Pinot Noir y 22% Pinot Meunier, con un 31% de vinos reservados de diez años atrás. Las uvas provienen del Valle de la Marne, con la tiza a diferentes profundidades y en la Cote de Blancs, nuevamente más expuesta. El espumante de color amarillo dorado tiene un estilo oxidativo, producto de la guarda en barricas y toneles grandes de madera, con marcadas notas bizcocho y piña madura. De burbuja pequeña, muy cremoso en boca, muy largo y sabroso.

A continuación seguimos con vinos de Borgoña, todos cosecha 2014, un año que tuvo problemas de intensas lluvias, granizo y bajas temperaturas históricas antes del verano, especialmente en la Cote de Beaune. Lo que preocupó por la sanidad de las uvas según dicen todos los informes de cosecha, por lo que si bien se habla de productores perdiendo el 90% de su producción, también se habla, para suerte de otros de problemas sanitarios sólo sectorizados.

Domaine Bruno Clair Apelación de Origen Controlada (AOC) Marsannay  “Les Grasses Tétes” 2014 ($34.000). He aquí otro pequeño productor, muy respetado entre sus pares y expertos debido a un estilo purista desde sus inicios, alejado de las modas. Mezcla de 70% Pinot Noir y 30% de Pinot Meunier; mezcla de tensión y fruta roja jugosa en boca. De cuerpo medio, seco, bien seco, muy sabroso y largo en su final. Con nervio y buen potencial para guardar.

Domaine Denis Berthaut AOC Fixin Les Crais 2014 ($30.000). En la apelación Fixin opera esta esta bodega familiar cuyos viñedos dispersos por toda la región son de producción orgánica. Les Crais no es Primier Cru pero ofrece una gran complejidad. Se hicieron solo dos barricas el año 2014, una nueva y otra usada. El resultado es un Pinot de gran fuerza en boca, con fruta roja, leves notas terrosas y gran carácter mineral. Con una sensación licorosa y nerviosa a la vez que llena el paladar. Para guardar un largo tiempo más.

Tiempos de Jerez, pero no cualquiera. Pongan atención, si quieren probar dos realmente excepcionales.

Valdespino Sherry Fino Inocente Single Vineyard Macharudo Fino ($18.000).  Valdespino es una joyita de Jerez que hace las cosas como ya nadie suele hacer. Hay una complejidad en sus aromas y la fuerza de la boca que alucina. De seguro, tiene este Fino esa fuerza porque se fermentó en grandes barricas de madera, y no en tanques de acero. Además, tuvo en promedio diez años de guarda bajo el velo de flor. Insuperable precio/calidad aunque no lo parezca. (15°A)

Valdespino Sherry Tío Diego Amontillado ($18.000). Tío Diego en realidad podría ser el hermano mayor de Inocente, porque ambos provienen del mismo viñedo, Macharnudo. La diferencia es que el Tío, de un amarillo cobrizo mucho más intenso, después de diez años tuvo otro destino que la botella, es decir cinco años más de guarda en las viejas botas pero sin velo (oxidativo). Seco en boca, con notas claras de madera, pero también de dátiles secos. Un digestivo para beber con mucha calma.