En Viña Cousiño Macul fueron entronizados 3 nuevos miembros de la Cofradía del Mérito Vitivinícola: un enólogo, un corredor de graneles y un viñatero con casi 50 años de historias.

Hace 24 años que la Cofradía del Mérito Vinitivinícola se creó, de la mano de los enólogos Ruy Barbosa y Alejandro Hernández, para unir en un solo lugar a una elite de profesionales dedicados con su pasión a velar por el cuidado del vino chileno. De seguro es por sus fundadores que el grupo tiene ciertas reglas en favor de los enólogos. Como por ejemplo, solo puede ser presidida por uno de ellos, y sus Miembros de Número son los enólogos distinguidos cada año por sus pares de la ANIAE (Asociación de Agrónomos Enólogos de Chile) con el premio al Mérito Vitivinícola. Los demás invitados a participar son miembros honorarios, y entre ellos con mucho honor me encuentro desde pocos  años.

Fue justamente gracias a que el año pasado Marcelo Retamal recibió la distinción del Mérito Vitivinícola de ANIAE,  que este año fue entronizado en la Cofradía del Mérito Vitivinícola.  Y junto a él, en Viña Cousiño Macul, dos miembros honorarios más, Alfonso Undurraga Mackenna y Rodrigo (Roli) Vial.

Tal vez Marcelo Retamal (El Reta) sea quien necesite menos presentaciones. Este año fue destacado por el Círculo de Cronistas Gastronómicos con el premio a la Trayectoria Enológica; además  acaba de ser elegido como el enólogo más influyente del Vino chileno por revista Capital y la revista inglesa Decanter lo ubicó entre los 10 enólogos más influyentes del Cono Sur. La madrina de El Reta fue la cófrade Harriet Nahrwold, quien como ya es tradición en esta ceremonia de incorporación, presentó sus méritos al grupo con el fin de su aprobación.

Con los ojos vendados cada aspirante a cofrade debe esperar el veredicto, manifestado a favor con la palma de la mano en alto; en contra, con la mano abajo. Hasta la fecha, si se lo habían preguntado, nadie ha dejado de ser entronizado.

Al efecto “ojos vendados» en medio de la multitud,  se suma al ambiente las capas y sombreros que visten los cofrades, así como el llamativo báculo del Presidente al mando, en estos años Yerko Moreno.   Este año los viejos fudres  de madera y luz de las velas de las bodegas subterráneas de Cousiño Macul  le dieron un efecto aún más  pintoresco, como dijo alguien en redes sociales al ver las fotos del encuentro.

Sigamos con la presentación de los nuevos cofrades. El Roli Vial es un reconocido y respetado corredor de graneles. Su padrino fue el cófrade Pablo Morandé, quien destacó su pasión por el polo y por su trayectoria en el vino desde que se propusieron formar para viña Morandé un grupo de proveedores serios y responsables. A ojos cerrados, dijo Morandé, confío en el precio que El Roli le pondría a un vino. Vale destacar que Vial no es el único granelero en la Cofradía, también lo es Alberto Siegel y, lo fue en algún momento, Emilio De Solminihac (dueño de viña Santa Mónica).

Para el final dejamos la presentación de Alfonso Undurraga Mackenna, cuarta generación que estuvo al mando de la viña Undurraga, y quien la dirigió por más de 40 años. Hoy, Undurraga está al mando de un nuevo reto, la viña biodinámica Koyle, en Colchagua Andes, junto a cuatro de sus hijos. Su padrino fue el cófrade Arturo Cousiño, dueño de casa, quien destacó que diría lo quisiera sobre Alfonso justamente porque nadie podría echarlo del lugar. Cousiño destacó el gran rol que tuvo este empresario en los años de la Unidad Popular para salvar sus viñedos y los de varios más, entre ellos los de Cousiño Macul, de la Reforma Agraria y otras medidas de la época. Estrategia que vía diplomática no resultó, pero que sí ayudó a alargar la decisión de Salvador Allende lo suficiente como para que finalmente se resolviera el tema, como sabemos, de otra manera, por la fuerza. La presentación completa que hiciera Arturo Cousiño de Alfonso Undurraga Mackenna puedes leerla acá.