DOÑA ELITA DE LA MANO DEL CINSAULT
Lirta Fierro, premiada viñatera del Itata reafirma apuesta por el vino al cierre de un redondo 2025.
Un día cualquiera, hace poco más de 10 años, Lirta Fierro (64) despedía nuevamente a su marido Manuel Muñoz que partía desde su campo en Ñipas, Ránquil, a una necesaria temporada de trabajo en la minería en Calama. Con su hijo también fuera por estudios, en la soledad de esas 5 hectáreas abundantes en cepas patrimoniales como la Cinsault, Lirta pensó en los bajos ingresos por la venta de la uva, miró las parras y decidió ir más allá: preparar vino y dar un salto que mejore las ganancias y el entusiasmo por el campo.
“Me aburrí, porque estábamos regalando la uva”, recuerda sobre ese episodio clave en que terminó con la venta a granel a intermediarios que ofrecían una “muy mala paga”. Manuel partió y Lirta actuó rápido. “Él se fue y yo me fui al SAG y a Impuestos Internos a obtener los permisos para vinificar”, relata orgullosa sobre el día en que fundó su nuevo proyecto de vida y al que impregnó su sello desde el origen: “Debe registrar el nombre de la empresa”, le indicaron para concretar el trámite. “Doña Elita”, respondió, muy clara.
“Cuando Manuel volvió de visita unas semanas después, lo sorprendí con el olorcito a chicha que sale cuando comenzamos a preparar los vinos.” Ya estaban las cartas echadas en este juego que la vería pocos años después convertida en una de las más destacadas representantes de la nueva viticultura del valle del Itata (Ñuble) y sus viñas familiares.
Bicampeona: Otra vez la mejor entre los ancestrales
En la 30ma versión de Catad’Or World Wine Awards –desarrollada en noviembre de este año 2025 en el Monticello-, Lirta Fierro subió al escenario a recibir uno de los premios principales: su Doña Elita Cinsault 2022 logró medalla Gran Oro, la máxima distinción otorgada por el jurado internacional, y el trofeo al Mejor Vino Ancestral.
Alegría y más alegría porque ese reconocimiento la ponía en la senda de las viñas familiares que consolidan su calidad y prestigio: El concurso vitivinícola más relevante de Latinoamérica ya la había premiado en 2019 por su Doña Elita Brut Cinsault 2018 con medalla Gran Oro y el trofeo al Mejor Espumante Ancestral.
Criada en el secano del Ñuble, entre antiguas parras y toneles de vinos que producían sus padres y abuelos, el tesón y la experiencia familiar acumulada fueron fundamentales para el salto que hace 10 años dio Lirta Fierro, junto al apoyo que encontró de INDAP y que reconoce como fundamental. Este servicio del Ministerio de Agricultura sostiene una estrategia de desarrollo para el sector vitivinícola que, junto a inversión agrícola y tecnológica, y asistencia especializada, incluye su presencia en certámenes que validen objetivamente sus cualidades como el Catad’Or World Wine Awards. Se trata de reconocimientos que proyectan a estos vinos y alertan a los consumidores.
“Siento una alegría muy grande porque veo los resultados de mi esfuerzo. Me he aplicado y tengo estos resultados con esta viña y esta bodega tan chicas”, comenta sobre este momento que además se refleja en el interés renovado de los clientes que la conocen en ferias locales y nacionales, le piden despachos o acuden a su bodega. Esta última opción sumó otro logro en 2025: su ruta guiada por el predio obtuvo el Sello R de Registro de Sernatur, que acredita estándares formales y de calidad en sus servicios.
Lirta, quien maneja de manera exclusiva todos los procesos de la bodega, señala que su clave para todos estos avances es que “no me descuido en ningún momento, le dedico todo el día. En la noche también voy a ver a la bodega por si acaso y si llueve parto de inmediato a realizar los manejos cuando sale el sol”.
Oferta patrimonial
Vino dulce, rosé, late harvest, tintos y espumantes, ofrece a partir de sus parras de cepas patrimoniales País, Moscatel y Cinsault, además de la tradicional Malbec. Son viñas que crecen en el secano costero -sin riego-, y que en el caso de las primeras suman hasta un siglo de residencia en esos predios, sorteando el cambio climático, incendios y la amenaza del arranque desde la raíz por los precios tan bajos de las uvas.
La cepa Cinsault, que en Ñuble registra su mayor presencia en Chile con 857 de 1.000 hectáreas desde su introducción tras el terremoto de Chillán (1939), es base de los dos vinos más premiados de Doña Elita. Ella aprovecha a pleno sus cualidades luego de décadas utilizada como “cargadora” para agregar color y fuerza a vinos con la cepa País.
¿Y qué dijo el jurado de este Cinsault ganador? El resumen en acta pública (se puede ver en www.catador.cl ) dice que el Doña Elita Cinsault 2022 es un vino “con el inconfundible acento del Valle de Itata”; en nariz “despliega un abanico de frutos rojos frescos” y luego “emerge un sutil toque terroso”. Al paladar “es pura seda, de cuerpo medio y elegante, con una vibrante acidez”. Y el final “es persistente, dejando un eco afrutado que invita a otro sorbo”.
Para ir por uno o más sorbos de sus vinos, y aprovechar alguno de los cerca de 10.000 litros que Lirta Fierro tiene disponibles para envasar y vender, esta es la ruta: @vinadonaelita / Tienda: https://almadelitata.cl/alma-del-itata/
ANEXO: En Catad´Or 2025 se presentaron 80 viñas, bodegas y sidrerías de la agricultura familiar y campesina con el patrocinio de INDAP, con 200 etiquetas. Además de esta medalla Gran Oro, el valle del Itata fue el más premiado con otras 15 medallas de oro. En total hubo 53 medallas para vinos y destilados de este sector entre Tarapacá y Los Lagos.

