La sommelier argentina Eleonora Jezzi Riglos nos cuenta la historia detrás del tercer flying winemaker que torció el destino de toda una industria. El último de una trilogía que permitió a la Argentina entrar al mapa del mundo de una manera diferente y sentó las bases para los grandes cambios de hoy.

La historia de Alberto Antonini no dista mucho de la de sus colegas (Michell Rolland y Paul Hobbs, ver links más abajo). De amplísima trayectoria en su Italia natal (Frescobaldi, Antinori) este ingeniero agrónomo y enólogo se topó con Patricio Santos, por entonces propietario de Norton, en la Universidad de Davis. Fue Patricio quien lo invitó conocer Argentina, y desde ese momento, Antonini sintió que había muchísimo para hacer con el Malbec.

Para este consultor, los vinos del futuro son los del pasado, por lo cual, si bien sus vinos son bien recibidos por el público general no responden a las modernas elaboraciones sino más bien a las más antiguas. Antonini sostiene que un gran Malbec debería siempre expresar su terruño y no tanto reflejar a quién lo ha hecho; esa es la razón por la que aún sus vinos más costosos, son elaborados en fudres, barricas de gran tamaño que no aportan tostado alguno y fermentados a partir de levaduras nativas.

Antonini tuvo la fortuna de cruzarse en su vida con el experto en terroir chileno Pedro Parra y fue él quien insistió para que formara parte de una de nuestras primeras bodegas boutique: Altos Las Hormigas. Desde entonces la conexión con Argentina no ha cesado, convirtiéndose en consultor de Chakana, Melipal, Ave Wines, Lagarde, Argento, etc. Aquí su vino imperdible y algunas reflexiones finales.

ALTOS LAS HORMIGAS APPELATION ALTAMIRA 2013, Valle de Uco, Mendoza: este malbec pertenece a la serie «Apelaciones» con la que esta bodega ha trabajado con mayor inspiración. Altamira se ha convertido en Indicación Geográfica en un esfuerzo conjunto por expresar terruño. Viñedos de altura, de grava y caliza. Elevado en fudres y estibado un año en botella. Sin duda uno de los mejores y más francos Malbecs argentinos. Se puede beber hoy y se puede esperar largos años. (U$50)

Bienvenidos entonces los globalizadores del vino, los que multiplican el vino en la mesa, los que detectan aquellos rasgos que a un terruño lo hace único. Concentración sí, mucha madera, muchas veces, fruta madura también, pero siempre y por sobre todo destacando la variedad y el perfil que una zona puede brindar.

Es innegable que la coyuntura social y económica de los ’90 en Argentina facilitaron la llegada de estos hacedores, y con ellos, muchísimos cambios en nuestra forma de elaborar, beber y vender vinos, favorecidos por el famoso «1 dólar=1 peso»

Estos consultores han llevado, gracias a los benditos puntajes y en un corto lapso, los vinos argentinos a las mejores cartas de gastronomía internacional, a las más afamadas ferias y eventos del mundo. Es posible que el vino argentino esté dando un giro de estilo, pero son pasos que nunca se hubieran dado sin que Argentina entrara al mapa del mundo de una manera diferente y gracias a estos asesores. A los 3 mosqueteros, entonces Salud!

Michel Rolland, Los 3 Mosqueteros del vino argentino (Parte I)

Paul Hobbs, Los 3 Mosqueteros del vino argentino (Parte I)

¿Dónde comprar los vinos de los 3 Mosqueteros?

• Sol Y Vino, Sarmiento 664, Mendoza Capital
• Tupungato Divino, Ruta 89 y calle Los Europeos, Valle de Uco, Mendoza
• Autre Monde, Jorge Luis Borges 1985, Capital Federal

(*) Eleonora Jezzi Riglos es sommelier y ha trabajado en el servicio y comercialización en restaurantes, vinotecas y bodegas. Actualmente es dueña de Pain et Vin, un imperdible bar de Vinos y Panadería de masas madre de Palermo, en Buenos Aires. Eleonora fue primero profesora de Educación Física por lo que se auto define como una docente de por vida.

Artículos anteriores de Eleonora: 

“Erase una vez Argentina”, 09 noviembre 2016

Todos estos años de gente, 08 diciembre 2016