ESPECIAL PERÚ, LA IMPORTANCIA DEL FUNDAMENTO

Publicado el 25 julio 2018 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

Nuestra editora se pregunta, a raíz de la disputa por la D.O. Pisco, por qué crear una D.O. Especial en Chile hoy, como VIGNO, es tan compleja, si lo que se busca con ellas es tan potente como consolidar Marcas País y Origen.

Unas semanas atrás tuve la oportunidad de ir a Perú y hacer un par de actividades para promocionar el vino Chileno, por puro amor a nuestra bebida emblema. La actividad más importante de todas fue una clase sobre Vinos de Chile: de Norte a Sur y de Mar a Cordillera, algo que nunca había hecho fuera del país, con estudiantes o profesionales del vino. Lo que implicó, en este caso, un reto mayor al de costumbre: Argumentar en Perú, tierra de la D.O Pisco Peruano, el fundamento detrás de nuestras Denominaciones de Origen (D.O.): de lo que se trata a fin de cuentas cuando se quiere mostrar los vinos de Chile en sus más diversas facetas, teniendo como punto de partida, el por qué, que es su diversidad de orígenes.

¿El primer reto para logarlo? Cómo presentar las D.O. de Chile sin hablar de Pisco, Pajarete, Asoleado y Secano Interior. Las cuatro D.O. en estricto sentido de la definición, con exigencias más allá de la frontera geográfica. Me explico.

Pisco, Pajarete, Asoleados y Secano Interior, son D.O. que en mis clases llamo D.O. “Especiales”, porque no solo son más antiguas que las demás  D.O. geográficas como Casablanca, Colchagua o Maipo, sino que exigen más requisitos para poder hablar de sus productos bien  definidos. En resumen:  si quiero usar una D.O. que tiene que ver con nombres de Valles de Chile, el vino debe ser hecho con cepas Vitis Viníferas consideras nobles por la ley (el listado de blancas y tintas suma más de 40) y estas deben venir en su mayoría (75%) del lugar que se quiere usar en la etiqueta, y que también debe estar  autorizado por el mismo Decreto 464.

En cambio, una D.O. “Especial” como Pisco de Chile exige mucho más. No sólo restringe el uso de cepas permitidas a las publicadas en un listado hecho Decreto Ley, exige que el producto sea un destilado de vino elaborado a partir de ellas, y ser embotellado en la misma zona donde se producen sus uvas; eso es entre las regiones de Atacama y Coquimbo.

Obviar información o desinformar, no es mi estilo, así es que en Lima hablé de todas las D.O. Especiales de Chile y de las otras, las que pienso, por cierto, son más bien  I.G. (siguiendo el modelo de la U.E.) por qué son eso, indicaciones que hacen referencia a un lugar y nada más. No especifican el cómo debería ser el estilo de vino que lleva su nombre, ni cómo hacerlos, y además también permiten mover sus uvas o vino sin embotellar de una D.O. a otra sin perder su estatus de calidad. Algo imposible de hacer en la UE donde nació el modelo a seguir de las A.O.C. (Apelaciones de Origen Controladas o Protegidas) con reglas que seguir para, precisamente, marcar estilos, y así proteger marcas de origen como Champagne.

También, por supuesto, hablé de VIGNO, tal vez lo más cercano que tenemos a una auténtica A.O.C. en Chile, y digo más cercano, porque en realidad tampoco lo es en su estricto sentido.  Pues los vinos que llevan la marca VIGNO  se pueden  vinificar hoy en cualquier lado, más allá de sus limites geográficos. Algo que sí deben hacer en Argentina si quieren tener, por ejemplo, un Torrontés  con la I.G. Salta.

Del otro lado de la Cordillera, la uva propia o de un productor, se debe vinificar en la zona; si no hay bodega propia, un tercero les hace el vino, lo que se llama maquila. Luego, llevan el vino hasta la bodega donde lo van a embotellar en otra región, si eso gustan. Algo que para las pequeñas viñas que hacen VIGNO sería imposible por sus altos costos y sin perder calidad, argumentan desde su trinchera.

Fue explicando el por qué VIGNO no es aún una D.O. Especial más,  hecha y derecha, decretada por decreto presidencial, tal como sí lo es Secano Interior (que sí permite vinificar en otro lado que no sea origen); surgió una pregunta que leí inocente dentro de los asistentes a la clase en Lima: “Por qué no crean entonces un pueblo que se llame VIGNO”.

La lógica de la pregunta respondía a que recién les había contado que Lo Abarca, Los Lingües y Apalta, después de muchos años de discusión (desde 1994 hasta 2017), recién habían podido ser elevadas a D.O. con el argumento de que eran localidades o pueblos; no comunas.

No sé si ya van entiendo por dónde iba la cosa… Pero yo en ese minuto no, al contrario, lo encontré muy ingenioso.

Acto seguido, recibí un golpe fuerte, que hubiera sido knockout en un ring de boxeo. “Si ya lo hicieron con el Pisco, crearon un pueblo con su nombre para tener la D.O. -dijo el jefe de carrera-, por qué no hacerlo con VIGNO para que sea una D.O. bajo el amparo de la ley?

El profesor, ciertamente se refería a cómo fue qué según la historia de Chile, en 1936 por Decreto Ley (*), se le cambió el nombre a uno de sus pueblos del Norte Chico, llamado primero Las Gredas y luego La Unión por el nombre de Pisco Elqui. Ver el por qué al final de la nota.

En ese minuto, mareada todavía, dije que era cierto, incluso, que si lo hicimos una vez deberíamos poder hacerlo dos. Pero que hoy, afortunadamente o no, las cosas son mucho más complejas de resolver que en aquel entonces. Y que no veía cerca alguna posibilidad.

Ahí entonces me detengo, después de mucha reflexión sobre aquel golpe a la ética-patria, si es que eso existe: “afortunadamente o no, las cosas hoy son mucho más complejas que a inicios del siglo XX  para crear una D.O. en Chile con sentido de origen”.

Conversando con un miembro de VIGNO supe que las intenciones y el trabajo por lograr una D.O. Controlada y Garantizada desde los Vignadores del Carignan y sus productores de uva, van en buen camino. El plan, primero será conseguir certificar el origen de las uvas, a través de un laboratorio, durante todo un año de trabajo en terreno: es decir, certificar que las uvas sean de Carignan, y sus plantas con más de 30 años, sin riego y en cabeza o gobelet. Una certificación que deberá tener un precio accesible para los productores de uva. Luego, una vez certificada la uva,  deberán certificar que el vino que será llamado VIGNO se haya hecho realmente con esas uvas certificadas. Todo el proceso va a tardar otros dos años, a partir de la primera cosecha certificada que sería la 2019. Porque, por sus normas, los vinos de VIGNO no pueden salir al mercado antes de  los dos años de haber sido cosechadas sus uvas. La idea es que con todo eso ya hecho, el Presidente/a de la República, pueda decretar la D.O.; ya sea a través del Ministerio de Agricultura o el Ministerio de Economía. Un proceso que ya sabemos hoy es más largo; ¿cuánto más? No lo sabemos.

Esta certificación VIGNO, me explicaron, «busca asegurar el valor de la uva, no obligar a instalarse bodegas en la zona, ya que la región no se haría más competitiva por vinificar en origen, sino al generar focos de atracción para los turistas». Lo que se traduce, pienso, en que entonces serán los productores locales y su comunidad quienes deberán desarrollar la experiencia VIGNO para los visitantes.  Y me hace preguntar, ¿será éste el mejor camino? ¿Podemos poner como ejemplo de éxito el gran desarrollo turístico actual del precioso pueblito de Pisco Elqui? Aunque claro, no haya un pueblo llamado VIGNO, sino Cauquenes o Sauzal o…

Por otro lado, he sabido que la D.O. Especial Asoleado, de la mano del sommelier  Mario Astudillo (enfocado en patrimonio) está poniendo foco en el otro camino: el de «respetar el origen del producto, su naturaleza y su entorno, para darle un valor real al producto».

Disparen ustedes. Un tema para pensar  como consumidores, productores de uva, viñateros grandes, medianos o chicos, o como políticos? Mientras tanto, yo -por ética, no por patria- he decido apoyar la teoría de José Moquillaza, sobre cómo le deberíamos llamar a nuestros destilados de vino que vienen, por ejemplo,  de los valle de Elqui o Limarí, en la región Coquimbo. ¡Me parece fantástica…. Ahhh, cierto, lo que pasa es que hay una industria tremenda, con miles de empleos detrás que dependen de la Marca Pisco Chile. Porque las D.O. no son caprichos, son mucho más que una potente herramienta para promover la buena imagen y las buenas intenciones de todo un país, desde el Gobierno hacia abajo, para con sus productos de calidad superior, y sobre todo, para el desarrollo de sus muy particulares orígenes.

PDTA: por ética pienso, no por  reciprocidad,  yo personalmente seguiré diciendo Pisco Peruano, no aguardiente del Perú. Mis disculpas a quien pueda ofender de este lado de la disputa.

(*) Durante el gobierno del presidente Arturo Alessandri, por medio de la ley 5798 de 1 de febrero de 1936, el pueblo de La Unión, antes llamado Las Gredas, cambió su nombre a «Pisco Elqui», con el fin de, según Chile, querer reforzar sus derechos sobre la Denominación de Origen Pisco, originado en Perú en la época del Virreinato a finales del siglo XVI.

 

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