Cooperativa de Quillón inauguró moderna planta de vinificación asociativa para pequeños viñateros gracias a modalidad de cofinanciamiento presentada al INDAP.

Como un hito sin precedentes en la historia de la Agricultura Familiar de la Región del Biobío, fue calificado por dirigentes campesinos y autoridades de gobierno el moderno centro de vinificación asociativo que inauguró este jueves la Cooperativa Agrícola y Vitivinícola Cerro Negro de Quillón, Coovicen Ltda.

Las instalaciones de la planta comprenden nueve cubas de acero inoxidable con capacidad para procesar 400 mil kilos de uvas, maquinaria despalilladora, cámara de frío, bomba enoveneta, prensa neumática, radier de hormigón y generador eléctrico, entre otras implementaciones. La inversión supera los 207 millones de pesos y es el resultado de un proyecto con modalidad de cofinanciamiento presentado al Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) por la cooperativa.

En una festiva ceremonia realizada en la escuela rural del sector El Arenal, el gerente de Coovicen, Juan Carlos Lagos, declaró que la obra es el inicio de una nueva etapa para el sector vitivinícola del Valle del Itata. “Esta planta representa la esperanza de los productores, una nueva alternativa de hacer negocios. Ahora vamos a tener vinos de calidad, vamos a crecer. En dos años avanzamos lo que no se pudo en 20 en forma individual. La asociatividad permitió lo que tenemos hoy”, dijo”.

El primer financiamiento que obtuvo la cooperativa de 56 socios fue en la temporada 2015-2016, por 25 millones de pesos, para la construcción de un centro de acopio, que permitió comercializar 2 millones 657 mil kilos de uvas de 101 viñateros de la zona, con una oferta de precios superior a la de los compradores tradicionales. En la vendimia 2017, en tanto, se logró el récord de 4,5 millones de kilos de uvas, beneficiando a 200 productores.

El intendente del Biobío, Rodrigo Díaz Wörner, dijo que “acá se consolida un trabajo que partió en 2014, ante un problema que agobiaba a la agricultura familiar campesina. Las personas que trabajan con las vides estaban recibiendo un precio vil, que no les permitía desarrollar sus vidas con normalidad y frente a esta conflictividad social que se estaba generando se decidió trabajar en conjunto. Ahora tendrán un pago más justo por el esfuerzo que realizan”.

Octavio Sotomayor, director nacional de INDAP, calificó el proyecto como emblemático, “porque demuestra que las cooperativas funcionan, que cuando los agricultores trabajan de manera colaborativa se pueden emprender proyectos más complejos. Esta planta y el Valle del Itata, que tiene un enorme potencial, cristalizan muy bien lo que queremos promover”.