QUÉ APRENDIMOS DE LA COSECHA 2020 EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Publicado el 05 junio 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Chile, se reunieron invitados por la OIV a dar una lección a los países del Norte. El encuentro virtual dejó aprendizaje para todos.

No hubo país productor de vino relevante, ni en el hemisferio Norte ni en el Sur, que no haya tenido casos de COVID-9. La diferencia sin embargo es clave, entre los de arriba y los de abajo, si comparamos el momento del año en que les ha afectado. Por un lado, en el Norte les había impedido hasta ahora el desarrollo de su enoturismo en los meses de más actividad, entre primavera y verano. Mientras, en el Sur, nos tocó en la mayoría de los casos (unos más adelantados que otros) en plena época de vendimia. Es decir, durante la única oportunidad que existe cada año para hacer vino, o lo que es lo mismo, la única oportunidad para producir.

Aprender de las lecciones del Sur, ahora que viene la vendimia en el Norte, fue justamente lo que se propuso hacer el primer seminario web organizado por la OIV (organismo de asesoría técnica e investigación). Ello, justo después de comunicar que sus Congresos Mundiales 2020 y 2021 no podrían realizarse de manera presencial.

El esperado webinar con protagonistas de los principales países productores de vino del hemisferio Sur (incluyendo Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Chile), fue a fines de la semana pasada, 29 de mayo a las 6:00 am Chile. Esta semana se publicó el acceso a su grabación en la página Web de la OIV (ver vídeo en youtube aquí). Se trata de más de una hora y media de presentaciones y conversación, sabiamente dirigida por Antonio Graça, secretario del grupo de expertos en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de la OIV Portugal.

De ello, país por país, hay mucho que compartir y también para concluir; por eso la extensión de la nota. Pero antes, les presentamos a los expositores invitados a exponer debido a sus cargos de alta relevancia en cada industria; quienes en el texto serán identificados simplemente con el nombre del país que representaron.

Expositores:

  • Australia: Tony Battaglene, director ejecutivo de Australian Grape and Wine Incorporated (organismo que no es público, pero sí trabaja mano a mano con el Estado y representa legalmente a toda la industria de este país).
  • Nueva Zelanda: Jeffrey Clarke, gerente general del Consejo de defensa y asesoría general para los viticultores de Nueva Zelanda (representante de todos los productores y enólogos del país).
  • Sudáfrica: Yvette Van Der Merwe, gerente ejecutiva de South Africa Wine Industry Information and Systems (SAWIS), organismo encargado de generar y compartir  datos para la industria del vino, dispensando 100% en línea, en tiempo real, fácil acceso a información relevante).
  • Chile: Aurelio Montes, Presidente de Wines of Chile (organismo privado que representa al 80% de la producción del país y sus exportaciones,  pues reúne a las bodegas más grandes).
  • Argentina: Daniel Rada, director del Observatorio Argentino del Vino y profesor de la Universidad de Cuyo (organismo gestionado y coordinado por la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), su unidad ejecutora responsable es la Bolsa de Comercio de Mendoza; busca democratizar la información en la industria del vino argentina).

Lecciones aprendidas para enfrentar la pandemia COVID-19 en el Hemisferio Sur

Hoy, en retrospectiva, AUSTRALIA reconoce no haber sabido desde el inicio cuál sería la dimensión del problema; pero considerándose una nación con seis Estados cuyas leyes son diferentes entre sí, sabían desde antes, que debían tener un plan de trabajo para comunicar información relevante en tiempo de crisis. Este plan ya lo habían implementado para enfrentar los incendios que tuvieron al país bajo alerta desde inicios de su verano.

Una vez que se empezaron a cerrar las fronteras y el paso entre estados, los servicios que no eran básicos quedaron cerrados. Para entonces aún no habían llegado a cortar la mitad del volumen de cosecha; era la tercera semana de marzo. De allí que el objetivo de Australia fue demostrar que sí podían seguir trabajando en la cosecha con plena seguridad sanitaria para todos sus trabajadores; ello, incluso transportando uvas y personal entre Estados. El permiso como “empresas básicas” llegó la última semana de marzo.

Para coordinar toda la información, los Ministerios de Agricultura, Sequía y Manejo de Emergencias se mantuvieron comunicados con cada sector, entre ellos el vitivinícola. Tener una sola voz que comunicara información de diferentes fuentes fue clave. Hasta hoy, toda la información que se coordina y genera de la mano de los Ministerios en torno al COVID-19 se sigue comunicando en la página web https://www.agw.org.au/. Además se elaboraron y compartieron con la industria todo tipo de manuales con sus respectivos protocolos, y se facilitó todo el material necesario para mantener higiene y seguridad, incluyendo mascarillas y alcohol gel. Para operar, cada empresa debió demostrar al Gobierno que sí podía asegurar la salud de sus empleados. Sólo hubo un caso de contagio en una bodega grande y de inmediato se aislaron los posibles contagios. Ello se pudo hacer debido a la trazabilidad de los protocolos de higiene y distanciamiento entre trabajadores.

La preocupación hoy de Australia son sus 2.700 bodegas, la mayoría pequeñas, que viven principalmente de la venta directa a tiendas y restaurantes; durante la cuarentena estos servicios no básicos permanecieron cerrados. El Gobierno presentó 3 grandes paquetes de ayuda para mantener a flote la economía y puestos de trabajo.

Ante la pregunta, ¿qué hubieran hecho diferente? Australia dijo: «No sabemos, pero sí fallamos en demostrarle al Gobierno que los paquetes de ayuda económica no van a ser suficientes». Saben que ni el enoturismo ni el comercio se va a recuperar pronto. La gran preocupación de Australia hoy es que les tomará a ellos y al mundo entero, mucho tiempo reponerse, y que hay mucho por hacer. Tendrán un 30% de las bodegas en peligro durante los próximos meses.

Para revertir el impacto, hoy Australia ya está trabajando fuerte en el desarrollo de actividades on-line, bien sean seminarios de capacitación y promoción de vinos o enoturismo, o en los nuevos protocolos para el regreso a la nueva normalidad.

¿Qué les impactó más de la crisis? «Que los Gobiernos no sabían las respuestas y buscaron las soluciones en la industria». A la vez, ese esfuerzo mancomunado permitió fortalecer la confianza entre Gobierno e industria, y además permitió unir más a la misma industria.

¿Lo aprendido? Para Australia, la crisis permitió acelerar la digitalización. «Estamos aún tratando de entender qué pasará, pero sabemos que nada será igual, y que hay que cambiar. Debemos reestructurar la industria».


 

NUEVA ZELANDA estaba en plena vendimia cuando se limitó el movimiento dentro del territorio y entre fronteras. La política del estado fue “Detengan el contagio, hágalo pronto y con fuerza”. Lo que dio resultado. Para la última semana de fines de mayo, no había contagios registrados. Las bodegas fueron consideradas empresas básicas de la cadena de alimentos, pero debían asegurar, que no habría contagios.

El Gobierno estableció 4 niveles de alerta, y los principios de seguridad a seguir, pero la industria fue la que debió desarrollar los protocolos para poder cumplirlos. Nueva Zelanda destacó, al igual que Australia, la colaboración entre todos sectores, públicos y privados. Fue importante, para ellos comunicar y reproducir la información de cada protocolo o guía para operar, ya fuera en Internet o sus RRSS. Para ello se creó una página web https://www.nzwine.com/en/covid19/practical-advice/.

Al inicio recibieron críticas de la comunidad por haber sido considerados empresas esenciales, por lo que comunicaron muy bien sus protocolos, hasta que consiguieron la “licencia social” para hacerlo.

Para operar bajo estrictos protocolos, las bodegas formaron equipos que permanecían separados entre sí, separados por colores y letras. Además, la distancia entre personas debía de ser de al menos dos metros, lo que reconocieron dificultó especialmente movilizar trabajadores para la cosecha manual.  Esto, a la vez, provocó que la cosecha fuera más lenta y las decisiones fueran más difíciles de tomar en el momento preciso.

En general, NUEVA ZELANDA tuvo un 5% menos en volumen de vendimia 2020 y los costos subieron; también, subió el estrés de los trabajadores.

Otro aspecto importante, destacó Nueva Zelanda, fue que el Gobierno puso el foco en que todos saldrían juntos de ésta, como un equipo, y lo mismo hizo la industria del vino con sus más de 1.500 bodegas. «El plan, finalmente fue exitoso, porque el Gobierno confió en lo que estaba haciendo la industria».

Al preguntar a todos los expositores si creían que la OIV debería tener un papel de interlocutor entre Gobierno y los productores de vino de cada país, en un futuro escenario de crisis, Nueva Zelanda dijo: lo importante es que las soluciones se tomen desde dentro, desde abajo, y que no se impongan soluciones. Ello, conversando con cada actor de la industria. Compartir la información, como lo ha hecho ahora la OIV es una buena manera de empezar. Ante la pregunta cómo resumiría lo más importante de la experiencia, la respuesta fue: «Estábamos preparados para lo inesperado, había un plan de crisis, y se tomaron las medidas. La clave fue la transparencia en la información, para que hubiera confianza… Si no sabíamos la respuesta, decíamos que la pediríamos».


SUDÁFRICA. Ya tenían gran parte de la cosecha terminada para la llegada del COVID-19, pues los contagios llegaron más tarde que en Nueva Zelanda y Australia. Pero, si bien creyeron que podrían ser considerados como rubro esencial, y empezaron a trabajar en los protocolos, el Gobierno de un día para otro no consideró al vino como sector esencial. Quedó en el mismo saco que todas las demás bebidas alcohólicas.

Se decretó prohibición de venta de alcoholes, por situaciones políticas y culturales. También se prohibió las exportaciones de vino. Ello, durante las tres semanas de cuarentena, las que se extendieron finalmente por dos semanas más. También se les prohibió en un principio la movilización de su personal, transporte de uvas y de vino; finalmente se les permitió terminar la vendimia.

Para informar todo lo que pasaba SUDÁFRICA creó un sitio web y un news letter, el que incluía regulaciones y nuevos reglamentos del Gobierno ante la pandemia. Desde el 1ero de mayo se permitió finalmente exportar y transportar vino. Poco a poco se ha ido permitiendo la venta de alcohol.

Para levantar las prohibiciones se le mostró al Gobierno la información muy detallada, recopilada por todas las industrias productoras de alcoholes y negocios relacionados, para visualizar lo que implicaría dejar de vender alcohol y sus efectos devastadores en la economía. Luego, gracias a esta presión que ejerció la industria unida, se permitió la exportación. Pero no el transporte de vino hacia los puertos, por lo tanto, la medida tampoco fue de utilidad.

A la pregunta ¿qué aprendieron de la crisis? Sudáfrica destacó:» El gran logro fue haber unido a los diferentes actores en tiempo récord, y aún a pesar de sus diferencias de opiniones y necesidades, haberse puesto de acuerdo y lograr presentar una sola propuesta unida al Gobierno».

Ante la pregunta ¿que habrían hecho distinto? Respondió Sudáfrica: «Nada, aunque sí les permitió haberse dado cuenta que tenían un grave problema de imagen ante el Gobierno y la comunidad, junto con las otras industrias productoras de alcoholes. Al estar asociadas a problemas de violencia y delincuencia». Un tema que les dejó el gran reto de realizar una campaña para revertirlo en el futuro. A la fecha en Sudáfrica siguen aumentando los casos de contagios por COVID-19, aunque no han llegado al peak.


En CHILE, antes de declararse la Pandemia la cosecha venía adelantada por la sequía y no se vio venir el problema. La última semana de marzo se empezó a acelerar por miedo a que las autoridades detuvieran la movilización del transporte; y no se pudieran trasladar personal o camiones. En ese minuto ya estaba cerrada la frontera y empezó la cuarentena en algunos lugares. «Se empezó entonces a presionar al Gobierno y hubo muchas reuniones con Ministros y autoridades para explicar la dificultad de no poder moverse». La preocupación eran sus 13.000 productores de uva, que dependen del negocio y más 300 bodegas exportando y vendiendo. Las autoridades reconocieron la problemática y el problema social que implicaría. Con los permisos, a veces confusos, se siguió trabajando y movilizando a la gente en bodegas y viñedos, pero con medidas de protección para todos. Respetando el distanciamiento, se entregaron máscaras, guantes; se incentivó el lavado de manos y se transportó a la gente a salvo. En bodegas había dos turnos y un equipo durante todo el día en la cosecha de los viñedos.

En resumen para Chile ésta es más una historia feliz. «Se terminó la cosecha a tiempo y con la calidad esperada. Se pudo esperar la madurez óptima». La 3era semana de abril se terminó la cosecha, y para entonces había pocos infectados en el país de COVID-19. El volumen de cosecha 2020 se estima en un 20% menos.

Se destacó y agradeció a los trabajadores por su responsabilidad y pasión; por no dejar de trabajar, y darse cuenta de lo importante que era seguir adelante para terminar la cosecha.

Ante la pregunta ¿Qué hubieran hecho diferente? Chile respondió: «Me hubiera gustado empujar la tecnología en las bodegas para poder recibir más volumen de uvas en menos tiempo y así responder mejor en momentos de crisis. No sólo por la Pandemia, sino porque somos un país de terremotos y catástrofes».

Por otro lado, se destacó que no hubo prohibiciones de venta de alcohol. El consumo está actualmente en Chile limitado básicamente a los hogares, pero los restaurantes y hoteles están cerrados, lo que representa el 25% de las ventas locales y nacionales está hoy en cero». Las ventas on-line han ayudado un poco a mejor la situación.

Hoy, Chile se enfrenta a un problema comercial más que a un problema técnico en el proceso de la cosecha o de la logística. Las exportaciones representan el 70% de la producción de los asociados de Wines of Chile, la que ve con buenos ojos que la normalidad está regresando poco a poco en el hemisferio norte; y en China, un mercado importante que ya está más abierto que cualquier otro.

Aurelio Montes, invitado de OIV para presentar las lecciones de Chile durante cosecha 2020.

¿Que aprendieron de la crisis? «En Chile tenemos una asociación muy fuerte, que suma el 80% del volumen de producción, y cuando tienes un bloque tan grande se hace más fácil enfrentar a las autoridades. Lo más importante que nos ayudó, fue lo cerca que estábamos de las autoridades para explicar la situación, y fue clave para que pudiéramos terminar la cosecha pronto».

Al preguntar a los expositores si creían que la OIV, debería tener un papel de interlocutor entre Gobierno y productores de vino de cada país en un futuro escenario de crisis, Chile dijo: «Sí, OIV tiene aquí todo el respeto del Gobierno y las puertas abiertas para hacerlo».


ARGENTINA mostró una presentación muy detallada de cómo día a día se enfrentó a la pandemia, en la que se pudo ver que incluso a un mes antes de declararse la pandemia, la industria ya buscaba soluciones. Al mismo tiempo un equipo técnico empezaba a trabajar en un protocolo que estuvo listo en la segunda semana de marzo. En cuanto la industria supo que el Gobierno iba a tomar medidas inméditamente, Argentina pidió a los Gobiernos locales que los sacaran de la cuarentena. El 19 de marzo la industria estaba declarada como empresa esencial y la cosecha pudo continuar. El sector mandó el protocolo realizado a todas las empresas asociadas a Wines of Argentina (organismo privado que reúne al 80 de las bodegas exportadores, las que a su vez representan cerca del 20% de la producción nacional).

El esquema muestra como la información se generó y comunicó a todo el sector.

El volumen de la cosecha en Argentina fue el esperado, y no hubo casos detectados durante ésta de contagios de COVID-19. A fines de mayo faltaban aún 6 días para terminar la cosecha.

Las mayores restricciones en este tiempo fueron en el transporte, pues normalmente en Argentina se transportan los trabajadores en grupos de 10 personas. Ahora no se podían mover a más de 3 personas por vehículo. Igual hubo inconvenientes en el transporte de uvas; se necesitó coordinación de entrada y salida de camiones en bodegas.

Argentina destacó la inversión extra en compra de herramientas y equipos. También la necesidad de tener al sector unido, tener una buena coordinación, no sólo con los entes públicos, sino dentro de las empresas privadas.

Como prioridad al día de hoy, «Argentina ve indispensable las herramientas digitales para vender, promocionar e informar a toda la industria sobre cómo evolucionan los mercados. El trabajo actual se centra en educación para temas de salud y también en ser más eficientes en la producción».

¿Qué aprendieron? «Estamos acostumbrados a las crisis. Las crisis implican oportunidades y estamos seguros que vamos a encontrar nuevas herramientas, nuevos canales, y confío en trabajar juntos, porque todos enfocados en un solo problema».


COSECHA MANUAL VERSUS MECÁNICA

Un dato solicitado al final de las presentaciones, reveló que Argentina  posee el más bajo porcentaje de cosecha mecánica; con sólo un 10 a 15%. Mientras, por contraste, Nueva Zelanda ya realiza un 90% de su cosecha a máquina y sólo el restante 10% es cosecha manual. En Sudáfrica, si bien contaban con datos precisos, debería sumar entre 20 y 40% de cosecha mecánica.

Australia y Chile, entre tanto, están también más cerca de Nueva Zelanda, respectivamente, con un 70% y 40% de cosecha mecánica. Si la cifra de Chile sorprende, la encuesta solicitada a la ANIAE (Asociación de Agrónomos Enólogos de Chile) para la Vendimia 2020, así lo confirma. Estos datos podrían permitir pensar que las cosechas mecánicas deberían haber ayudado a Nueva Zelanda a terminar más prontamente su vendimia, pero en su ponencia se reconoce un atraso. Y tal vez, aunque podemos haberlo perdido en la traducción, son los únicos que mencionan abiertamente como dato de sus presentaciones no haber podido cosechar todo a tiempo, como hubieran querido.


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