Publicación: 17 julio 2018

ANDRES ROSBERG, EL «CHE» QUE DIRIGE A LA ASI

Conversamos con el presidente de la Asociación de la Sommellerie Internacional Andrés Rosberg,  por casualidad  justo a propósito  de un pesado editorial publicado en nuestro propio país en contra del trabajo de la Asociación Nacional de Sommelier de Chile y sus «personajes de servicio».

El año pasado con apenas 42 años,  Andrés Rosberg se convirtió en el primer latinoamericano elegido como Presidente de la Asociación de la Sommellerie Internacional. Todo un mérito para un gremio global  con entonces 48 años de existencia; la mayoría de este tiempo bajo el  liderazgo europeo. Hace tiempo que queríamos conversar con él.  Lo contactamos en su último viaje a Chile,  invitado a celebrar el Día del Malbec. Compresible  que no haya tenido el tiempo para respondernos con calma, e ingenio,  hasta una semana antes que se publicara la editorial de revista La Cav titulada «Somos tontos, no pesados».  Y aunque fue por casualidad el momento, aprovechamos a pedirle que ajustara sus respuestas, a propósito del ataque de su autora a la Asociación Nacional de Sommeliers de Chile y sus «personajes de servicio», por casi  no aparecer en la escena mundial de los sommeliers y la falta de «hambre por tener voces que ronquen en el concierto internacional»; además, de no estar interesados en medirse con sus pares y  participar en concursos internacionales. Todo ello, a raíz de que no participara este año en el Concurso Mejor Sommelier de las Americas su panelista en la Mesa de Cata, Marcelo Pino,  quien fue brillante segundo finalista en la versión anterior; y dos veces Mejor Sommelier de Chile; y quien ahora tiene un nuevo reto personal: ser  el nuevo Master Sommelier de Chile.  Un editorial  de ataque a los gremios o equipos de los que ya no se sienten parte -como alguna vez lo fueron-  y que no es nada nuevo en esa casa editorial.  Diríamos, desde esta vereda, que es una estrategia tonta, que no construye; y que sí, es de pesados.
Ricardo Grellet, presidente de la Asociación de Sommeliers de Chile a mano izquierda de Andrés Rosberg, presidiendo un comité técnico en Canadá, durante  el Segundo Concurso de las Americas, organizado por APAS. La imagen dio vuelta la mundo a través de un twitter de la cuenta @ASISOMMS
 ¿Andrés, hace cuánto tiempo te propusiste (o soñaste) ser presidente de la ASI y por qué? Hubo algún un click?
Creo que se trata de un proceso. Al principio ni se me ocurría, poco después se convirtió en una pequeña quimera, al tiempo una fantasía algo más seria, y de repente me encontré con gente diciéndome que me votaría si me postulara. Creo que tampoco ha sucedido de manera casual, sino que entiendo que está relacionado con el hecho de que la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) creció de manera exponencial en pocos años: De ser una asociación con muchos problemas y pocos recursos en 2005, logramos co-fundar la Alianza Panamericana de Sommeliers (APAS) en 2007 -junto a la Asociación Nacional de Sommeliers de Chile (ASCL) entre otras-, y organizar exitosamente el Concurso Mejor Sommelier de las Américas en 2009, la Asamblea General de la Asociación de la Sommellerie Internacional (ASI) en 2012, y el mundial en Mendoza en 2016. En el mismo lapso la AAS pasó de tener un par de docenas de socios a unos cuantos cientos, nuestros candidatos se fueron tornando más competitivos hasta conquistar el panamericano de 2015 y el cuarto puesto en el último mundial, los sommeliers en nuestro país dejaron de ser una rareza limitada a los dos o tres hoteles cinco estrellas de Buenos Aires para multiplicarse en restaurantes y bistrós de todo el país, y el rol de la Argentina en los plenarios de la ASI se fue tornando más relevante. Sin embargo, todos estos hitos que hemos ido alcanzando eran objetivos en sí mismos, y la presidencia termina siendo mucho más una consecuencia de estos pasos que un plan per se. En los hechos, la presidencia nunca fue un sueño en sí mismo, sino más bien una herramienta para realizar sueños.
¿Quiénes o cuáles fueron las herramientas que te apoyaron para llegar a serlo? 
Como siempre con estas cosas, confluyen múltiples motivos para que esto suceda. Haciendo una analogía gastronómica, diría que la receta incluye mucho trabajo, buenos platos, un gran equipo, y una pizca o dos de azar. Tal vez los argumentos más sólidos, aunque difícilmente los únicos, hayan tenido que ver con el éxito del concurso Mejor Sommelier del Mundo en Mendoza hace un par de años; la performance de Paz Levinson y otros candidatos argentinos en competencias internacionales; el diálogo y la colaboración con varias asociaciones de sommeliers que comparten una visión respecto de la situación de la sommellerie a nivel international; y la suerte de que, por la dinámica interna de la ASI -y siguiendo con la metáfora gastro-, encontramos suficientes comensales que querían probar un restaurante nuevo. En este proceso, todo hay que decirlo, fue vital la intensa colaboración con la ASCL, que posibilitó que nuestros dos países recibieran un concurso panamericano y un mundial cada uno y que ocupáramos las presidencias de la ASI y la APAS, todo esto en menos de diez años. También el apoyo de la gran mayoría de los países que componen la APAS. Nunca el continente americano tuvo esta relevancia ni esta responsabilidad en el plano internacional.
¿Qué viene ahora? ¿Cuáles son las prioridades? ¿Cómo vas a lograrlo? 
Los desafíos son importantes y variados, y por ende estamos trabajando sobre muchos frentes distintos, sumando gente idónea y profesionalizando estructuras. En el año que pasó se presentó un nuevo isologotipo de la ASI, una newsletter, se incrementó la promoción y comunicación de la sommellerie a través de una campaña de comunicación en prensa y redes sociales, se relanzó todo el programa de patrocinios, y se organizaron el concurso Panamericano de Sommeliers en Canadá y la reunión anual de la ASI en Georgia. Cabe destacar también que en la asamblea general realizada en Tiflis, Georgia, hace unos días, se decidió incorporar una nueva comisión de trabajo a las cinco que existen desde hace años, que es la de Ethics & Compliance, y que quedó a cargo del chileno Ricardo Grellet. En las próximas semanas estaremos lanzando la nueva web de la ASI -en www.asi.info, simplificando el dominio anterior, que era www.sommellerie-internationale.com. En octubre próximo se llevará a cabo el concurso ASI Mejor Sommelier de Asia y Oceanía en Kyoto. Todo esto sucede, además, al mismo tiempo que estamos trabajando en la organización del próximo mundial de Sommelier en Bélgica y los festejos por el 50mo aniversario de la ASI en Francia en 2019, y ponemos en marcha planes para acordar la participación de EEUU en la ASI y aumentar la presencia de la ASI en el Sudeste Asiático, entre otros objetivos estratégicos. El ritmo es bastante frenético, pero es comprensible, ¡ya que la responsabilidad es global!
¿Cómo sientes que te ve a ti y a las nuevas generaciones la antigua directiva de la ASI? ¿Cómo han logrado adaptarse, trabajar juntos?
Es probable que alguno se haya puesto algo nervioso antes de la elección, ya que es la primera vez en los casi cincuenta años de la ASI que se elige un presidente de mi edad -históricamente han sido todos mayores que yo- y, además, uno no europeo ni japonés. No obstante, yo tengo claro que mi rol es proyectar el futuro de la ASI abrazando nuestra trayectoria… ¡Las ramas sólo se pueden proyectar alto cuando hay raíces fuertes! En lo personal, además, si bien tengo una visión clara de cuál es nuestro Norte, busco también siempre nutrirme de quienes tienen más experiencia que yo. Es por eso también que exactamente la mitad de la actual comisión directiva se ha mantenido de la administración pasada, y que integramos mucho también al candidato que no resultó ganador en las últimas elecciones en nuestras actividades. Lo cierto es que estamos trabajando de manera muy coordinada y haciendo avances importantes, lo que a su vez se comienza a traducir en un apoyo muy importante de los delegados de la ASI al trabajo que venimos realizando. Esto se vio reflejado en el hecho de que fuimos con muchas propuestas muy ambiciosas a la última asamblea general, y la enorme mayoría de las decisiones fue aprobada por unanimidad.
Vamos más atrás, ¿por qué decidiste ser Sommelier? 
Comencé a trabajar en gastronomía durante los fines de semana cuando tenía doce años. Era un trabajo perfecto: me permitió ganar algo de dinero y no tener que pedirle a mis padres, luego trabajar en diferentes países cuando terminé el secundario, divertirme, aprender un oficio, y estudiar al mismo tiempo. Fui lavacopas, mozo -o garzón, como les dicen en Chile-, y bartender, hasta que apenas pasados los veinte empecé a especializarme en sommellerie. A los veintitrés o veinticuatro años, a fines de los noventa, el tema del vino se empezó a desarrollar con fuerza, yo trabajaba en la mejor barra de vinos de Buenos Aires del momento (el Gran Bar Danzón, ¡que este año cumple veinte años!), y me dí cuenta de que tendría una mejor vida y sería más feliz si me dedicaba a la sommellerie y no a la Ciencia Política, que es la carrera que estaba por terminar en ese momento. De ahí a decidir dedicarme 100% a este métier hubo tan sólo un paso -muy lógico por demás.
¿Qué ha cambiado en Argentina desde que decidiste ser sommelier?
El cambio en Argentina fue vertiginoso. Un peso valía un dólar a fines de los noventa, hoy para verle la cara a Washington hay que desembolsar casi treinta pesos argentinos… Esto da una idea de la montaña rusa que ha sido el país económica y políticamente durante los últimos veinte años, ¿no? Sin embargo, y a pesar del pronunciado declive económico de los últimos siete u ocho años, la sommellerie se ha desarrollado enormemente, y el país está elaborando los mejores vinos que jamás ha visto. Como siempre, el nuestro es un país de contrastes, muy difícil de explicar en un párrafo, y al mismo tiempo fascinante.
¿Qué factores crees que han permitido que Argentina esté en la final de los concursos panamericanos de sommeliers con representantes los últimos años? ¿Por qué crees que a Chile no le fue tan bien como la versión anterior? 
Supongo, una vez más, que hay múltiples factores que deben ser analizados. Argentina cuenta con varias Escuelas de Sommeliers, lo que hace que la competencia por los mejores profesores, por diseñar clases, desarrollar programas, y entrenar candidatos sea feroz. Los concursos nacionales de sommeliers se han convertido además en el espacio ideal para escenificar esa competencia, razón por la cual las diversas Escuelas de Sommeliers colaboran con el entrenamiento de sus egresados. Esto ha generado una gran masa crítica de sommeliers, que hace que hoy la AAS cuente con cientos de socios con un nivel promedio muy alto y con una élite de sommeliers que pasan años enteros entrenando y presentándose a nuestros concursos nacionales cada dos años antes de que les llegue la hora de la competencia internacional.

«Por supuesto que las escuelas primero, y la AAS después, apoyan también a los candidatos, aunque el alcance de ese apoyo no es determinante: El compromiso de cada candidato con el estudio, el entrenamiento y la tenacidad de competir año tras año no pueden ser suplantados. A través de los años he visto fracasar a candidatos con mucho apoyo y recursos, y a Gérard Basset o Paolo Basso, por ejemplo, ganar sus mundiales después de haber entrenado en soledad, luego de años de concursos nacionales y continentales, y recién en su cuarta o quinta final de un mundial. Las asociaciones de sommeliers de Argentina y Chile, de todos modos, se encuentran entre las asociaciones más activas y las que más apoyo brindan a sus candidatos en el mundo. Esto no es simple, además, ya que los recursos con los que cuenta una asociación son limitados, amen de que el objetivo de la asociación debe ser el desarrollo de la sommellerie en general, no el de una persona en particular. Así y todo, y si bien se les puede dar una mano, el desarrollo de un campeón lleva tiempo, y nadie puede hacer el trabajo por ellos. No hay atajos: Tanto Paz Levinson como Martín Bruno, ganadora y subcampeón de los panamericanos 2015 y 2018 respectivamente, vienen entrenando y participando de todos los concursos que pueden desde hace diez años o más. De hecho, los dos llegaron a la final recién en su segunda participación en un panamericano… «

«En cuanto a la afirmación de que a Chile no le ha ido «tan bien», la verdad es que me sorprende, y no puedo menos que discrepar con ella: ¡Hoy la sommellerie chilena es muy respetada en el mundo! Chile es uno de los muy pocos países que se sientan tanto en la mesa chica que define el futuro de la sommellerie en el mundo como en la que organiza estos concursos, y el desempeño de sus candidatos fue muy positivo. No hay que olvidar, además, que el nivel de la sommellerie latinoamericana está creciendo a pasos agigantados, que estas disputas son cada vez más cerradas, y que Chile presentó candidatos que debutaron en una competencia que congrega a la elite de los sommeliers del continente, la mayor parte de los cuales ya habían pasado por varias compulsas de este tipo anteriormente. Los candidatos chilenos no sólo no desentonaron con el nivel general de la competencia, sino que se midieron con profesionales de los mejores restaurantes del continente, algunos de ellos con mucha más experiencia que ellos, y quedaron bien posicionados, uno de ellos incluso en el top ten… ¡deberían estar orgullosos en Chile de sus candidatos y su asociación de sommeliers!»
¿Qué viene ahora? ¿Cómo ves el  futuro de la profesión en Argentina, y en Sudamérica, versus países desarrollados? ¿Cómo ves la labor de Chile hoy en la ASI? 
La profesión se está desarrollando mucho en la región, al punto que en el último mundial vimos varios latinoamericanos entre los treinta mejores (sobre 61 candidatos en total), e incluso a la argentina Paz Levinson quedando muy cerca del podio, en el cuarto puesto -algo impensable diez o quince años atrás. Vemos que países como México, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina van achicando la brecha con los países desarrollados; un crecimiento interesante en países como Colombia y Perú; brotes prometedores en Dominicana, Bolivia y Paraguay… cuando uno mira el contraste con la situación de Latinoamérica diez años atrás el crecimiento ha sido remarcable. Mirando una foto, no quedan dudas de que hay mucho por hacer aún, pero si miramos la película queda claro que se ha avanzado mucho en el sentido correcto. El rol de Chile, en todo este proceso, ha sido vital. No es casualidad que en los últimos diez años Chile haya sido anfitrión de un panamericano y un mundial, y que hoy Ricardo Grellet, presidente de la ASCL ocupe la vicepresidencia de la ASI, la presidencia de la APAS, la dirección del nuevo comité de ética e incluso una silla en el muy exclusivo comité técnico encargado de la organización de los concursos internacionales de la ASI, junto a sommeliers de la talla de Gérard Basset, Andreas Larsson, Serge Dubs y Arvid Rosengren, entre otros. Nunca, en toda su historia, la sommellerie chilena ha tenido esta preponderancia en el concierto de la sommellerie internacional.
¿Cómo ves los vinos de Argentina en 10 años más? 
Creo que si la vitivinicultura argentina crece en términos cualitativos aunque sea una fracción de lo que ha crecido en los últimos diez años, Argentina va a sorprender al mundo… ¡no tengo muchas ganas de tener diez años más, pero no veo la hora de poder probar esos vinos!

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5 comentarios

  1. […] un principio pensé que la reciente entrevista a Andrés Rosberg  publicada en WiP.cl sería suficiente para hacer un llamado de atención con fundamento, a la […]

  2. […] títulos)  Gerard Basset, quien falleciera el año pasado. Fue justamente en su honor que Andrés Rosberg, actual presidente de la Asociación Internacional de Sommeliers (ASI), anunciara a Nina, la viuda […]

  3. […] 19:00: 20 años no es nada (bodegas argentinas presentan vinos dem á de 20 años). Presenta: Andrés Rosberg […]

  4. […] ANDRES ROSBERG, EL “CHE” QUE DIRIGE A LA ASI […]

  5. […] Andrés Rosberg, presidente de la ASI, nos dijo sobre VIGNO: “A mi no me tienen que convencer de calidad, porque yo ya soy un amante del  Carignan”. Desde el punto de vista de ser una D.O. privada, destacó Rosberg (al pedir comparla con las D.O. en Argentina) agregó:  “nosotros tenemos  acá I.G.  que son  indicaciones geográficas, y tenemos D.O. que se usan para una variedad de una zona, como es el Malbec en Luján de Cuyo, pero ésta la usan pocos productores. Por el lado de la D.O. de Malbec ha quedado comprobado que hay otras herramientas que han funcionado mejor en términos de promover la variedad, y aplica en diferentes regiones de la Argentina. El trabajo que se está haciendo cada vez más fuerte, destacó  es la identificación de las I.G. como un área geográfica determinada que comparte algunas características, como suelo y clima. Tal como es la I.G. Paraje Altamira. Este, explicó,  es el caso más interesante, porque es la primera I.G., creo,  en la que se ha trabajo mucho para determinar parámetros diferenciadores del lugar, y no por factores políticos del distrito o del departamento como suelen ser. Porque el departamento de San Carlos es enorme, el distrito que es la Consulta es una unidad más pequeña, y dentro de éste  Paraje Altamira es aún más pequeño. En otras I.G. , agregó, se superpone la I.G. con el distrito para facilitar el proceso de aprobación. Así estamos viendo que las I.G. sirven para comunicar terruños determinados que influyen de diferentes maneras en el vino. En Gualtallary, por ejemplo, podemos plantar Malbec o Cabernet Franc, y van a ser vinos bien diferentes, pero sabemos que hay un lugar con cantidad de calcáreo, con una altura, con un clima que hace que haya características que se comparten. Igual Gualtallary es un distrito grande con dos, y a veces,  tres grados Winkler en el mismo distrito. Eso es una locura, y me imagino  que eso pasa en Chile también, pero en Europa para cambiar dos o tres grados Winkler tienes caminar cientos de kilómetros. Acá en 70 kilómetros podés pasar de Winkler 1 a 4… Luego, seguramente,  habrá una especialización dentro de las I.G. para llegar a las  D.O. pero son procesos lentos y  siempre criticados, porque alguno se queda fuera y  se queja. En los hechos, también se ha evitado para no atarse las manos y preservar la libertad de los productores. Un buen ejemplo es que Zuccardi plantó Verdejo en San Pablo, y salió un tremendo vino, pero si se hubieran puesto firmes, que el lugar era solo para Malbec, eso no hubiera sucedido”. […]

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