Cordilleramar es la apuesta de los Gálvez, una familia de productores de uvas pisqueras que busca darle valor a la blanca Pedro Giménez y a su origen, el Valle de Choapa.

El primer vino que produce la familia Gálvez en su bodega cerca de Salamaca, Valle de Choapa es un Pedro Giménez, cepa blanca pisquera que por error se deja llamar Jiménez con J (pues no es tampoco la famosa española con X de Ximénez, sino una cepa criolla). El cómo llegaron a hacer un vino con ella  tiene que ver con un cuento viejo. El de pequeños productores de uva de Pisco que un día dijeron basta ante el bajo precio que pagan las grandes empresas por ellas. Las grandes compradoras a su vez, fueron  las responsables que en un lugar cálido como el centro de Choapa (clasificado con la indicación de calidad Entre Cordilleras) se hayan plantado variedades blancas, entre ellas, y por sobre las demás durante los últimos 20 años, la Pedro Giménez.

El reto de hacer el cambio de productor de uva a productor de vino y comercializarlo no fue fácil, y no porque no hubiera recursos, sino porque les costó que alguien creyera que tenían el potencial para hacer un buen vino blanco. Quien finalmente aceptó el reto fue Lorena Véliz, una enóloga de la zona Norte con muchísima experiencia con estas uvas. Nada perdemos con probar, les dijo. Y eso hicieron, probar. Eso sí, Veliz les pidió sumar en su bodega la mejor tecnología de refrigeración para poder palear los inconvenientes de fermentar y guardar vinos con temperaturas que pueden llegar aquí a los 38 grados en el verano.

La primera cosecha que vinificaron con una pequeña parte de sus uvas (de un total de 9 hectáreas de viñedos), cuenta Gonzalo Gálvez, hoy a cargo del proyecto, fue la 2015. Pero no resultó nada bueno allí dice, más que para jugar a hacer vino y aprender de todo el proceso con uvas de verdad. Con esa experiencia y la asesoría de Véliz fue que el 2016 hicieron el Pedro Jiménez Cordilleramar que hoy recomendamos en WiP.

100% fermentado en acero, 100% con controles de temperatura y oxidación, cosechado de tarde, refrigerado hasta la mañana siguiente, lo que ofrece este vino blanco brillante es aromas sutiles a flores blancas y duraznos blanquillos, y lo mejor, esa grasita, ese volumen en boca que llena todo el paladar. Con una acidez y dulzor justos, que no empalagan, y que no deja nada de amargor final.

Definitivamente un vino blanco súper transversal en la mesa. Fácil de beber y jugoso para comenzar, de peso y volumen para seguir después con pescados grasos, e incluso carnes blancas como pollo o pavo asado, también chuletitas de cerdo. Incluso con risotto de setas y chupes de mariscos cremosos. Hoy sólo se pueden encontrar en @GreenWines* a $8.000. Gálvez quiere darle su valor, el de un vino que tiene volumen y carácter en boca, y además sumarle valor al Valle de Choapa, el que ya está comenzando a despertar el interés entre sus productores por hacer vinos finos, más allá de sólo Pisco. Ojalá  pues que sigan este mismo buen camino.

*Green Wines : ventas@greenwines.cl / telefono: +56984720305

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