DOS NUEVOS CARMENÈRE

Publicado el 29 noviembre 2019 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Despedimos la semana con dos nuevas etiquetas, de Viña Carmen y Viu Manent, las que llegan para celebrar 25 años del hallazgo de esta cepa tan particular entre los viñedos de Chile.

Fue una buena movida la de Viña Carmen, me refiero a la de auto proclamar el Día del Carmenère un 24 de noviembre, siendo éste el día que el ampelógrafo Jean-Michel Boursiquot la identificara entre sus viñedos de Merlot en Alto Jahuel. Una idea que podría haber sido muy vacía si no hubieran seguido dándole la importancia a esta variedad en la viña, al menos cada cinco años. Así fue como primero la engalanaron haciendo con un vino especial de la cosecha 2014 para celebrar sus primeros 20; y llamaron IIII Lustros. Ahora cuando se cumplen 25 años han lanzado de la cosecha 2018, como correspondía; la versión V Lustros.

Vacío hubiera sido también seguir haciendo el mismo vino, mientras sabemos que hemos aprendiendo muchas cosas nuevas sobre la Carmenère en todo este tiempo; entre ellas que es más feliz en los suelos profundos, que en los poco fértiles. Vacío hubiera sido, sabiendo que sus mejores Carmenère vienen de Apalta, lo hubieran seguido haciendo del Maipo. Y esa la explicación que nos da Emily Faulconer, la nueva enóloga de Viña Carmen, cuando le preguntamos por qué IIII Lustros era Maipo y ahora V Lustros viene de Apalta. «Nos cambiamos a Apalta, explica, porque todo el foco lo estamos poniendo ahí con la cepa. Hemos visto que los mejores resultados salen de acá». El viñedo de V Lustros agrega, es de un productor con el que Carmen trabaja desde hace años. Es viejo, de secano, precioso, un poco más arriba de Neyén; más fresco y rodeado de bosque nativo».

Lamentablemente no puedo imaginar el bosque nativo que rodea el viñedo al sentir los aromas de V Lustro, pues hay ahí más notas a vainilla, pero el frescor de la fruta del lugar y de la cosecha 2018 en boca es claro. Sobre todo cuando comparamos con su versión anterior, ahora ya cinco años más cansada, y claramente con un perfil desde su cosecha más especiado y maduro. Es por esa nueva frescura que me gusta este V Lustros; gracias a su fruta violeta, vivaz y un cuerpo medio que no cansa. Además de un buen precio para una botella que luce mucho más impresionante de lo que cuesta $8.900. Incluso a $6.500 desde las 3 botellas estaba en Armonía Wines.

En la dirección contraria, literalmente, hacia las laderas ponientes de El Olivar (en el mismo Valle de Colchagua) nace el nuevo Single Vineyard Carmenère de Viu Manent. Viu ya tenía sus versiones diferentes de la cepa. Por un lado la de su Secreto Carmenère ($9.500) más frutal, mientras su gran ícono Incidente es mucho más complejo. Loma Blanca Single Vineyard Carmenère entonces viene a quedar al medio de los dos. Y aunque viene del mismo viñedo en laderas que el Secreto, su cuartel tiene más roca entre medio del granito descompuesto.

Sí, ni me lo digan, con esta explicación el argumento anterior del V Lustros se puede haber ido algo a las pailas, pero no tanto, si entendemos que la piedra también puede darle otra tensión al vino, no de frescura, sino de tanino; y, sí, ya algunos la están buscando también, no sólo en la cosecha más temprana o cambio de ubicación.

Así, El Incidente ($48.900) viene de un viñedo distante a El Olivar (siempre en Colchagua), llamado La Capilla, donde el suelo si es más profundo con capas de limo y arena, poca arcilla y también poca materia orgánica. «Si comparas estilos nos dice Celedón, el Single que es 100% Carmenère es un vino más alegre. El Incidente es más intelectual, más complejo en nariz y profundo de boca, además tiene Malbec y Petit Verdot de otros campos». La Capilla agrega, no se deshoja porque pierde frescura la fruta, El Olivar tampoco porque pierde carácter especiado y suavidad de taninos. Y si ese carácter herbal, de piracinas, está presente en Loma Blanca, en nariz y en boca, y es lo que le convierte en la versión especiada entre estos dos nuevos Carmeneré que llegaron al mercado esta semana.

Carmen V Lustros es sin duda un vino más versátil gastronómicamente, incluso para sentarse a conservar sin nada de comer; Loma Blanca no lo es. Con su cuerpo más pesado, y un tanino más firme y profundo (acorde a su precio de $17.500), pide compañía de una carne asada con su buena veta de grasa; de un queso maduro, de un curry rojo o verde sí, pero con muy poco picante. También importante en esta época del año, pide servirlo fresco (a menos de 18ºC). No me cabe duda que su cosecha 2018 le dará un punch de frescura, y que la guarda le hará bien también; así como algo de la guarda en fudres, que ya promete su futuro según nos adelantó Celedón.

 

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