COVID-19 / EL CASO CHILE

Publicado el 05 junio 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Nuestra editorial reflexiona sobre las lecciones que piensa deberíamos aprender a partir de los buenos ejemplos que nos dio el resto del hemisferio Sur. Ello, tras la última vendimia de la década y, especialmente, ante el turbulento ambiente que se vive en el país tras el estallido social del 18-O.

Me tomó casi tres días, entre una cosa y otra -y sí muchas redes sociales entre medio- lograr reunir las lecciones que dejó el webinar organizado por la OIV, a propósito de las crisis que vivieron cada uno de los países productores del hemisferio Sur. Ello, una vez que la OMS decretó al COVID-19 como Pandemia. Muy a pesar de lo que seguramente me perdí en la traducción, busqué ser lo más objetiva posible en cada resumen, y dejar para esta segunda nota mis impresiones personales sobre todo lo expuesto. Aquí están y con ellas me prometo a mi misma, que serán las últimas sobre este tema. Porque qué sentido tiene -me pregunto- seguir tratando de decir algo, con el fin de generar cambios, cuando ya está delante de las narices de todos la urgencia de hacerlos.

Si miro a las exposiciones en el detalle -más allá de lo obvio- lo primero que detecto es que hubo varias realidades diferentes. Por un lado, la de los países que trabajaron codo a codo con sus Gobiernos para poder seguir adelante con las cosechas, antes o después de que la OMS declarara al COVID-19 como Pandemia. Y, que gracias a esa presión de peso, sí pudieron seguir cosechando. En este grupo sólido estuvieron casi todos los países, menos Sudáfrica.

Luego, veo otro subgrupo, el que formaron la mayoría de los países, menos Chile. Ellos, se propusieron crear protocolos únicos y comunicarlos a la par de las sucesivas medidas tomadas por cada Gobierno. Todo, bajo una misma voz, para ser transparentes, evitar generar desinformación o el caos. En la mayoría de los casos, estos tres países democráticos, incluso crearon con este fin páginas web y news letter que hasta hoy siguen actualizando la información relacionada. Chile queda fuera, porque entre profesionales del vino y pequeños productores se sentía todo lo contrario: dispersión, desinformación y protocolos implementados por cada bodega a partir de sus propios equipos de trabajo. La colaboración con las redes contacto personales fue indispensable. Ver aquí nota «Chile en tiempo de COVID-19».

A la vez, aunque tampoco hubo presentación que lo mencione, da la sensación hoy de que sí hay muchísimas cosas que se están haciendo para sacar la industria adelante, pero de nuevo, y como siempre, cada uno va por su cuenta. ProChile y Corfo por un lado; Enoturismo Chile por el otro; Vinos de Chile y Wines of Chile, cada uno con sus diferentes mercados objetivos… ¿Por qué no en una sola página reunir toda esa información para los diferentes actores del vino?

Ambas minorías identificadas, dejan para Chile grandes tareas pendientes. Primero, la de reunir y canalizar información transparente y útil para todos sus actores. Buena noticia: según comentó ayer a WiP.cl la misma Presidenta de ANIAE, Adriana Cerón, también notaron esta falencia (gracias al mismo webinar de la OIV); por lo que buscarán hacerlo en su nueva página web. De tal manera que ya se puede ver en www.enologo.cl un link con el título COVID-19; el cual pronto estará activo. ¿Se la podrá ANIAE? Ojalá. Lo ideal sería que la información se genere entre todos los actores y que no pase los filtros de quién paga por ella. Es decir, que la información transparente sea un derecho por igual para todos.

Lo tercero, veo que a Sudáfrica efectivamente, le dejó esta crisis la gran tarea de trabajar en una campaña comunicacional para revirtir la imagen asociada a violencia y delincuencia, que el Gobierno y la comunidad tienen del vino. Pero también, debería impulsar a los demás países a hacer un trabajo semejante, pues aunque si bien sólo Nueva Zelanda habló del temor a no ser considerados como empresas básicas, sabemos que la producción del vino en Chile también estuvo en la misma cuerda floja. Es claro, y así lo deja ver Aurelio Montes, expositor del caso Chile, en su relato: fue la presión que ejerció la asociación que reúne al 80% del volumen de producción y exportaciones de Chile, y su contacto cercano con el Gobierno, lo que permitió que termináramos la vendimia sin problemas. Presión de las grandes empresas que nos deja otra reflexión, y que puede mirarse desde la tendencia política que se tenga, pues tiene que ver con el cómo Chile históricamente se ha gobernado a sí misma. Partiendo por su colonización.

También invita a digerir -si es que queremos estar en las grandes ligas- que ni la informalidad ni el poder de los más grandes, puede seguir siendo parte de nuestra carta de presentación. Porque hoy éstas son cartas tan políticamente incorrectas, como el reírse o abusar de las mujeres, o de las minorías. Digerir es pensar, mirarse en el espejo y preguntarse qué puedo hacer desde mi lugar para cambiar y mejorar el país donde vivo. Por mi parte como editora de WiP.cl sólo puedo decir: No más críticas. Sólo acción. De esta sólo salimos todos juntos.


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