VINTAGE SIXTEEN

Publicado el 26 octubre 2017 Por Maximiliano Mills www.maxmills.com

Maximiliano Mills  nos introduce esta vez en una película sobre la cosecha recién pasada en el Hemisferio Sur, incluyendo a Chile por supuesto. ¿Quieres saber qué viña y quiénes salen?

Me enteré por el perfil en Instagram de un amigo que existía este documental llamado «Vintage Sixteen» (Cosecha del ’16)  cuando publicó el afiche de la película. Algo me llamó la atención en su fotografía. Y aunque tardé unos minutos, pude reconocer la impactante entrada de palmeras en viña Kingston, Valle de Casablanca. O sea, mi felicidad era doble; ver una película de vinos aún no estrenada y que se hubiera filmado en Chile. Resultó serlo. Bueno casi.

Vintage Sixteen (2017) entrevista a más de veinte enólogos y retrata su periplo siguiendo las vendimias que se realizaron entre fines de febrero hasta principios de mayo del año 2016, en los cinco principales países productores de vinos en el Hemisferio Sur de nuestro planeta Tierra: Sudáfrica, Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia (los también llamados “vinos del nuevo mundo”).

Comienza con un dato tremendo… “en el mundo se producen 34 millones de botellas al año”. El relato sigue basándose en escritos que aportan información general contra un fondo negro, intercalado con relatos de los viñateros de los países visitados. Estos van respondiendo las mismas inquietudes que nosotros preguntaríamos en una visita o cuando estamos en una feria de vinos: ¿cuánto esfuerzo adicional requiere la temporada de la vendimia? ¿Cuáles son los pro y contra de producir vino? ¿Por qué te realiza ser vitivinicultor? ¿Cuál ha sido tu mejor cosecha? ¿Qué es lo que te hace elaborar vino en lugar de comprarlo? ¿Por qué escogiste plantar esta cepa? ¿Los clientes entienden cómo se elabora el vino?

Aquí dueños de bodegasenólogos del Hemisferio Sur nos invitan a seguirlos para entender el trabajo,  la pasión y la diversión involucrada durante la cosecha 2016. Icónicos viñateros son visitados durante las semanas más importantes del año.

La película contiene imágenes filmadas con delicadeza al amanecer y al atardecer, utilizando secuencias con lapsos de tiempo y tomas aérea que compenetran al espectador en la escondida hermosura que poseen las parras. Estos escenarios consiguen que tú seas imbuido dentro de la experiencia de recolectar uvas hasta el trabajo que existe en la bodega. Todo matizado escuchando a los viñateros hablar sobre lo que se necesita para obtener una exitosa cosecha de vino. O su contraparte reflejada en el viñatero de Schalk-Opperman de Sudáfrica quién afirma “todavía estamos buscando embotellar ese vino perfecto y creo que nunca lo vamos a lograr”.

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Afortunadamente para el espectador-enófilo, los hermanos James, Dan/Director-Camarógrafo y Kat/Productor solo decidieron retratar a viñas pequeñas o medianas en cada uno de estos cinco países. Se agradece. Lo que capturaron en imágenes no fueron reuniones de gerentes comerciales o de exportación hablando vinos industriales o traficados.

Aquí son vinos con alma y en su mayoría provocan sonrisas y cimientan vidas realizadas a los que tratan de embotellar lo mejor de sus racimos. O como lo describe tan conmovedoramente Courtney de Kingston Vineyards en Chile: “trabajas todo el año para la vendimia y cuando esta llega sientes una energía especial. Es cuando las parras te dan todo lo que tienen entregándote a sus hijos, los racimos. Es tu trabajo construir un legado con sus uvas”.

Al otro lado del planeta, aparecen viñedos que están empujando las fronteras de lo posible. Como los de la viña Grosset-Gaia en Australia. Junto a poéticas tomas aéreas que se acercan a lo onírico, sustentadas en música minimalista, el winemaker Jeffrey Grosset le describe a Dan James su viñedo de menos de tres héctareas (el más alto en la isla-continente), donde cada vez que va debe hacer una nueva ruta debido a la ausencia de un camino. Pero su Pinot Noir es uno de los más sobresalientes en la Australia de hoy.

La cámara salta y retrocede geográficamente hasta Nueva Zelanda donde una enóloga aclara la gran diferencia entre hacer vinos y otros brebajes con alcohol: “Si produces y embotellas cerveza, esto lo debes hacer una vez a la semana y después repetirlo. En cambio el ciclo del vino es solo una vez al año.”

A esta altura del metraje es cuando se comienza a notar que los viñateros que sustentan la segunda parte del derrotero de Vintage Sixteen son principalmente los neozelandeses y los chilenos. Aquí destacan Sebastián De Martino, de viña De Martina,  y también Sven Bruchfeld, de Polkura,  con varias frases para recordar como: “La diferencia es que si tu trabajas vendiendo motores cuando estás cenando no se habla de motores. Cuando trabajas con vinos en la cena se habla de vinos”.

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El enólogo de Kingston, Amael Orrego, fue el elegido para irle detallando al espectador neófito en varios segmentos el aspecto más técnico de la vinificación. Cada aporte de los entrevistados conduce hacia una película satisfactoria y elegante – con un eficiente metraje de solo 47 minutos – donde eres compenetrado en lo que se necesita hoy para ser un enólogo en la era moderna del vino en el Siglo XXI.

Esta vendimia del 2016 (de ahí el nombre de la película) te hace viajar por países, paisajes, bodegas y viñedos del Nuevo Mundo, conociendo el alma de las personas que trabajan con pasión infinita para embotellar el vino que disfrutamos en nuestra mesa.

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Quizás por este acercamiento conceptual, el director decidió mostrar como el maestro de ceremonias en la escena final al inglés radicado en Chile Guy Hooper de la viña Caviahue. En un ejercicio que provoca envidia sana nos abre su parcela y casa, donde la mayor parte de su jardín es un viñedo de menos de 4.000 metros cuadrados con unas 600 parras de Malbec, Petit Verdot y Carmenere que le permiten producir unas 300 botellas al año. Aquí junto a su esposa chilena y sus cuatro hijos realizan todo el proceso de crear un vino “pero haciendo todo en la casa”: la cosecha, el prensado, el embotellado, etiquetado y el embalaje de las cajas… “y también lo tomamos” dice entre risas. Guy resume con su vino “Hoops” y con su vida rodeado de parras (en vez de rosales, enredaderas o árboles frutales) lo que todos algún día quisiéramos también hacer: nuestro propio vino. O como Guy mejor lo describe en palabras que inspiran, “es una gran satisfacción y realización cuando le sirves tu vino a familiares y amigos. La sonrisa que aparece en su rostro lo dice todo”.

¿Cómo verla? más que fácil. Sigue el link https://www.vintagesixteen.com

 

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