UN BUEN AÑO

Publicado el 16 enero 2017 Por Maximiliano Mill

Maximiliano Mills nos recomienda una película hermosa y amena, que transcurre en un chateau francés, sobre esas difíciles elecciones que a no todos nos tocan en la vida.

Está comenzando este 2017 y su vendimia ya nos aparece a la vista, por lo que la recurrente idea de transformarnos en viñateros revolotea en las cabezas de quienes no poseemos una plantación de parras. De eso trata “Un Buen Año”. Una hermosa y amena película que no logró ser un taquillazo porque, bueno… todos han vivido el proceso de enamorarse pero muy pocos se han visto enfrentados a cambiar todo lo que has construido por una vida totalmente opuesta.

agoodyear_1Un buen año (“A Good Year”, 2006) es la única comedia romántica filmada en su carrera por el británico Ridley Scott. Está protagonizada por su actor Russell Crowe, Marion Cotillard y Albert Finney. Su guión está basado en la novela homónima de Peter Mayle. Narra la historia de Max Skinner (Crowe), un destacado corredor de bolsa en Londres que recibe en herencia el viñedo de su tío Henry (Finney), ubicado en Provenza al sur de Francia, donde solía pasar los veranos de su infancia. Viaja con la intención de liquidar y vender rápidamente el Château con sus diez hectáreas de parras, para regresar lo más pronto posible a su programado calendario de inversiones en Inglaterra. Pero como el apostador que es, jamás imaginó lo que plantearía a su urbana existencia el reencontrarse con el lugar donde paso los mejores años de su vida. Conoce a Fanny Chenal (Cotillard), la dueña de un pequeño restorán y aparece una mochilera californiana que dice ser hija de Henry.

agoodyear_4Persevera con la idea de vender y contrata a un consultor de viñedos para tasar las parras y el vino en guarda. Mientras más apura la venta con más fuerza afloran los recuerdas de esos maravillosos veranos que pasó de niño en el «Chateau». La bifurcación aparece: tomar distancia de Londres alejado de la presión diaria de los negocios, y reactivar el viñedo disfrutando de la vida más conectada con las cuatro estaciones. Para esto, Max también debe reencontrarse con Francis Duflot, el obtuso y purista viñatero que fue la mano derecha de su tío. Este comienza a despreciarlo en cuanto se entera de la venta.

agoodyear_3Aquí es cuando comenzamos a preguntarnos “¿por qué no me sucede a mi algo así? ¡Daría cualquier cosa por tener este ‘problema’ en mi vida!” Quizás nosotros, amantes del vino, no dudaríamos en dejar nuestra vida actual y convertirnos en vitivinicultores. Pero Max recibe del presidente de la firma donde trabaja un ofrecimiento para convertirse en socio acompañado de un sueldo de más de seis ceros por los próximos veinte años… que disyuntiva. Max regresa a Francia para pensarlo y también para investigar si Christie es su prima. Ambos concuerdan en que el vino en la cava de Henry no está en condiciones aceptables pero durante una cena en casa de Duflot, quedan impresionados por una botella de vino traída de sorpresa por el padre de éste, un vino llamado “Le Coin Perdu” (la esquina perdida). Posteriormente, Max se entera de que el costoso y misterioso “Le Coin Perdu” es un ensamblaje cuya autoría está en una colaboración entre Henry y Duflot, con «parras ilegales» fuera de las estrictas leyes que hay en Francia para la clasificación y denominación de vinos.

agoodyear_5La película aún sin decaer se torna predecible pero con incertidumbre. Max y Londres parecen una fusión de nacimiento. Tanto como la vida que ha hecho en Provenza el director Ridley Scott, injustamente acusado de haber producido esta película para “poder trabajar filmando a sólo 7 minutos de su casa”. Un buen año es una historia entretenida, bien contada, con maravillosa estética en su producción pero muy subvalorada, quizás por el temor que hay a seguir tus instintos, evitar riesgos y sufrimientos… transformarte de urbano a campesino… escuchar a tu Pepe Grillo. Pero nosotros los que apreciamos el vino sabemos que de esto justamente se trata la vida alrededor de un viñedo; vivir caminando entre las incertezas del clima, las equivocaciones durante la fermentación y las fluctuaciones del mercadeo… ¿Qué decisión toma finalmente Max? Creo que la misma que elegiría cualquier tipo que sabe disfrutar de momentos inolvidables para ser embotellados en la memoria. La decisión de quién descubrió de que está hecha la vida.

 

Maximiliano Mills es uno de los fundadores de las revistas Surfeando y Nauta. Ha desarrollado su carrera como cronista de viajes/fotógrafo y explorador de personalidades. Ha sido asistente de producción en las películas Natural Born Skiers, Searching for Tom Curren, Rapa-Nui, Blue Horizon y Step Into Liquid y ya está trabajando en la filmación de su cortometraje. Espera llevar al cine alguno de sus cuentos cortos. Desde 2012 escribe la columna “Cine Paralelo” en la revista Tell. Ha publicado 5 libros, incluyendo Arqueolocine, los que pueden bajar desde www.maxmills.com

Más artículos de Maximiliano:

“Rex Pickett, entre los caminos andinos del vino” 

«El Juicio de París»

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9 comentarios

  1. Mariana Martinez dijo:

    Debo confesar que vi esta película con la intención de divertirme buscando los errores técnicos, los absurdos (así como había varios en el «Línea Roja» protagonizada por Benjamín Vicuña, un enólogo chileno independiente que viaja para dejar sus vinos en manos de un posible cliente y ni siquiera los degustan). Pero me llevé la grata sorpresa de que «Un buen» año estaba muy bien documentada, aunque claro con mucho romanticismo de por medio. Igual que ese libro maravilloso que se llama «La bodega» de Noah Gordon.

  2. Luis Eduardo Solar dijo:

    Tremenda pelicula, me encantó… vista varias veces.

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