TERRITORIUM ENTRE MAULE E ITATA

Publicado el 17 abril 2020 Por Maximiliano Mills www.maxmills.com

Sacando del baúl los pendientes… Maximiliano Mills nos cuenta del documental elaborado de pe a pa por el periodista Alejandro Tumayán, desde su hogar en Pelluhue.

Con la escasa producción en Chile de películas o documentales relacionados con el vino, cómo no aceptar la invitación de mi editora WiP al lanzamiento de un nuevo documental sobre el vino chileno. El que retrata la tradicional zona vitivinícola ubicada entre los ríos Maule e Itata. Fue estrenado el 31 de agosto del 2019 en el auditorio de «La Vinocracia» en Ñuñoa; día que por cierto nunca olvidaré por el parte-fantasma gentileza del Alcalde Andrés Zarhi, quién sacó de mi bolsillo $83.000. La inspiración creativa detrás de este trabajo audiovisual titulado Territorium es del periodista especializado en vinos Alejandro Tumayán, conocido por su sitio www.todovinos.cl donde ha venido desarrollando una labor de difusión y conocimiento profundo sobre el vino chileno desde hace varios años.

Alejandro es de esas personas que uno se encuentra habitualmente en las ferias y eventos relacionados con el vino, y que terminas saludando de tanto encontrarte con él. El año 2017 decidió salir de Santiago para instalarse en una casa ubicada en la costa de Pelluhue -en la región del Maule- la misma que usó como base para desplazarse y filmar estas imágenes que fueron construyendo Territorium, su primer documental. Alejandro es quien va hilvanando con su cámara todas las escenas de esta frontera interior, que él percibe en esta zona con profundo arraigo e identidad vitivinícola. También es el autor del guión, productor y director. Le encargó la música incidental a Patricio Morales y la locución con voz fuera de cámara es de Guillermo Peters. El proceso de post-producción es de Eduardo Tumayán.

Para los que conocen estos valles del Maule era previsible que la narración pudiera caer en el ya conocido conflicto entre lo agrícola versus lo forestal; centrado en la vieja disputa que hay entre una vocación vitivinícola presente desde hace siglos en la zona o en una imposición venida desde la capital. Disputa que comenzó con el Decreto Ley N°701 de 1974 para el fomento forestal. A pesar de todo lo que se ha querido demonizar y despreciar este incentivo, si nos remontamos a la época, esta era una de las pocas alternativas en el corto plazo que tenía el país para crear una industria antes inexistente y obtener recursos rápidos. El problema fue que en vez de que la riqueza creada por estas plantaciones industriales de Eucaliptos y Pino Insigne quedaran en la región del Maule, se fue colando hacia donde estaban ubicadas las grandes empresas: en Santiago de Chile. En los ya casi 50 años transcurridos desde el DL 701 la madera se transformó en nuestra tercera materia prima de exportación, pero sus ingresos nunca han hecho prosperar a las comunidades, villorrios o pueblos donde fueron plantados estos nuevos bosques.

La cosa es que Territorium sí se salta esta disyuntiva, no por comodidad ni por evitar el conflicto o el panfleto-denuncia. En sus imágenes Alejandro va enhebrando un relato que nos lleva a mirar las cosas desde la altura, la misma que puede entregar el ojo de una gaviota que se adentra hacia los valles intermedios.

Territorium se va cimentando en escenas hermosas, semi abstractas y etéreas, que al principio confunden porque parece que no te llevarán a ninguna parte, pero en realidad son cuadros pausados -con su propio Tempo– de la vida cotidiana en esta zona de Chile. Nos muestran por qué el campesino sigue ahí, por qué el campesino le sigue peleando a un Eucalipto que no tiene identidad y por qué sigue su vocación, su tradición y su herencia. La que en algunos casos es posible retroceder hasta siete generaciones de vitivinicultores. El ADN no se traiciona ni se esquiva.

Aquí además aparecen algunos datos que realmente impactan, porque van contra toda lógica capitalista urbana y nos refresca esa frase que dice: «Uno probablemente nunca necesite de un médico, un abogado o un contador, pero sí necesitarás de un agricultor todos los días».

Entre los datos que sorprenden mirando Territorium, nos enteramos de que 1.600.000 pequeñas granjas repartidas en los cinco continentes son las que alimentan al 70% de la población del planeta… ¡Impactante! El que de verdad nos alimenta no es la empresa con un invernadero gigante o la importadora de choclo del Hemisferio Norte. No. El que nos permite comer a diario es el pequeño campesino o el micro campesino; ese campesino que sigue ahí con esas dos hectáreas que heredó o que pudo comprar. A él hay que agradecerle el tomate, el cilantro y la cebolla con que preparamos una ensalada Chilena… y el vino con que brindamos.

La posterior charla que tuvimos los asistentes -guiada por Alejandro- permitió compartir más información basada en datos concretos, los que uno esperaba recibir en el guión de Territorium. Datos como el ininterrumpido proceso que ocurre en Chile con la emigración del campo a la ciudad, quedando éste con falta de mano de obra. Finalmente, plantea la gran encrucijada de Chile en el Siglo XXI como país asumiendo su destino agrícola y viñatero. O sino, el del padre campesino que está envejeciendo y que ya no puede cultivar; y que teme que cuando fallezca su hijo tomara la decisión más rápida y rentable: venderle su predio a las forestales para que sigan arrancando viñedos y planten más eucaliptos o Pinos.

La solidez de Territorium es que también muestra ejemplos que dan esperanza, como la del joven viñatero Sebastián Sánchez, quien egresó del Liceo Técnico-Agrícola de Cauquenes el año 2011 y después se recibió el 2014 de “Técnico en Vitivinicultura” en el Inacap de Talca. Desde el año 2015 que trabaja para el enólogo Diego Morales en la viña “Bisogno» y hace sus propios vinos. Sebastián Sánchez, con su proyecto “Bodega Ciénaga” es el ejemplo vivo de que si se puede revertir la migración hacia Santiago de los jóvenes que nacieron en la provincia.

Después de ver este documental queda la esperanza de que sigan egresando otros “Sebastianes” de los liceos técnicos ubicados en esta región. Y que estos graduados agrícolas y vitivinícolas comiencen a desperdigarse por los valles entre el Río Maule y el río Itata, para refundar el concepto de arraigo campesino. Territorium no tiene una faceta intencionada. Sólo sugiere. Es una brújula que no muestra el Norte si no el Sur… un Sur que está muy alejado de Santiago, un territorio sureño donde mientras más se reavive el espíritu viñatero como nación, el Territorium Chileno será un mejor país para vivir.

En cuanto lo sepamos, prometemos que les contaremos a dónde podrán ir para ver Territorium.

 


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