SOUR GRAPES

Publicado el 19 octubre 2017 Por Maximiliano Mills www.maxmills.com

Maximiliano Mills, nuestro cronista de película, nos cuenta la trama y datos sabrosos que comparte este documental sobre el hombre más fraudulento en la historia de los vinos de lujo.

La primera vez que oí mencionar este documental me lo recomendó el dueño de una nueva tienda de vinos recién inaugurada en mi ciudad. Y éste, al igual que Rudy Kurniawan, veía en el vino su mejor carta de ascenso social gracias a su paladar. Pero la visión de Kurniawan lo llevó mucho más lejos. No solo consiguió ser aceptado en los selectos círculos de coleccionistas y catadores de vinos en Los Ángeles – rodeándose de enófilos claves en esta ciudad – si no que además se convirtió en el mayor comprador de carísimos vinos en remates especializados.

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De solo ser un joven conocido como un amateur que le gustaba tomar Merlot, Kurniawan se transformó en el más grande comerciante de vinos de lujo. Su influencia llegó a ser tan crucial en los remates de vinos en Estados Unidos que ahora se recuerda la década comprendida entre 2002 a 2012 como “La era de Rudy” o “Los vinos de Rudy”. 

«Sour Grapes» o «Uvas Amargas» en español, es un documental estrenado en septiembre de 2016. Construido sobre una idea de Nick Ware y dirigido por la dupla Jerry Rothwell & Reuben Atlas, nos muestra el auge y contracción que tuvo el mercado de compra y venta de vinos excepcionales, lujosos o antiguos, siguiendo al personaje que lo construyó y lo reventó; el indonesio radicado en Estados Unidos Rudy Kurniawan (nacido en 1976 como Zhen Wang Huang en Yakarta).

Ver desde dentro cómo el mercado de subastas de vinos raros y muy finos tuvo su mayor auge gracias a un falsificador de excepción, que construyó amistades con los millonarios, invitándolos a tomar vinos maravillosos (estos sí eran auténticos), para ganar su confianza y posteriormente colocar a la venta sus vinos fraudulentos en casas de remate como Acker, Merrall & Condit o Christie´s.

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Comenzando la década de 2000 Rudy comenzó a vender y comprar importantes cantidades de vinos lujosos, gastando a mediados de la década entre 1 y 2 millones de dólares al mes adquiriendo lotes completos en subastas especializadas. Mientras, era el anfitrión de degustaciones de vinos raros con otros importantes coleccionistas, éstos admiraban que Kurniawan poseyera “la cava de vinos más grande del planeta”. Llegó a ser tan conocedor de los vinos producidos por Domaine Romanée-Conti que fue apodado «Dr. Conti» ¡Qué paradoja!

Su posición llegó a ser tan relevante que solo entre los años 2003 y 2006 gastó US$35 millones en la adquisición de vinos de alta gama. Irónicamente, se le agradecía haber “revalorizado” en Estados Unidos el mercado de vinos de lujo. Adquirió la categoría de estrella de rock de los vinos caros, exóticos y raros… hasta que un coleccionista, Bill Koch, bajó a su cava de 43.000 botellas y vio un “Petrus” de 1947 en botella Magnum. Algo no le cuadraba. Revisó los registros de la viña y comprobó que ese año “Petrus” no embotelló ningún vino utilizando este formato. Koch contrató a un investigador privado y éste a un ex-agente de la CIA experto en fraudes. El inventario que le realizó a su colección arrojó que había más de 400 botellas falsas por las que había pagado alrededor de US$5 millones. Un verdadero torpedo al ego de este coleccionista entre cuyos tesoros se encuentran cuatro botellas cosecha 1786 que… pertenecieron a Thomas Jefferson.

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Este documental se relata afirmándose con un variado archivo de imágenes caseras, aunque nunca se menciona a los amigos que filmaban a Rudy. Aquí muestran a un Kurniawan alegre, riendo, tomando sin preocupaciones, celebrando la vida y como el maestro de ceremonia en estas catas con asistentes seleccionados. Es posible apreciar cómo se desenvolvía sin despertar suspicacias en cenas elegantes, restoranes y subastas con personajes icónicos del ambiente: enólogos, chefs, amantes del vino, martilleros, sommeliers y coleccionistas… hasta que apareció un viñatero francés: Laurent Ponsot de viñedos Domaine Ponsot. A sus manos había llegado el catálogo de una subasta en Nueva York, donde aparecían algunos de “sus” vinos que en la etiqueta registraban cosechas en años anteriores a 1934 ¡El año de su primera vendimia!

¿Cómo pudo Kurniawan cometer errores tan básicos? Quizás fue lo ilimitado de su codicia, que junto a su segundo gran error no lo hacen integrar el panteón de los grandes falsificadores; no supo cuándo retirarse. Claro, algo fácil de entender disfrutando la vida que había construido y catando esos maravillosos vinos que no había falsificado.

Rudy Kurniawan o Zhen Wang Huang se encuentra ahora en los anales de la historia criminal de Estados Unidos como el primer condenado por un fraude de vinos. Aunque le manifestó al juez, “discúlpeme por lo que hice. Solo soy un amante del vino” este lo condenó a diez años de cárcel y saldrá en libertad el año 2022.

Otro hito dejado por Kurniawan es haber causado la mayor destrucción de botellas de vino – falsas o auténticas – en la historia de los US Marshall (más de 600 fueron trituradas).

Lo único de lo que adolece “Sour Grapes” es de no incluir la versión de Rudy Kurniawan ante los hechos por los cuales fue acusado (y apartado por sus amigos). Se intentó pero Rudy se rehusó en varias ocasiones a ser entrevistado. Todos esperaban escuchar su historia. Algo que debes hacer cuando ilustres próceres del vino como Aubert de Villaine de Domaine Romanée-Conti, Christophe Roumier de Domaine Georges Roumier y Laurent Ponsot de Domaine Ponsot testifican en tu contra.

Se estima que Kurniawan tardaba una hora en todo el proceso requerido por cada botella. Si se calcula que falsificó hasta 14.000 botellas en total (llenándolas con “ensamblajes propios” utilizando vinos de rango medio de California), estamos hablando de trabajar un total de 583 días aproximados ¿Pudo Rudy haber embotellado tal cantidad de vinos totalmente solo? ¿Tuvo uno o más cómplices? La gran interrogante no respondida por «Uvas Amargas».

Y si bien en Chile estamos aún lejanos a que nazca un activo mercado de subastas de vinos con este nivel de precios, se agradece que don Eduardo Chadwick después que sus vinos “Seña” y “Chadwick” alcanzaron los 100 puntos otorgados por James Suckling, decidiera incluir un sello de autenticidad en 3D para evitar el nacimiento de algún imitador de la escuela dejada por Rudy Kurniawan.

 UN AÑO EN CHAMPAGNE

“Un buen año”

“Rex Pickett, entre los caminos andinos del vino” 

“El Juicio de París”

“Somm”

“Julia & Julie”

Vinos de Película

“#Chef “

“Sin Reservas”

«Un año en Champagne»

 

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6 comentarios

  1. Muy bueno el documental, me quedo con la cara del productor de Hollywood cuando le dijeron en su cara que el vino francés que llevo para revisar era falsificado, el juraba de rodillas que era una maravilla, hasta que el sommelier le dijo lo contrario. La cara de impotencia y definitamente darse cuenta que se lo habian cuentiado por años.
    Igual es una locura a los valores que han subido los vinos, todo gracias a la especulación, el esnobismo y las subastas.
    Definitivamente no pudo hacer solo esa cantidad de botellas.

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