«SIN RESERVAS»

Publicado el 20 septiembre 2017 Por Maximiliano Mills www.maxmills.com

Post Fiestas Patrias, cuando pareciera que toda América está funcionando a media máquina, Maximiliano Mills nos recomienda ver el remake hollywoodiense de «Mostly Martha. Si les gusta la comedia-romántica y la creen posible en el mundo detrás de las puertas batientes de los restaurantes,  deben verla.

Diez años antes de estar inmerso en la dimensión paralela de la alta cocina y los vinos (conociendo y creando amistades con chefs, sommeliers y viñateros), esta fue la película que me hizo despertar sobre una profesión que hasta ese entonces no me intrigaba ni me cuestionaba.

Toda mi vida familiar había estado rodeado de excelentes cocineras pero había una distancia enorme a poder imaginar que esta carrera en el futuro se podría estudiar, que te darían un diploma, que pertenecerías a un listado de los “5 Mejores”, que tal vez podrías crear una cadena de restoranes con tu nombre y recibir altas ganancias; o dar entrevistas y convertirte en celebridad.

En esos años el chef o el que dirigía la cocina en un restorán tenía la importancia de cocinar sabroso, abundante y sin largas esperas. Hasta que el año 2007 “Sin Reservas” me abrió los ojos – y la sensibilidad – a lo que ocurre antes de que aparezca el garzón cruzando las puertas batientes con tus platos escogidos de la carta del restorán.

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Esta película es la versión para Hollywood de la cinta alemana “Mostly Martha”. Es un cruce entre romance-comedia y drama que fue dirigida por Scott Hicks. Los papeles protagónicos se personificaron con Catherine Zeta-Jones (Kate Armstrong), Aaron Eckhart (Nick Palmer) y Abigail Breslin (Zoe).

Kate es la Chef de uno de los mejores restoranes de Nueva York; el “22 Bleecker Street” de Manhattan. Se levanta temprano para recorrer los mercados de verduras y pescados, orquesta la preparación de platillos fantásticos y tiene la seguridad para ¡clavar un medallón de filete en la mesa de un cliente! cuando está segura de haberlo cocinado a la temperatura correcta. Como la contradicción andante que es, Kate detesta salir de la cocina cuando un comensal desea conocerla y felicitarla después de haberse deleitado con alguna de sus preparaciones. Es intimidante natural por estampa y presencia, hasta para Paula, la dueña del restorán.

Su perfeccionista existencia de soltera es sin sobresaltos y controlada, hasta que su hermana Christine fallece en un accidente automovilístico y debe acoger en su departamento a su sobrina Zoe de nueve años. Para aliviar su proceso del duelo, Paula se decide a incorporar un Sous-Chef para guiar al personal de la cocina. Este es un joven cocinero que va ascendiendo en su carrera, pero siente una admiración por Kate y desea trabajar bajo sus órdenes para ampliar su aprendizaje. En las ausencias de Kate cocina oyendo ópera y bromea con garzones y ayudantes.

La segunda capa que esconde esta cinta es mostrar de manera frontal lo complejo que puede llegar a ser la vida dentro de un restorán, aunque éste sea pequeño, solo abra para la cena y no acomode a muchos clientes.

Ver al personal comiendo reunido en la misma mesa antes de la apertura y hablando en verdaderas reuniones de pauta teniendo un solo objetivo: que el prestigio del restorán no corra riesgos y que todos disfruten de una experiencia para querer regresar. Dentro de la cocina se sufre con las órdenes ingresando, las preparaciones, las salsas, los ingredientes y el tiempo de cocción. En cada plato que sale está implícito poder conservar esas prestigiosas estrellas culinarias que ostenta el “22 Bleecker Street”.

Desde que vi “Sin Reservas” tengo demasiado respeto por el trabajo que hay en un restorán y al mismo tiempo, trato de pasar desapercibido como cliente dando el menor trabajo posible en la cocina, también al sommelier y al garzón que me atiende.

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Aunque siempre será medida por la película original alemana “Mostly Martha”, aquí queda claro porque a veces vale el esfuerzo de contratar a una estrella con el ángel de Catherine Zeta-Jones… ella es quien realmente le inyecta a cada escena un halo de diva que recuerda la década de los ’30 y ’40.

Con la narrativa centrada en dos tipos de alquimia; desde el corazón y dentro de la cocina, esta última funciona mejor, quizás debido al entrenamiento antes de comenzar a filmar que se auto impuso Zeta-Jones, trabajando por toda una noche como mesera en el restorán “Fiamma Osteria” de Nueva York. Muchos clientes le comentaron cuan parecida era a la actriz Catherine Zeta-Jones, a lo que ella simplemente respondía “me dicen esto cada noche que trabajo aquí”.

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