VISITANDO BODEGAS EN ATLANTIDA

Publicado el 17 junio 2019 Por Leonor Soza de la Carrera @leonorsoza

Nuestra corresponsal en Uruguay, Leonor Soza, sigue recorriendo viñedos y bodegas. Esta vez salió en dirección al Este de Montevideo, rumbo a dos viñas con un denominador en común más allá del Tannat.

Saliendo de Montevideo con rumbo hacia el Este, se pueden conocer varias bodegas. Dos de ellas, ubicadas en Atlántida, tienen un denominador común: el de los italianos del Piamonte que llegaron a Uruguay con toda su cultura vitivinícola. Aquí, el relato de mi visita a dos lugares mágicos con vinos imperdibles.

1era PARADA: BRACCO BOSCA WINERY

La historia de Bracco Bosca parte cuando los abuelos piamonteses peleaban por los viñedos, vivían uno frente a otro y uno de ellos presagió lo qué los uniría. Sus hijos se casarían, tendrían una bodega y se convertirían en millonarios.

A Fabiana Bracco la conocí mientras trabajaba en un restaurante en José Ignacio, y me tocó atender su mesa, pero no fue hasta cuando la dueña de un wine bar del balneario me recomendó su Petit Verdot  que se activé el contacto y surgió la visita. Creo que tarde o temprano iba a volver a coincidir con esta mujer del vino, ya que es muy energética y de personalidad exuberante, por lo que no pasa desapercibida, y menos por su éxito en los profesional. Además, traspasó a la bodega familiar su experiencia internacional trabajando con viñas en España y Argentina, también en Uruguay (Bodega Pisano), y sus estudios en Chile, de donde rescató la idea de revitalizar cepas tal como se está haciendo en el Valle del Itata.

 

Comenzando el recorrido por el viñedo, me cuenta que el clima, de abundante brisa (de hecho, estamos a pocos kilómetros de la costa) es más similar al del departamento de Maldonado que al de Canelones, al cual pertenece Atlántida. Aquí se confunde el Río de la Plata con el mar, ya que se considera que es el Océano Atlántico el que baña las costas a partir de Punta del Este. El suelo arcilloso, calcáreo y limoso sin duda es la base para vinos muy bien definidos, con carácter y estructura.

Caminando hacia la salita de degustación y también de ventas, puedo apreciar la fachada de la bodega, donde artistas callejeros armaron un mural con historia, se puede ver a las hadas robando monedas de oro, las plantan y se convierten en viñedos. Está presente el Ombú, árbol que crece en el terreno y que se dice guardaría bajo sus raíces el tesoro. La ilustración es muy linda, de hecho las llevaron a un calendario tipo poster donde cada mes ilustra la etapa del viñedo que corresponde al ciclo de la vid.

Todo está lleno de detalles y ambientado con muy buen gusto, tanto dentro de la sala como afuera, donde hay una Combi blanca y celeste que lleva el logo Bracco Bosca y que se transformará en una barra de vinos.

Pasamos a la degustación. Nos sentamos junto a Carmela, la sommelier de la bodega, y partimos con el vino Ombú Moscatel 2018. Fabiana me dice que le parece que la variedad está algo desprestigiada en Uruguay, al igual que la Ugni Blanc. Es de ahí que valora el trabajo que en Chile tenemos con esta cepa. De hecho, me comenta que le gusta mucho el trabajo de Cristián Carrasco, enólogo del proyecto La Causa de Miguel Torres. El vino Ombú Moscatel 2018 es de un dorado ámbar con tintes rosados, esto porque la variedad utilizada es la Moscatel de Hamburgo, cruce de Moscatel de Alejandría y Schiava Grossa. De mucha identidad aromática, encontramos fruta y flores blancas, piña en lata; en boca es oleoso, y persistente, para consumir ahora, o dentro de los próximos 2 años. Como recomendación de consumo, diría que no se debe servir a tan baja temperatura, a 12°C me parece que andaría muy bien, y según lo comprobado por las chicas, se complementa muy bien con un salmón al eneldo.

Vamos directo al Tannat, clásico y bebible, aquí en Atlántida madura bien; se siente en la calidad de la fruta negra. Hay especias, y en boca es muy consecuente, de acidez alta y frescor, textura, tanino y elegancia.

Esta es una bodega que claramente se quiere diferenciar; no ser típicos e identificables por algo más que un Tannat. Por eso, tienen un gran Petit Verdot y también un Cabernet Franc que les ha dado varios premios y buenos puntajes.

El Petit Verdot es más salvaje, con una nariz dulce, con ciruela seca, y notas a especias dulces, tipo canela; silvestre. Su boca es consecuente,  aunque su rusticidad queda mayormente en la nariz, tiene el peso del tanino típico de la variedad. El vino no tuvo mucha guarda en barrica, sino sólo una parte; de ahí que mantenga la fruta.

Mención aparte amerita el Gran Ombú Blend #13, un vino muy simbólico, que evoca recuerdos del  padre de Fabiana. Hay muchos otros símbolos en la bodega relacionados con el número 13, como las cenizas del señor Bracco que fueron depositadas en la hilera 13, algo que no se buscó, sino que coincidió. El blend Gran Ombú Blend Nº13, es base de Cabernet Franc (ojo,  ñestá plantado en la parcela n°13), y también tiene Merlot, y en menor medida Petit Verdot. Posee una linda nariz, marcada por notas a  pimienta negra, cedro y mentol. También, están presentes las notas vegetales dadas por el Cabernet Franc. Sus 10 meses de guarda en barrica, han dado un vino amable, de tanino suave. 94 puntos obtuvo en la Descorchados, y estuvo en la sección  “Revelación”; también obtuvo el más alto puntaje del concurso Catad´Or. Dicho esto: ¿guardar o beber ya? Difícil decidir. Más aún, teniendo en cuenta que es una producción limitada.

Volviendo al N°13. Les cuento otra curiosidad: actualmente Bracco Bosca está en el N°13 de las exportaciones de vino en Uruguay, todo un mérito considerando que comenzaron a exportar hace sólo 3 años y hoy el volumen destinado al exterior es el 80% de la producción.

La bodega elabora una línea Reserva, donde están los varietales Petit Verdot, Tannat, y Syrah, los que pasan alrededor de 6 meses de barrica. Línea aparte son los blancos de Moscatel, Ugni Blanc y Sauvignon Blanc. Por separado, está el Gran Ombú #13 Blend y además la bodega tiene un licor de Tannat. Al terminar la visita, puedo decir que me sorprendió la calidad y mucha consecuencia en ellos. Creo que es el resultado de un proyecto en el que se piensa el vino, donde la historia pesa y se mantiene, y evoluciona para estar dentro de los mejores. Cerramos la tarde conversando una copa y disfrutando unas berenjenas en escabeche, receta de la familia.

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Un comentario

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