VINOS DE PELÍCULA

Publicado el 04 mayo 2017 Por http://www.maxmills.com/elautor.html

Maximiliano Mills recopiló para WiP escenas inolvidables protagonizadas por grandes botellas de vino. ¿A qué tu también tienes una colección?

Esta columna no será acerca de una sola película sino de todos esas escenas que he visto en el cine, y seguramente ustedes también, y que por su culpa sentimos ganas de salir corriendo a tomarnos una copa de vino, a comprar una botella de vino o de champagne. Tal vez hasta nos lleve a sentarnos en un restorán para disfrutar un plato que nos hizo salivar de recuerdos frente a la pantalla. Un año después de haber comprado con un amigo esquiador la Viña Valdemadera, vi la película “Entre Copas” (2004). Cuando escuche las palabras de Maya describiéndole a Miles por qué le fascinaba el vino fue una verdadera epifanía que ¡agradecí casi de rodillas!… de inmediato pude dimensionar el maravilloso mundo en el que me estaba involucrando.domperignon

Quizás la segunda confirmación que tuve de que estaba adentrándome en una maravillosa dimensión de sensaciones fue la película “La Estafa Maestra” (2003), cuando después del asalto, los doce miembros de la banda de ladrones de oro están celebrando en un puente, rodeados por los Alpes nevados y tomándose cada uno un Dom Pérignon… ¡de la botellaaa! Quedé tan impactado por esta exhibición de desfachatez que me prometí: cuando encuentre una fecha excepcional en mi vida para celebrar voy a hacer lo mismo ¡Me tomaré un Dom Pérignon yo solo y de la botella!

ilpadrino_Es probable que la escena de vino y comida que más impacto me causó –sin tratarse de una película sobre estos asuntos– fue “El Padrino” (1972), cuando estando acuartelados, el lugarteniente Clemenza toma el control para cocinar la cena para los miembros de la familia Corleone. No hay ingredientes excepcionales ni recetas de alcurnia. Solo una olla rebosante de espaguetis con salsa Bolognesa cocinados “como lo hacía mi abuela”. Cada plato fue acompañado de una generosa copa de vino tinto italiano. Nunca antes ni nunca después he sentido dentro del cine un deseo tan grande e incontrolable por comer de inmediato ¡Todo se veía exquisito!

A veces las escenas que vemos en la pantalla grande con vino o ingredientes para cocinar no son siempre alegres. También de “Entre Copas” es la inolvidable escena que ocurre en la mesa de un Burger King cuando un triste y depresivo Miles descorcha la más preciada botella de su cava: un Château Cheval Blanc de 1961.

bernarddorisLa otra escena fílmica que impacta (aunque termina mutando a “envidia sana”) ocurre en “Bernard & Doris” (2006). Una vez que su mayordomo es enviado a rehabilitación, Doris Duke baja a su bodega/cava para inspeccionar lo que éste se había tomado mientras ella  viajaba por el mundo:

– Se tomó todas las botellas de Petrus ’89, ’90 y ’91”, le cuenta el Chef.

– ¡Jesucristo!, exclama ella sorprendida…

– del Château Margaux ’86 solo se tomó los Premier Grand Cru, dice el Chef siguiendo con su inventario…

– Hay que reconocerle que tiene excelente gusto, dice con ironía la millonaria.

– Finalmente se tomó todo el Sherry, quizás unas cien botellas…

– ¡Diablos!, grita con rabia la sofisticada rubia.

Solo el hecho de poder pensar en acceder a semejante cava te hace sentir lástima por el enfermito de Bernard Lafferty. O de sus escenas anteriores donde aparece sano y sobrio, solo sirviendo botellas de champagne Taittinger.

Conmovedora resulta la escena del documental “Somm” (2013) donde visitan en Alemania la que se estima podría ser la bodega más antigua del mundo, ubicada en Staatlicher Hofkeller. Aquí  permiten ingresar a los productores para filmar la pequeña celda -empotrada en la pared- donde descansa bajo llave un Riesling cosecha 1778.

Photos journal
Photos journal

¿Y James Bond? Ohhh… el gran James Bond. No solo transita por la vida disfrutando de Martinis “agitados pero no revueltos”. Además es el personaje de novela y película ¡que ha disfrutado de los mejores vinos en la historia del Séptimo Arte! En su debut cinematográfico se dispone a reventar en la cabeza del “Dr. No” (1962) una botella de champagne cuando este repara en el detalle que es un Dom Pérignom de 1955: Bond le responde que su favorita es la cosecha de 1953 (considerada una de las mejores en la historia). Aquí comenzó la devoción de 007 con este champagne que llegó a aparecer en otras cinco películas de la saga. La excepción fue “Desde Rusia con Amor” (1963) donde apareció bebiendo champagne Taittinger, el que a su vez era el preferido del creador de todas las novelas, Ian Fleming. Algo ya establecido en “Casino Royale” (1967), Bond aparece disfrutando un champagne Taittinger Blanc de Blancs de 1943. Sin embargo a partir de la película “Vive y Deja Morir” (1973) el agente 007 comienza a beber champagne Bollinger.

Con los vinos tintos Ian Fleming nunca hizo que su personaje tuviera algún predilecto pero si un terruño: Burdeos. En “Los Diamantes son Eternos” (1971) Bond muestra su conocimiento por la región -y se salva de ser asesinado- cuando descubre que un falso Sommelier, sirviéndole un moutonrotshchild1955vino, no tenía conocimientos profundos de esta zona vinícola.

No se puede ignorar en esta breve antología de cine y vino al más inclasificable sibarita en la historia de la gran pantalla: Hannibal Lecter. Al comienzo de “El Silencio de los Inocentes” (1991) nos enteramos que se había comido el hígado de un Inspector de Hacienda, acompañado por habas y maridado con un vino Chianti. En la secuela “Hannibal” (2007), nadie quedó sin sensaciones extrañas y repulsivas cuando Lecter le prepara la cena a la oficial del FBI, Clarice Sterling, cocinándole los sesos de su oficial superior Paul Krendler, acompañando este maridaje con el que para los entendidos es el Riesling más elegante del mundo: Trimbach Clos Saint Hune, de Alsacia. Y para terminar, una muestra del eterno antagonismo que se produce al tratar de mantener el espíritu original de una novela pero que el lenguaje de la taquilla se encarga de acomodar. En la película “Hannibal” el doctor Lecter le entrega de regalo de cumpleaños a Clarice un par de zapatos Gucci. Pero en la novela le regala una botella de Chateau D’Yquem del mismo año de su nacimiento.

 

Maximiliano Mills es uno de los fundadores de las revistas Surfeando y Nauta. Ha desarrollado su carrera como cronista de viajes/fotógrafo y explorador de personalidades. Ha sido asistente de producción en las películas Natural Born Skiers, Searching for Tom Curren, Rapa-Nui, Blue Horizon y Step Into Liquid y ya está trabajando en la filmación de su cortometraje. Espera llevar al cine alguno de sus cuentos cortos. Desde 2012 escribe la columna “Cine Paralelo” en la revista Tell. Ha publicado 5 libros, incluyendo Arqueolocine, los que pueden bajar desde www.maxmills.com

 

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