SI EN CHILE NO HAY FILOXERA, ¿POR QUÉ USAR PORTAINJERTOS?

Publicado el 06 agosto 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Conversamos con el reconocido viticultor Samuel Barros, sobre la nueva generación de portainjertos GRN desarrollados por la Universidad de California, que ya está en Chile. Así aprendimos muchas cosas más sobre invencibles enemigos del viñedo.

El vínculo del viticultor  Samuel Barros con la nueva generación de  portainjertos GRN resistentes a nematodos, disponibles en Chile para las próximas temporadas, nació hace más de una década. Cuando él era ayudante de una investigación que hacía sobre ellos, el profesor Andrew Walker. Entonces, Barros (viticultor experto de UNIVIVEROS y asesor de varias viñas) cursaba el Master de Viticultura en la Universidad de California, en Davis, y la investigación de Walker ya estaba en su última etapa. Sólo había que confirmar que los injertos resistían en condiciones extremas.

Barros nos cuenta hoy a través del teléfono, que Walker es un destacado genetista que trabaja, entre otras cosas, en desarrollar portainjertos resistentes a la enfermedad de Pierce; una compleja plaga del viñedo norteamericano. Así, la cooperación de Barros con Walker se prolongó más allá de las aulas, e incluso vino a Chile, para ayudar con el trabajo que estaban haciendo en el Bloque Herencia, un proyecto titánico para rescatar variedades antiguas de Viña Santa Carolina. El mismo que lidera Jimena Balic, también ex alumna de Walker. Entonces, con él también hicieron cruzamientos de variedades, con el fin de obtener nuevas cepas blancas de alta acidez y productivas, pensando en el Cambio Climático.

LA FILOXERA, MAYOR PLAGA PARA VIÑEDOS DEL MUNDO

Para entender la necesidad de usar portainjertos en un país como Chile,  libre filoxera, Barros nos resume su historia desde la llegada de esta plaga desde EE.UU. a los viñedos europeos a mitad del siglo XIX. Para ser más específicos, y según hallazgos más recientes, destaca Barros que la filoxería tendría su origen en lo alto del Río Mississippi (ver publicación del estudio aquí).

Como con la mayoría de las plagas llegadas desde Norteamérica, las plantas de vid silvestre conviven con la filoxera y son resistentes, pero las plantas europeas no lo son. Lo que sabemos es que la filoxera se alimenta de las raíces, y si bien no la mata de inmediato, la planta comienza a ser menos productiva y por las heridas que ocasiona a sus raíces, entran hongos y bacterias que sí matan a la planta lentamente.

La solución contra la filoxera, entonces, fue desarrollar portainjertos con vides norteamericanas resistentes llevadas a Europa. Los primeros de ellos, explica Barros, se desarrollaron ya a fines de 1.800 e inicios de 1.900 en la misma Europa. Se hicieron con plantas de la especie Vitis riparia (que son vides desarrolladas cercanas a ríos y por ello acostumbradas a tener agua suficiente, lo que implica que no son buenas para la sequía); también, con las Vitis rupestris (las que se encuentran en lugares más pedregosos, mejor adaptadas a la sequía). Estos patrones que se comenzaron a desarrollar puros o por combinaciones de ambas especies, explica Barros, son fáciles de propagar y trabajan muy bien como porta injertos.

También entonces, se buscó obtener uvas para la vinificación de estos patrones, pero no resultó por su menor calidad. Es por ello, que estas vides conocidas como hibridas, se utilizan para la producción de vinos solo en zonas muy frías ya que son resistentes a los -10ºC.

Técnicas diferentes para realizar portainjertos. Fuente: https://www.forestalmaderero.com/articulos/item/tecnicas-de-injertos-y-portainjertos.html

Al usar los portainjertos como base de cepas europeas, se encontraron con otro problema: las vides se ponían amarillas si estaban sobre suelos calcáreos. Es lo que se conoce como clorosis férrica y se debe a suelos de pH alto y la incapacidad de las plantas en ellos para absorber el fierro que necesitan. Así fue como regresaron a Norteamérica ahora en busca de otras Vitis nativas que sí fueran adaptadas a suelos calcáreos. Encontraron entonces la Vitis berlandieri, en las planicies de Texas sobre suelos calcáreos. El problema con ellas, explica Barros, es que son difíciles de injertar y propagar; por lo que se deben cruzar con otras variedades. Lo bueno es que son más vigorosas y aguantan mejor la sequía.

PORTAINJERTOS, MAS ALLÁ DE FILOXERA EN CHILE

Así fue como con el paso del tiempo, los viticultores se dieron cuenta que los patrones podían tener otros beneficios, como: resistencia a la sequía, mejor adaptación a suelos pesados, y mayor o menor a susceptibilidad de hongos y resistencia a los nemátodos. Con este último objetivo se empezaron a usar en Chile. Además, explica Barros, los patrones pueden adelantar madurez o atrasarla y también modular el vigor de las plantas.

Barros cuenta que en Chile se comenzó a trabajar con patrones resistentes a nematodos en la uva de mesa primero; patrones que eran a la vez más vigorosos. Con el tiempo, se empezaron a usar en los viñedos de vides para vino y como efecto colateral, para evitar, por si acaso, la filoxera. También, como es de esperarse, contra la sequía. Otros beneficios en vides para vino son aportar longevidad a las plantas y homogeneidad en su desarrollo y madurez. Eso sí, explica Barros, las plantas injertadas al inicio son más delicadas; porque al injertar una yema dejas una herida sensible en la planta.

Cuando preguntamos sobre la mayor longevidad de las plantas a pie franco (es decir sin portainjertos) Barros destaca que los viñedos más antiguos de Chile, suelen ser los más sanos, y eso es  porque están libres de virus. Además, tienen un gran valor porque son una foto de lo que eran los viñedos prefiloxéricos en Europa. “En ellos tenemos, dice, una gran diversidad de material que es interesante para reproducir… Es el trabajo justamente, agrega, que está haciendo la Viña Santa Carolina». Además, el viticultor asegura que no es un secreto entre expertos europeos que la diversidad de nuestros Cabernet Sauvignon en particular es muy valiosa. Y es que en esos viejos viñedos de Chile, ocurre todo lo contrario a lo que se conoce como erosión genética; lo que implica tener muy pocos clones, en un mismo suelo, mismo clima, y manejados de la misma manera. Todo lo que se traduce en uniformar los vinos. La diversidad de clones de Cabernet que se encontró en Santa Carolina, explica Barros, permitirían por ejemplo plantar clones que maduran más tarde en zonas más cálidas;  y los que maduran antes, en zonas más frías.

VAMOS POR LOS NEMÁTODOS

Los nematodos que afectan a la vid,  explica Samuel Barros, son gusanos microscópicos, parásitos  que viven dentro o junto a su sistema radicular y lo dañan al alimentarse de las raíces  (Lider, 1960). Su trascendencia está en que todos los viñedos tienen en sus suelos nemátodos, los que se van multiplicando con el paso del tiempo. Por eso en un viñedo de 20 años tendrás muchos nematodos, mientras en un suelo sin viñedos o sin ningún cultivo, van a ser menos y menos problemáticos.

Barros explica que se habla de daños económicos cuando en un viñedo cuentas con más de 200 individuos por 1/4 de litro. En un suelo virgen, en tanto, puede que haya 5 por ¼ litro. ¿Cuánto llegan a reproducirse? Dependerá de las condiciones de cada suelo.

El gran problema de los nemátodos en un viñedo es que cuando quieres arrancarlo y replantar, tienes solo tres alternativas: o fumigas con productos muy tóxicos (lo que nadie hoy quiere en sus viñedos), o arrancas y reemplazas por otros cultivos por varios años (pero implica tiempo que no hay) o, sino, plantas sobre portainjertos resistentes a nematodos. También hay nemáticidas orgánicos que ayudan a bajar las poblaciones, agrega. Es aquí entonces donde entra a trabajar la nueva generación de portainjertos que existe desde 2008; son los llamados GRN.

Esta nueva generación de portainjertos GRN surgió en el Valle Central de California, a partir de mediados de los años 90′, cuando empezaron a observar que los viñedos con los primeros portainjertos resistentes a nemátodos se estaban muriendo. Entonces, se dieron cuenta que los nemátodos empezaron a romper la resistencia a los patrones, por lo que cambiar el viñedo ya no iba a ayudar. Por eso, se requería de otras resistencias. Allí comenzó el trabajo de Andrew Walker, para desarrollar una nueva generación. Estos, son los patrones liberados el 2008. “Lo que en tiempo, dice Barros, es nada si hablamos de viticultura”.

1era estacas desarolladas en Chile de portainjertos GRN Davis.

Una particularidad de estos patrones GRN explica Barros, es que tienen Royalty y se requiere tener una licencia para poder plantarlos. La patente se paga una sola vez. Así es como la empresa A.N.A. tiene la licencia  para Chile, Argentina y Perú; mientras UNIVIVEROS, se dedica a reproducir sus plantas. Barros especifica que aún están conociendo los comportamientos de estos nuevos patrones sobre la fruta de los viñedos, pero tienen la seguridad de que la resistencia sí es efectiva. Por eso  UNIVIVEROS ya estableció los primeros planteles madre en Chile y los tendrá disponibles para las próximas temporadas.


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