SAN ANTONIO Y SUS BUENAS NUEVAS

Publicado el 30 enero 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Un bed & breakfast soñado, nueva bodega con tienda de vinos, un parque de nivel mundial y grandes vinos de clima frío. Vamos con las buenas noticias que nos trae el valle.

A pesar de la sequía que aqueja la zona esta vendimia 2020, aún hay mucho que celebrar en el valle vitivinícola de San Antonio. Lo primero es que su ruta del vino, formada el año pasado, se va consolidando a pasos firmes. Allí estuvimos la semana pasada experimentando lo que bien podría haber sido un fin de semana cualquiera en el valle. En este caso fue un finde que comenzó con un SunSet el viernes en la recién inaugurada bodega de vinos naturales Hacienda San Juan. Lo segundo, es que sus vinos no dejan de sorprender, en especial como nueva tendencia destacan sus Syrah, ya con viñedos más adultos. Mejor vamos por parte.

Peritas e higuitos

TURISMO EN SAN ANTONIO

Lo primero que debo decir y festejar, es que quedé sorprendida con mi alojamiento en el hospedaje Peritas e Higuitos en el camino entre Leyda y Santo Antonio (#2607). Se trata de un lugar que por fuera no dice nada, pero una vez dentro, con cada mirada vas abriendo una caja de Pandora. Allí viven Susana y Alejandro, ambos artistas de corazón. Tienen sólo dos habitaciones: la grande, con hermosas ventanas redondas y gran ventanal de techo a piso, que vale cerca de $80.000 la noche, y la chica, un nidito de amor, cerca de $65.000; el precio depende de si reservan a través de Booking o directo (contacto: Susana Larraín +56 9 9251 8198). Donde quieran, aquí hay detalles que hablan de esas ganas de dejar algo lindo en la tierra que habitan. Este hospedaje es lo que llaman un bed & breakfast, porque ofrecen eso: silencio, camas deliciosas con vista al jardín encantado, y un desayuno sacado del mismo País de las Maravillas. Y no exagero: con frutas, tostadas, cupcakes… café-café. En la noche hay estufa eléctrica en las piezas, lo que resulta una delicia, sobre todo después de llegar de un heladito día en la costa del Pacífico.

Si van al valle, por supuesto que hay que ir de visita a una viña, abiertas al público están Viña Casa Marín (en Lo Abarca) y VentisqueroMatetic (camino a Algarrobo) . Todas tienen su encanto. Como ya he ido antes, mi recorrido esta vez fue a conocer el viñedo que se encuentra dentro del Parque Tricao, del empresario Eduardo Fernández (familia pionera de la vitivinicultura en el valle). Otra visita obligada es justamente el Parque Tricao. De este viñedo les puedo contar que son 40 hectáreas entre Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir, y que sus uvas se venden 100% a grandes bodegas, como Concha y Toro, Valdivieso, Cono Sur y San Pedro. ¿A qué vinos van? No sabemos; una lástima, porque debe ser actualmente el viñedo más cercano a la costa del Pacífico con vinos en el mercado. Gooogle Earth marca desde el cuartel más cerca unos 2.97 km hasta el mar.

Viñedo de Parque Tricao, en las lomas de Santo Domingo (Valle de San Antonio)

La singularidad de este viñedo sobre las suaves lomas de la cordillera de la costa, es la diversidad de vida que hay dentro de sus quebradas, y que luego veríamos una vez más en el Aviario del Parque. Al cual por cierto, para ir hay que reservar sí o sí previamente en www.tricao.cl. Ni hablar de la vista desde el viñedo hacia la laguna artificial que se creó 16 años atrás y que es la fuente de vida de las más de 100 hectáreas que tiene el parque, y de sus viñedos, y de sus paltos, y de todo…

Si el Aviario con sus más de 700 pájaros exóticos traídos de todos los continentes es un must, el Humedal Giverny, inspirado en los cuadros de Claude Monet, es otro imperdible del Parque Tricao. Si no van con pic-nic, lo que recomiendo para disfrutarlo bajos árboles del humedal en las lindas terrazas acondicionadas para ello, no hay problema, hay un restaurante y cafetería dentro del parque. ¿Otro dato más? Las empanadas del Hornito de Doña Carmen, muy cerca de Peritas e Higuitos, su masa crocante y dulce, es tan rica como el pino.

Hablando de gastronomía, la ruta de San Antonio bajo la coordinación de Mercedes Somalo lanzó para este verano 2020 una Carta física, preciosa, con una selección de sus vinos en maridaje con diferentes platos clásicos. La buena noticia es que ya está activada en los siguientes restaurantes: Santa María del Mar, Santa Pizza y Club House Las Brisas, todos ellos en Santo Domingo; en Lloleo está activada en los restaurantes Pasta Pizza y La Cuina. Y en Lo Abarca, en el legendario Los Sauces. Una iniciativa genial, que habla de haber entendido la importancia de hacer patria en la propia casa. Es decir, que los vinos del valle estén en los restaurantes del valle, y mejor aún que se disfruten con su misma gastronomía. Creo que es la primera vez que veo, desde las mismas viñas unidas como D.O., producir una iniciativa tan potente como esta. ¡Felicitaciones!

Carta de vinos con maridajes de los Vinos del valle de San Antonio.

Otra iniciativa que también merece felicitaciones es la nueva tienda de vinos dentro de la bodega de Hacienda San Juan, a la orilla del camino entre Leyda y San Antonio (km 11), donde ya están a la venta (de lunes a domingo, desde las 11.00 a 13.30 y de 15.00  a 18.00 ) todas las etiquetas de la agrupación de viñas del valle de San Antonio. También estarán los vinos del ex enólogo de la bodega (Emeric Genevière-Montignac) y su actual equipo, los Wildmaker’s. La bodega de Hacienda San Juan, por cierto, que quedó muy linda y llamativa con su arquitectura rupturista, este año estrenará vendimia.

En una visita a Hacienda San Juan es además obligado pasar a disfrutar de su jardín con palmeras centenarias y darle una mirada al viñedo que es cultivado bajo los principios de la biodinámica. Lo que, por cierto, nos contó el mismo dueño del proyecto, el abogado Francisco Freire, ha generado sin habérselos propuesto una huerta y frutales mucho más sanos que antes. El lugar se ha convertido además en escenario para las fiestas del valle, por lo que estén atentos porque pronto habría otro Sunset, y el 14 y 15 de marzo será la Fiesta de la Vendimia 2020 de San Antonio.

Para el Sunsent recién pasado, motivo de mi visita, disfruté muchísimo de la deliciosa gastronomía de Jengibre & Canela, en maridaje perfecto con los vinos del clima frío del valle. Para partir ostras frescas, luego ceviche, tabla de quesos y un consomé de almejas que nos repetimos, porque la noche en la costa suele ponerse fría. Hablando de vinos, ¿les dio sed? Vamos por mis elegidos, de perfeccionista no más, porque la verdad todos los vinos con casa en el valle, son de calidad superior.

ELEGIDOS DE SAN ANTONIO/LA CARA MÁS FRESCA DEL VALLE

El mejor Sauvignon Blanc

Cómo no dejar de mencionar el legendario Sauvignon Blanc Cipreses de Casa Marín (el que ha vuelto a ser sellado con corcho, debido a que su evolución en botella es mejor, según explicó la misma Mariluz Marín) o el siempre explosivo Garuma de Viña Leyda, que en su versión 2018 es algo más menos fresca; pero la verdad es que entre los 2019 que llamaron mi atención, con perfiles diferentes, fueron el Gran Reserva Origen de Chocalán y Boya de Viña Garcés Silva.

Origen ($8.500) tiene una jugosidad adictiva, acompañada de mucha fruta cítrica y muy rica acidez final. Elaborado por el enólogo Fernando Espina (de muy bajo perfil, cada año con mejores vinos) es un Sauvignon para todos los paladares. Representa muy bien la fuerza de sabores y frescura marina propias del valle; además, con una nariz con notas a goosberrires, puerros y lima; muy mineral si me permiten decir.

Boya 2019 de Viña Garcés Silva ($7.200), por otro lado es el ácido del grupo y parco a la vez, tal como su joven enólogo, el Diego Rivera. Muy filoso aún en boca, ideal precisamente para quienes gustamos de esa frescura acompañada con algo más de sustento. Un vino -vaya nueva coincidencia- para guardar un poco más y esperar a que nos dé lo mejor con el tiempo en botella. “La acidez es el driver para tener vinos vivos a los 18 meses”, dice Rivera.

Mención especial merece el Sauvignon Blanc Salinas 2017 de Casas de Bucalemu ($13.000), con sus viñedos ubicados a 7 km de la costa. Elaborado por Cristóbal Undurraga, es un vinazo blanco, de gran fuerza en boca, que todavía tiene cuerda para un rato.

La sorpresa, por su mejor relación precio y calidad, fue el Queulat Sauvignon Blanc 2019 de Viña Ventisquero ($6.500). No miran a huevo, confieso haberlo hecho. Mis disculpas. Nunca más.

El mejor Chardonnay

No es de mis cepas favoritas y por eso sin duda soy mucho más severa con ella. Así es que o me gustan, o no me gustan. Uno solo me gustó del grupo esta vez: el Garcés Silva Amayna 2017 ($14.700). De notas aromáticas maduras, que recuerdan al durazno conservero, en boca es untuoso, cremoso, y de muy rica acidez en su final. Un Chardonnay cristalino en el sentido de pureza de su fruta. Logrado a cuestas de cosechar antes sus uvas, ponerle menos madera (50% es acero y el otro tiene guarda en barricas grandes y fudres) y darle menos porcentajes de fermentación maloláctica para dejar lucir su brillo propio.

El mejor Pinot Noir

Entre mis favoritos destaco Vitrum Pinot Noir 2016 de Chocalán ($15.0000), lleno de fruta negra, fresco y jugoso, con una acidez que remata recién al final de su paso por la boca; imperfecto por su amargo final, nacido de un año complejo, pues debieron cosecharlo antes de tiempo ante el peligro de lluvias que venía. También, como siempre, esta vez también destacó el Pinot Noir 2019 Las Brisas de Viña Leyda, jugoso, liviano, lleno de frutas rojas ácidas. Mejor hoy para disfrutar que su hermano mayor el Lot 21 ($23.400); pues si dan con él, mejor guardar un poco más.

Igual mención merece el Fósil 2017 de Casas de Bucalemu ($15.000), un Pinot de gran filo y tanino firme en boca, austero a la vez; lo que invita a guardar para esperar su mejor momento.

El mejor de todos para beber hoy fue el Pinot Noir de Ventisquero, Sumpai 2017 ($11.900) para su línea Kalfu de vinos costeros. Lo elabora el capo de vinos de clima frío, Alejandro Galaz, aunque nos lo presentó Fernando Colil, parte de su equipo técnico. De muy rica acidez, es un Pinot muy sabroso, lleno de fruta negra y roja, de nariz austera con notas de humo que no se repiten en la boca gracias al uso cuidadoso de un 20% apenas de barricas de 1er uso. Para beber hoy y guardar. Linda sorpresa.

El mejor Syrah

Sumpai Syrah ($11.900) de Ventisquero este delicioso Syrah, del que ya habíamos hablado en WiP.cl Encantador por su fruta vibrante. Sin embargo, esta vez, y llevados juntos a la mesa, el gran favorito fue el Syrah de Hacienda San Juan. Si ya había llamado la atención con su primer vino, el Pinot Noir natural, el Syrah 2018 en la misma línea editorial que da vinos desnudos (austeros y sin pulir) es otra delicia. Tiene todo el carácter de la cepa en clima frío; liviandad, frescura, taninos suaves, y ese carácter cárnico y mineral que recuerda al tocino ahumado y grafito, y que aparece recién con el tiempo en la copa. Tan suave y jugoso en boca es, sin empalagar, que fue el mejor compañero para el consomé de almejas. Precio: $16.000.

LAS NOVEDADES

Casa Marín nos sorprendió con dos nuevas etiquetas del Valle de San Antonio. Por un lado, entre blancos, está su nuevo Riesling 2018 de la línea Cartagen ($9.900), con notas a mandarina y pera y una acidez muy rica; un vino sutilmente dulce, para acompañar sí o sí la nueva tendencia de comida agridulce que tanto gusta a los chilenos y latinos en general. Por otro lado, está su nueva mezcla tinta, Cartagena Coastal 2017 ($12.500), una co-fermentación de Syrah en 70% con 30% de Garnacha, del cuartel Tierras Blancas, llamado así por sus suelos calcáreos. De cuerpo medio a ligero, filoso en textura sin ser secante, tiene todo el sabor de un juego de frambuesa fresca.

LA VIÑA QUE NOS QUEDÓ EN DEUDA

Hace tiempo que no degustaba los vinos de Matetic y como su nombre ya lo dice esperábamos mucho más. Esta vez probé su Sauvignon de San Antonio, el que me confirmó que prefiero su versión Coastal y que viene de un campo más frío dentro del Valle de Casablanca. En la misma línea, cálida, me resultó el Chardonnay Quartz 2016. La carta más interesante parecía ser el Syrah Cool Climat 2015, pero a estas alturas, y en comparación con sus vecinos llenos de frescura, también se mostró demasiado evolucionado. Muero ahora por probar sus versiones más nuevas. Les prometo que me queda como tarea para la casa.


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