LINDA PAREJA DEL SECANO, NI POR MODA NI POR NECESIDAD

Publicado el 30 junio 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

Son ya 5 generaciones haciendo vinos en el Maule profundo a partir de la cepa País. Un camino largo que sigue afinando la mano del hombre, aunque éste busque todo lo contrario.

Puede que haya sido hace 10 años o más. No recuerdo bien la fecha. Pero era una feria bien masiva, popular, con comida y productos locales dispuestos alrededor de la Plaza de Armas de Talca. Era la 1era fiesta llamada ‘Tamos de Chancho Muerto, eso sí recuerdo. Como cronistas invitados, teníamos que elegir los mejores platos que estaban a la venta, todos con chancho, obvio, y yo que soy chanchito en el horóscopo chino, estaba en mi salsa. Además llovía y a nadie le importaba. Aquellas épocas… Al final del concurso tuvimos tiempo para recorrer los puestos de venta con lo que se quisiera: artesanías, mermeladas, siempre muchas mermeladas, y vinos… En ese entonces, hace 12 años -lo encontré, el primer ‘Tamos de Chancho Muerto fue en 2008- no era tan frecuente encontrarse con productores artesanales de vino vendiendo sus botellas en una plaza. Entre los pocos, uno llamó mi atención, y no sólo por su altura fuera del promedio, y su juventud, también fuera del promedio: José Luis Gómez Bastías debe haber estado entonces cerca de los 30 años.

Daniela Lorenzo y José Luis Gómez Bastias.

Entre sus buenos vinos elaborados en su campo con las cepas País y Moscatel Negro, había un vino que era sensación ese día: lo había llamado fuego, humo, cenizas, o algo así. Destacaba no sólo por las marcadas notas a humo, sino por su concentración y fuerza en la boca; algo raro para ser País. Recuerdo que compré varias etiquetas de aquella Viña González Bastías, y las llevé a La Escuela de Sommeliers para mostrar a los chicos las cosas que se estaban haciendo con el País. El joven José Luis contaba que un incendio había rodeado el viñedo de la familia mucho antes de que las uvas maduraran, y que al parecer las plantas, viejas y sin riego, se habían estresado por el peligro. Las uvas habían quedado pequeñas, maduraron, pero con una concentración y color que nunca antes habían tenido; al menos que recordaran sus hacedores.

Diez años más tarde, el verano del 2017, otro incendio ahumaría el viñedo de los González Bastías. Esta vez no era aislado, ocurría en todo el Centro-Sur de Chile. La fecha ya era más cerca de la cosecha y El Jose ya vivía en el campo junto con Daniela Lorenzo, agrónoma y socia del Bar de Vinos Bocanariz. Pronto supimos lo mal que lo estaban pasando en aquel rincón del Maule Profundo, a 44 Km del mar; entre los pequeños valles de la cordillera de la costa, con el Río Maule como frontera Norte. Esta vez, todos los vinos del 2017 quedaron con notas a humo. La viña perdió pocas plantas, por suerte, pero sí mangueras, herramientas, una casa de la familia con su trabajo del año dentro, y muchas hectáreas del bosque nativo que comparten como legado. Tristeza e impotencia. Pero nadie los detuvo. Este 2020 tampoco.

Para entender más de este hermoso lugar, bien vale la pena una visita su sitio web www.vinosgonzalezbastias.com

A principio de año 2020 habían recibido para ayudarlos en la cosecha y tareas de la granja, a un grupo de voluntarios extranjeros. De aquellos que llegan motivados para aprender de proyectos ecológicos, sustentables, bio, naturales… como ustedes quieran llamarlos. Cuando comenzó la cuarentena, la mitad de ellos decidió quedarse, y la otra irse. La vida nos les cambió mucho en González Bastías con la cuarentena auto impuesta, cuenta Daniela. Como siempre, siguieron siendo autosustentables con los alimentos que les da el campo. ¡Y había vino! Claro, por lo que siguieron con las tareas de la bodega para embotellar 2019.

Esta es pues la razón por la que ya están en las camionetas de delivery sus nuevos 2019. Probamos en nuestro live del fin de semana pasado, dos de ellos. El Naranjo 2019 ($13.000), estrella de la casa: mezcla de varias cepas blancas fermentadas con sus pieles en lagares abiertos de cemento por 60-70 días. Las cepas son 40% Moscatel Italia, 40% Torontel, 20% Semillón y 20% País sin pieles u hollejos. Luego de desangrar el vino, cuenta Jose, el vino se guardó en fudres de raulí chileno de 2.000 litros, hasta completar los 6 meses junto a sus lías y velo de flor.

La Naranjo y País en Tinajas de González Bastias.

Sabiendo que los vinos naranjos como categoría no tienen cepas tintas, preguntamos la razón de la mezcla. Y la había. Jose nos contó que sin el aporte del mosto de las cepas tintas País, el vino resultaba demasiado perfumado, y le faltaba algo de tensión en boca. Otro de los grandes cambios que implementaron desde 2018 en sus naranjos, nos cuenta Jose, fue embotellar antes; en vez de guardar el vino en fudres por 12 meses, como lo habían estado haciendo cosecha hasta el 2017. Jose explica que se dio cuenta que 6 meses de guarda ya eran suficientes y que es más sostenible, porque siempre los van a guardar 4 o 5 meses más en la botella antes de venderlos en el mercado.

Personalmente pienso que era mucho, exponer por tanto tiempo los vinos sin la protección del sulfuroso. Una práctica ésta común en pequeños productores, como Jose y Daniela, convencidos (con toda razón) de que el vino se hace en el campo, no con la ayuda de tecnología en la bodega. También me demuestra que hacer vinos naturales no es tan fácil; y que sí tiene su técnica. Dominarla, para tener vinos con carácter, pero sin los defectos que han empañado la imagen de lo natural, es clave para que esta categoría pierda sus grandes enemigos.

El Naranjo de González Bastías 2019 es color naranjo intenso, luce denso y turbio (pues no ha sido filtrado) y resulta voluptuoso en boca. Su nariz es potente, sin ser molesto; con notas a flores del campo y mermelada de damasco. En boca además tiene una rica acidez, que se une a la tensión que aporta la País y el sabor muy frutal del damasco. Acidez y tanino quedan pinchando la lengua, alargando su final. Lo probamos junto a prietas con papas, una delicia.

El siguiente  vino González Bastias 2019 es el País en Tinaja ($13.000), también  está listo ya con sólo 6 meses de guarda en tinajas, después de su fermentación en piletas abiertas de cemento por unos 25 días. Jose nos contó más del vino mientras recorría sus viñedos bajo la lluvia y podando un gran arbusto de País. A su alrededor, algunos de los 14 chanchitos que unieron a la granja este año. «El trabajo que hacen en la tierra, removiéndola con sus hocicos buscando gusanos, me va a ahorrar el arado este año», dice Jose.

¿Por qué la tinaja? «Nosotros no hacemos vino por tendencia o moda, dice Jose. Hacemos lo mismo que vi que hacían en mi familia históricamente. Las tinajas estaban aquí; desde que nací las vi junto al raulí. Jamás vi, aclara, que se fermentaran cepas blancas o tintas con pieles en las tinajas, porque se pueden romper. «Hay que sacar el hollejo con palas y al tumbarlas para hacerlo puedes romperlas «, agrega Daniela.

Este País en Tinajas 2019 es de un color rojo delicado, bien podría parecer Pint Noir en la copa. Pero en la nariz y boca es País. Es decir, austero en aromas frutales y en notas a bosque húmedo; en boca es arisco, tánico, liviano. Sin embargo hay algo en sus notas aromáticas, algo más floral que en otros países. También, en boca hay más fruta roja de lo esperado. Su acidez final justa completa el sabroso conjunto. Linda pareja de vinos, sin duda, cada vez más queribles, como sus propios hacedores.

¿Dónde encontramos sus vinos? Se pueden comprar con delivery en las tiendas on-line Santiago Wine Club, Wino, Les Dix Vins, y también a través de la venta directa, pues tienen despacho en Santiago por la compra de 12 botellas a precios especiales; pueden pedir caja mixta de 12 botellas con 4 vinos diferentes. Atención directa en Instagram a través de @danitintopais y @paistinaja.


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