#HOYTOMOVINO… 2DA PARTE

Publicado el 05 septiembre 2019 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas editor WiP.cl

Seguimos compartiendo grandes vinos degustados en recientes ferias de vinos. Entre los íconos, súper premium y premium, aquí nuestros elegidos.

La feria de Vinos Iconos sigue a paso firme, en un lugar muy accesible, incluso en Metro, aunque pirulo, aunque para algunos pequeño. Lo que son pequeñas a nuestra mirada son las meses y la capacidad de atender a tantos interesados a la vez, porque el tiempo corre, la noche es corta y hay más de 50 grandes vinos que probar. Llegamos a probarlos todos entre saludos y puesta al día. Por supuesto que no. Aunque siempre lo intentamos. Aquí nuestros favoritos que vale la pena destacar, sean o no novedad.

Torreón de Paredes. La tradicional viña del Valle de Cachapoal presentó como novedad en la feria Vinos Iconos su Reserva Sauvignon Blanc 2019 ($13.400). Nos llamó la atención por su frescura, y una nariz muy expresiva, a maracuyá y pomelo, no vista aún en un vino de cepa proveniente de la zona de Rengo, además de tener una boca bien intensa y de rica acidez. Junto a él, estaba Don Amado Cosecha 2012, el gran tinto de la casa, hoy aun impecable. Muestra de que cuántas veces descorchamos grandes vinos antes de tiempo, y aún así terminan incomprendidos.

Los D.O. de Carmen. Allí estaba, junto a sus críos, Emilie Faulconer. Probamos cuatro de su serie de caprichos e innovaciones enológicas. En blancos el Semillón Quijada 2017 de viejos viñedos de Apalta, junto al Semillón Florillón guardado con velo de flor. Muy buen contra-puto tenerlos uno al lado del oro. Quijada, filoso y fresco; Florillón grueso, goloso, muy profundo en su intensidad y complejidad. En los tintos… Loma Seca Cinsault del Itata 2018 y Matorral 2018, ahora mezcla tinta del Maule con Carignan, Garnacha y País, del mismo viñedo; dos lindos ejemplos de lo que se puede hacer con las llamadas cepas patrimoniales para darle un cara más fresca y nerviosa al vino chileno. Precios $16.000. Para cerrar la serie probamos Carmen Gold 2015 ($99.000), el cual luce nueva imagen «negra», pensado en Asia de seguro, donde les encanta el rojo y negro. Un gran Cabernet del Maipo, lleno de fruta roja, con justa acidez, junto a una gran estructura y tanino ya bien pulido.

Santa Rita con su propio contrapunto. Al lado la Carmen, su hija favorita, la viña presentó sus novedades. Entre ellas e interesante contrapunto, sus dos grandes Carmenère del mismo viñedo de parras vejas de Apalta: el Floresta 2017 ($27.900), cosechado asombrosamente en febrero; el Pehuén 2013 cosechado a fines de abril. Como era de esperarse el Floresta 2018 es pura frescura, liviano, lleno de frutas negras especiadas y de muy rica acidez final. Pehuén ($45.000), ya con 6 años sigue con fuerza de taninos y resulta cálido y dulce, aún con fuerza para rato, pero no con frescura. Otra estrella de la casa y un clásico es Triple C ($29.900), lo probamos en su cosecha 2015, mezcla como siempre de Cabernet Franc (65%) y Sauvignon (30%) y Carmenère (5%), intenso y corpulento como siempre, esta añada la sentí más fresca y amable que otras veces; más moderno.

Las nuevas cosechas de Pérez Cruz. Linda serie con las nuevas cosechas de los tintos de esta viña de Huelquén, en Maipo Andes. El Cabernet Reserva 2016, caballito de batalla de la casa, enfrentado a los poderosos Chaski, Pircas  y Liguai 2015, más Quelén 2013. Del grupo sorprendentes Pircas Cabernet 2015 ($22.800), el mejor hasta ahora de la serie, de una suavidad de taninos incluso cremosa, y Quelén ($49.900), también superándose a si mismo con mucho nervio, fuerza, fineza de taninos y profundidad a la vez.

Otra fantástica serie fue la de Odfjell con sus grandes tintos desde las categorías Winemaker’s ($18.900). Fue este sin duda el favorito para beber hoy, de insuperable relación precio/calidad. Mucha fruta negra para regalar, profundo y nervioso a la vez. Interesante probar su Tannat Tres Esquinas con una fuerza de taninos que impacta, a pesar de tener ya 3 años de vida.

Stefano Gandolini, presentó una vez más dentro de su grupo de vinos, su súper blanco Private Cuvée Chardonnay 2013, un grande que sigue ganando volumen y complejidad acompañado de su rica acidez. Además presentó la cosecha 2014 de Las Tres María, la cual estará a la venta recién el año próximo. Este Cabernet ($120.000) fue elegido por segundo año consecutivo el mejor icono de la noche. ¿Qué tiene? Una etiqueta preciosa, delicada y muy femenina, sin mucho que ver con su contenido, desbordante de frutas rojas acompañadas de mucha fuerza, y sí, elegancia.

En Ventisquero nos detuvimos a probar Tara Chardonnay 2018 ($33.500) recién saliendo al mercado. Turbio como de costumbre, pues es sin filtrar, y vinificado además con sus pieles y escobajos. Sumado a su origen en la costa de Huasco, impresiona por su mineralidad y la fuerza de aromas a levaduras, ambos caracteres que se repiten en la boca, junto a sensación salina y profundo retrogusto a frutas cítricas blancas. Junto a él su hermano tinto Tara Syrah 2015 ($33.500), nuestro Syrah favorito de Ventisquero (ver cata épica de Syrah donde degustamos 2016). Filoso y mineral, liviano pero muy largo. Hay que probar! La viña también mostró una vertical de su gran Cabernet Enclave ($56.500), del 2012 al 2015, nuestro favorito hoy 2012, el más fresco y elegante a la vez, en la misma senda del 2015 que aun no sale al mercado.

Otra serie de lujo fue la de Viña San Pedro con sus grandes vinos de alta gama. La serie estaba formada por Sideral 2014, Altair 2014, Kankana 2016, Tierras Moradas 2017 y Cabo de Hornos 2016. Del grupo favorito para hoy Sideral ($25.900), con su toque de Syrah, siempre listo para beber, y el Cabernet Cabo ($54.900), ahora 100% de Cachapoal, cada año mejor, al parecer al fin ha encontrado su camino y lo sigue en manos de su enógolo Gabriel Mustakis.

NOVEDADES EN TABALÍ. Para cerrar con las novedades tintas y blancas que nos dejó la feria Vinos Iconos, destacamos de Viña Tabalí su nuevo Viognier Barranco 2017. Sus uvas provienen de su viñedo en las alturas del Limarí, a 1.600 msnm. Esta es la segunda cosecha pero la primera que llegara a Chile ($17.990). Vinificado y guardado 100% en acero ofrece eso: frescura y mineralizad, a la vez grasa en boca después de un trabajo meticuloso con sus lías. De la misma viña el nuevo vino que nos cautivó por su gran relación precio/calidad fue Micas Carmenère 2015 de Peumo ($13.900). ¿Por qué tanto? Tiene todo lo que se le debe pedir a la cepa en su origen más destacado históricamente: suavidad de taninos calor, especias dulces en nariz y boca, pero además este tiene una acidez deliciosa que lo convierte en un vino muy jugoso, aditivo de beber. Para cerrar, la familia: Payen, mezcla de Syrah y Cabernet Franc de la cosecha 2013, sin duda lleno de frutas muy maduras de un año muy cálido, ya evolucionado en sus aromas y suavidad de taninos, pero con una rica y equilibrada acidez final.

¿Burbujas de la noche? Las dejamos para el final. Nuestras favoritas fueron las de Cruzat Cuvée Valle de Uco, Mendoza ($15.900). El más vivaz, intenso y a la vez elegante. ¿El elegido del público? Brut Azur de Azur ($21.900), método tradicional del Limarí; para mi gusto sin tanta tensión final, pero sí sin duda, un delicioso espumante de Chile.

La gran gracia de esta feria, que lamentablemente se hace una vez al año, es que se pueden comprar los vinos catados a precios de feria, lo que de verdad son muy convenientes, aunque no parezcan. Lo malo tal vez, es que no haya tantas novedades como nuevas cosechas, lo que nos muestra una tendencia a en ver etiquetas nuevas más abajo, en la búsqueda de vinos más amigables, más frescos, más originales, y a precios más accesibles. ¡Todo cambia!

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