ENCIERRA, UNA MEZCLA DE SUAVE IMPACTO

Publicado el 06 marzo 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

María Ignacia Eyzaguirre está detrás de este proyecto boutique nacido de antiguos viñedos de su familia en Peralillo. Un lindo proyecto en Colchagua que invita a visitarlos.

25% Cabernet Sauvigon, 35% Carmenère, 10% Syrah, 20% Petit Verdot y 10% Mourvèdre, es la mezcla que conforma el vino llamado Encierra de la cosecha 2017. Para mi ver en él tantas variedades de regiones tan diversas de Francia, es el mejor ejemplo de cómo ha ido cambiando ese Colchagua que una vez conocimos como cuna de grandes mezclas tipo Burdeos.

María Ignacia Eyzaguirre Echeñique en la bodega de Viña Encierra.

Me refiero a las mezclas que comenzaron a darle fama al valle a inicios de los 90, en las que el Cabernet Sauvignon era el rey; acompañado de Merlot (que resultó por error ser Carmenère), la Cabernet Franc y el pichintún de Petit Verdot. Entonces, las cepas Syran y Mourvèdre no eran siquiera tema. Pero con el tiempo aprendimos que el Colchagua central, cuna de sus más grandes vinos, hasta entonces era más parecido en clima al cálido Ródano Sur que al atlántico Burdeos. Así fue como llegamos a hacer nuestras propias mezclas; como ésta y que no es cualquiera.

Lo que impresiona de Encierra 2017 es primero su color, rojo sangre, profundo; luego su boca, aterciopelada, como dicta el Colchagua cálido de Entre Cordilleras. Pero además, tiene una frescura de fruta roja, vivaz, que no se suele identificar realmente con la zona. Tal vez se debe a ese marzo menos caluroso de lo normal que registra su ficha de cata. Además Encierra 2017 tiene fuerza en su estructura, la que le augura una larga vida en la botella, y sí, ese tanino suave, de terciopelo, que le hace tan elegante. Además, sólo vale $16.900. Sólo, sí, por todo lo que nos da en la copa.

Lo que se deben preguntar es de dónde sale este vino, del que poco hemos escuchado hablar, y que tal vez el año pasado vieron en su stand, solitario, en la Fiesta de la Vendimia de Colchagua.  Pues aquí les cuento más, porque detrás de él hay otra gran mujer chilena.

El proyecto Viña Encierra comenzó después de que la familia Eyzaguirre-Echeñique vendiera su participación en la Viña Los Vascos. Joint venture, que recordemos se realizó entre esta familia, con antiguos campos en Colchagua y la familia francesa Rothschild Lafite el año 1986.

María Ignacia Eyzaguirre, la heredera de esta tradición, nos cuenta que el campo era propiedad de los Echeñique, pero que fueron su madre y su padre quienes se hicieron cargo de la viña en los años setenta. Entonces, se llamaba Viña Cañetenes de Puquillay, y se rebautizó Los Vascos por el apellido de ambos.

María Ignacias nos recuerda que fue Jorge Eyzaguirre Correa, quien vio la necesidad de innovar en los viñedos y que ese espíritu innovador lo llevó a ser el primer productor que exportó los vinos de Colchagua embotellados. Cuando murió en el año 2003, nos cuenta, Las Viñas de Colchagua le hicieron un homenaje, porque dio a conocer la calidad de los vinos del valle en el exterior.

La agrónoma-enóloga de la Universidad Católica de Chile, nos cuenta que fue el año 2000, cuando decidieron retomar la producción de vinos. Desde entonces ella ha sido el motor del proyecto. “Partimos con Taurus, el signo zodiaco de mi padre, pero la marca estaba registrada, entonces registramos Encierra. Luego de un tiempo pudimos comprar las tierras originarias de la familia», las que se habían perdido con la Reforma Agraria.

María Ignacia nació en el campo, donde vivió hasta los tres años. Entonces, se fue todo el núcleo familiar a vivir a Santiago. Su cariño por la tierra es enorme y por eso, dice, está aquí de vuelta. Recuerda de chica, cuando su casa estaba al lado de la llavería. “Ahí, cuenta con añoranza, era donde todo pasaba. Se molía la harina, se cocinaba el pan, se hacía la mantequilla, se guardaban los huevos…»El campo ha sido parte de su vida, dice. Es ese gran cariño que se siente cuando nos muestra cada rincón de la viña».

El proyecto, que en parte vende uvas de calidad a terceros, suma actualmente 177 hectáreas de viñedos, con un promedio de 17 años de edad. Las más viejas con 45 años, y las más nuevas con apenas tres años de plantadas. El 70% de ellas son de Cabernet Sauvignon.

Hoy producen 35.000 mil botellas de la fabulosa mezcla tinta Encierra. También un nuevo vino “Porel” ($69.900), en honor a su padre. Y, desde 2017 empezaron a su vez la producción de un Carmenère 100% ($25.900).

Además, la viña cuenta con su bodeguita propia, la que se puede visitar y que es todo un chiche para cualquier enólogo: con tanques de cemento en dos niveles que permiten vinificar gravitacionalmente. Junto a la bodega hay un pequeño laboratorio y allí mismo linda sala de visitas/ventas, que está abierta todos los días. También una preciosa capilla, donde guardan las cenizas de Don Jorge, y realizan matrimonios.

La visita en esta época del año, especialmente, explica María Ignacia, invita a probar las uvas de las diferentes variedades que tienen (la Cabernet, Syrah, Carmenère, Petit Verdot y Mourvèdre), entre los viñedos. También se puede disfrutar de un asado entre el paisaje, bajo su quincho. Otro proyecto que estaría listo para Semana Santa es una casa de huéspedes con una capacidad para entre 6 y 8 personas. Para reservas deben contactarlos a través de su instagram @encierra Por supuesto que este finde también los pueden encontrar durante la Feria de la Vendimia en Santa Cruz.

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