EN EL DIA NACIONAL DEL VINO

Publicado el 04 septiembre 2018 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

Alejandro Hernández rinde un homenaje con este impresionante compendio sobre el vino chileno a su querido amigo el historiador Rodrigo Alvarado. Se trata de «El Vino en Chile, una historia ilustrada».

Rodrigo Alvarado Moore el gran historiador del vino chileno en el siglo XX, nos dejó a fines del año 2010. Como parte de su legado quedaron varios libros en nuestras bibliotecas. La cronista Harriet Nahrwold en su sitio web www.apuntes de sobremesa, bien las enumera (*).  Algunos de estos libros, cuenta Harriet,  fueron recopilaciones de artículos publicados en revistas: «no todos eran necesariamente técnicos: también los había culturales, históricos o incluso anecdóticos».  Varios de estos libros  siguen disponibles en librerías.  Y a  todos ellos se suma ahora, post mortem, y como homenaje a su aporte, la reedición  de «El vino en la historia de Chile y el mundo» (2003),  renombrado  «El Vino en Chile, una historia ilustrada» (2017).

«El Vino de Chile. Una Historia Ilustrada» edición 2017 nació por pedido de Vinos de Chile a Origo Ediciones.  Hernán Maino su dueño y editor de la publicación, a su vez le pidió ayuda para hacerlo a Alejandro Hernández, quien aceptó  a cambio de solo  70 libros. Un trabajo que es un esfuerzo titánico de Hernández, agrónomo enólogo como Alvarado, su profesor, y como él también gremialista destacado en el ámbito académico y empresarial. En ese largo camino, lleno de aventuras y desventuras, ambos fueron grandes amigos, amigos de verdad.

Hernández fue muy cercano al historiador  hasta sus últimos años de vida, y con este libro, quiso hacerle un homenaje; y,  de alguna manera,  inmortalizar su apasionado trabajo en un libro  de tapa dura.

Esta es sin duda una nueva versión con capítulos nuevos, que nace después de seis meses de investigación,  cuatro horas diarias, y en el que colaboraron con Hernández muchos especialistas. Un trabajo que hay que decir, está  mermado por las preciosas ilustraciones que le preceden, y que según la casa editorial eran necesarias para vender más libros. Lo creemos, pero a la vez, reconocemos que es la razón por la cual yo misma no lo miré con mayor detenimiento cuando recién salió al mercado:  pues no vi allí el valor de todo el trabajo de investigación y recopilación de información dura, que había detrás.

También asumo, que por elección del editor, hay temas menos comerciales o atractivos de contar en ilustraciones  y que no aparecen  con más profundidad aunque la investigación se haya hecho y escrito, tal como nos cuenta Alejandro Hernández al  teléfono:  nos referimos a la omisión en las ilustraciones, y luego en el  texto,  de más detalles sobre las cepas patrimoniales y sus pequeños productores del Mataquito al Sur y de Huasco al Norte, temas  ignorados  históricamente  en la historia del vino chileno contada desde las grandes viñas del Valle Central.

Por teléfono Hernández nos cuenta que el 18 de septiembre el libro será premiado en París, obtuvo “Mención Especial” en los Premios 2018 de la Organización Internacional del Vino (OIV).  La organización,  de la cual fue presidente, lo llamó para decirle que había un problema: «el autor del libro no contesta el teléfono».  Hernández si estará en París por esos días, y aprovechará para ir a recibir el premio como co-autor de la obra. Más que bien merecido. Ahora es el momento de que nosotros en Chile valoremos este compendio, aunque omita partes de la historia.

1era parte LA HISTORIA  CONTADA A TRAVÉS DE LOS  EMPRESARIOS VITIVINÍCOLAS

«El Vino de Chile. Una Historia Ilustrada»  parte haciendo un recorrido preciosamente  ilustrado por el arquitecto Fabián Todorovic Karmelie, la cual es una sección  liviana, muy caricaturesca, infantil incluso, sobre la evolución del vino, desde los orígenes de la vid hace 70 millones de años en la llamada Euroasia;  cuando la vid  trepaba salvajemente por los árboles,  hasta el presente del vino en Chile.

Es en esta sección ilustrada, donde se destaca, imaginamos que por pedido de Vinos de Chile,  la  labor de los empresarios vitivinícolas en todo el recorrido, incluyendo los primeros 100 puntos obtenidos por Eduardo Chadwick y su enólogo Francisco Baettig.

«El Vino de Chile. Una Historia Ilustrada» cuenta así cómo  fue que Silvestre Ochagavía, empresario y político chileno,  traería no sólo cepas francesas a Chile, sino destacados especialistas. Ochagavía es aquí  nombrado como quien sentó las bases de la viticultura moderna en Chile y quien contagió su interés por el vino a otros empresarios como Luis Cousiño, Melchor Concha y Toro y Maximiano Errázuriz;  incluso la leyenda del Casillero del Diablo.

También sabremos de la ley de alcholes de 1939 la cual logró  prohibir el aumento de plantaciones de vides que buscaban los empresarios con el inesperado  apoyo de políticos de izquierda (quienes los veían como los envenedadores del pueblo). Ello,  «debido a la sobreproducción y alcoholismo que azotaba la clase trabajadora»; el libro nos recuerda que ésta era la época en que en Chile se bebían 90 litros de vino por persona al año.

Sería en aquellos años posteriores la era de los catalanes de Vicuña Mackenna (avenida donde se instalaron) en  los años 1940, quienes embotellaban y comercializaron el vino,  por lo que se  auto llamaban «industriales». Ellos se destacan en el libro como tremendamente honestos  en sus contratos y  con  fuerte solvencia para pagar a plazo. Viu Manent es una de las bodegas de hoy, que nacieron en ese ayer.

Otro hito sería la comercialización de los vinos de Viña Undurraga en la afamada tienda Fauchon de París, en el año 1970, a la cual llegó el mismo Pedro Undurraga a vender. Y como no, la llegada de Miguel Torres con la tecnología del acero inoxidable a fines de  1970; destacando el papel del mismo Torres en la comercialización del vino en nuestros  restaurantes y su amistad con sus dueños y sommeliers de la época.

El descubrimiento de la cepa Carmenère y su importancia, también está presente, con un dato novedoso:  sería en la competencia mundial de vinos de 1991 donde Claude Valet se interesaría por los vinos de  Merlot chileno, debido a que no correspondía con las características de la  variedad. Como es bien sabido, Valet vendría a Chile pero la identificaría como Cabernet Franc; sería Jean Michel Boursiquot, tres años después, quien la lograría identificar. Por aquellos años despertarían  además las llamadas viñas boutique, al alero de Fundación Chile, concentradas en calidad para exportar. Entre ellas Viña Montes sigue siendo un proyecto ejemplar.

UN PASO MÁS ALLÁ DE NUESTRAS NARICES;  LA HISTORIA DEL VINO EN LA HUMANIDAD

En toda esta larguísima  historia del vino en la humanidad ilustrada, aparece como es de esperarse el vínculo entre la iglesia y el vino, y así gracias a los misioneros de Sudamérica y Pedro de Valdivia, vamos viendo como la vid y el vino se establece en nuestra cultura.  Será en el texto más profundo y detallado donde aparece la mención de la carta enviada por Pedro de  Valdivia al Rey de España el 4 de septiembre de 1545,  pidiendo vino y estacas para poder realizar la misa,  y que sería la carta que dio fecha a la celebración nacional hoy del día del vino en Chile.

También en sus páginas «El Vino de Chile. Una Historia Ilustrada»  ilustra como en Grecia (en el siglo V A.C.) el vino  intervenido con miel, yeso, agua salada, con la intención de que durara más,  es considerado un producto exclusivo. Luego, en tiempos feudales (siglo XIV) en Francia, el vino se convertiría en un producto de las esferas sociales exclusivas, mientras el pueblo y campesinos bebían jugo de frutas y cerveza. Entre ellos, el  cómo fue que Burdeos se convirtió en la capital  mundial de vino.

Así nos encontramos además grandes hitos históricos del vino, novelados. como la leyenda de Dom Perignon,  la trascendencia de Louis Pasteur, la aparición de la filoxera, y en Chile el poderío de las haciendas jesuitas quienes sabiamente plantaron higueras junto a los viñedos, de cepas anónimas, para protegerlos de los pájaros.  Más adelante sabemos de la llegada de las primeras cepas francesas con nombres y apellidos  a Chile de la mano del naturalista Claudio Gay en Quinta Normal (alrededor de 1830). Así es justamente, donde este sábado, se celebró una previa al día del vino, y se ofrendaron estacas de vides para que este parque urbano hoy vuelva a tenerlas en sus jardines.

EL GRAN VALOR DEL LIBRO, SUS TEXTOS DUROS

Bien  lo  menciona Alejandro Hernández en la  introducción de esta nueva versión de «El Vino de Chile. Una Historia Ilustrada»: la idea era  mantener el espíritu del libro en relación a la historia de la vid y el vino, y su valor cultural y religioso en la historia de muchos países, pero además agregar un aporte técnico y científico a los principales aspectos relacionados con el vino. Así es como lejos de la primera parte novelada de la historia ilustrada, no encontraremos en sus textos duros con temas sólidamente anunciados.

Es así  como sabremos de innumerables datos duros sobre la historia del vino en la humanidad y en Chile, donde llegaría de la mano de Francisco de Carabantes en 1548 (el comerciante, o soldado, quien  ya no es mencionado como fraile); una historia que hoy, por cierto, no parece ser tan verdadera, después de investigaciones realizadas por el historiador Juan Guillermo Muñoz Correa,   de la cual Hernández también pidió investigar para actualizar el libro. Y que bien valdría la pena seguir hurgando.

Dentro de la ahora detallada historia moderna del vino, donde ya los empresarios no son únicos protagonistas, el texto se pregunta cómo fue que llegaron a la sobreproducción, y ofrece un capítulo especial sobre todo lo que se está haciendo hoy para hacer una vitivinicultura más acorde con nuestros tiempos. Una viticultura mucho más sustentable y preocupada por el medio ambiente. También se habla sobre la  necesidad planteada por Denis Boubals, ya en el año 1999 de hacer un banco  con el legado de material genético que existe en nuestros viñedos y  de diversificar las plantaciones.

El texto, actualizado, también menciona las nuevas plantaciones en climas fríos, en el Sur, en la Cordillera de los Andes; el esfuerzo de Vinos de Chile en la capacitación de mano de obra,  y los nuevos desafíos en sanidad de viñedos. También los avances enológicos, con cosechas más tempranas. Incluso se menciona la vinificación de vinos naturales, sin aditivos,  como una nueva tendencia. No se deja de mencionar tampoco la labor de los sommeliers y como han aportado al  mejor servicio del vino y su cultura; ni la creación de Rutas del Vino, ignorando, una vez más, los esfuerzos más allá de Casablanca al Norte o Maule al Sur,  donde el potencial es tremendo.

Un capítulo especial, sin mucho que ver con el resto del libro pero muy interesante, merece la viticultura en otros países del Nuevo Mundo,  incluyendo Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, México, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia , Sudáfrica, y China, hoy 6to  productor de uvas para vino del mundo, aunque no aparece en estadisticas de exportacion. Más adelante se detallan las instituciones relacionadas al vino en Chile, incluyendo  -bien por ello-  a MOVI, VIGNO, aunque otras más pequeñas están ausentes.

Un capitulo especial, por supuesto,  está dedicado a las viñas premiadas  por Vinos de Chile sumado a otras viñas tradicionales; también hay un apéndice con sus fechas de fundación. Hay al final del libro, también entre los apéndices  un super resumen de las fechas de línea del tiempo del vino en la humanidad, desde 70.000.000 antes de Cristo.  En el cual se incluye el  primer Día Nacional  del vino el año 2015, además del listado de las D.O. de Chile  hasta antes de marzo 2018 y algunas varias cifras de la OIV.

Hernández también sugiere qué  hacer para seguir creciendo como país vitivinícola, aunque una vez más no se trata el tema de los pequeños productores o el agua en el vino, sí de la necesidades de tener más VIGNOs, y actualizar nuestras D.O. acorde con el avance del conocimiento de nuestros terruños; todo, sin dejar de reconocer todo lo que se ha hecho bien en los últimos 20 años.

LA HISTORIA  ILUSTRADA DEL VINO EN CHILE

Autores: Rodrigo Alvarado M.† y Alejandro Hernández M., y el artista encargado de dar vida a las
ilustraciones: Fabián Todorovic K.

VENTA
· Librería Antártica
· Feria Chilena del Libro.
· En las mejores librerías del país
· PVP: $20.000.-

FICHA TÉCNICA
· Formato: 17 cm x 24,5 cm.
· Extensión: 312 páginas.
· Tapas: Duras.
· ISBN 978-956-316-432-9

(*) Libros de Rodrigo Alvarado Moore:  «Chile, tierra del vino (1982),  El mundo del vino (1997); Los caminos del vino (1998); El vino del fin del mundo (2000), en colaboración con el periodista Juan Gana; El vino en la historia de Chile y el mundo (2003), destacado por el Círculo de Cronistas Gastronómicos como “Publicación del Año”;  Chilean Wine, The Heritage (2004); El vino por dentro (2005);  A propósito del vino (2006), con numerosas ilustraciones de Hervi, y Crónicas e historias escritas con vino (2008).

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2 comentarios

  1. […] hoy de la historiografía del vino chileno (Harriet se refiere a la hoy discutida profesión del fraile Francisco de Cabarantes, quien trajo las primeras vides a Chile en el siglo XVI). Pero encontré que el texto estaba bueno […]

  2. […] surgieron ante la ausencia de la historia vitivinícola de este territorio como parte de la Historia del vino chileno, aquella relatada en libros y escrita con plumas doctas. Nos parecía muy evidente la negación de […]

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