EL PAÍS ESTÁ DE FIESTA

Publicado el 17 septiembre 2020 Por Mariana Martínez @reinaentrecopas

La primera cepa que llegó a Chile vive un despertar prometedor. Aquí compartimos un grupo de deliciosas etiquetas, que invitan a probar sus vinos elaborados de las maneras más diversas.

En una degustación on-line días atrás alguien me hacía una excelente pregunta: Por qué la cepa País quedó fuera del listado de cepas nobles, dignas de aparecer en la etiqueta de los vinos de Chile el año 1994, cuando se redacta el Decreto #464. En sus casas, cada degustador en ese momento tenía tres vinos: dos de ellos eran tintos bien diferentes y con toda la intención. Había un País y un Cabernet Sauvignon. Así es que para responder la pregunta, le pedí que comparara ambos vinos y se trasladara a inicios de los años 90 cuando la moda en el mundo eran las cepas francesas y los vinos tintos corpulentos que con ellas se hacían. Qué injusto pienso hoy, que por ligero, rústico, y sin un color profundo, le hayan considerado una cepa bastarda, al igual que a la también cepa tinta Cinsault. Pero para qué llorar por el agua derramada, mejor celebrar su regreso y que, sea como sea que se estén elaborado, disfrutar el hecho de que cada día tenemos más vinos que muestran la cepa País, la primera que llegó a Chile para hacer vinos, en sus flamantes etiquetas.

PARTAMOS POR EL PAÍS DEL MAULE…

El País que probamos en aquella cata on-line era uno de mis tantos favoritos, descubiertos en estos locos días de Pandemia. Se trata del País 2019 de Gillmore @gillmorewines ($6.990 venta directa), un vino hecho intencionalmente tratando de extraer el menor carácter rústico posible de la cepa, y muy bien se logra. A la vez, logra apenas un color rubí ligero, brillante. Aunque haya descubierto que hay un movimiento en contra del uso del término jugo de frutas para hablar de vino, debo decir que este País es lo más parecido al jugo de guindas frescas que uno pueda saborear. Es éste País ese vino ideal para beber solo en una terraza, cuando empieza a hacer calor, o junto a los primeros picoteos de cualquier asado.

Otro País en dirección opuesta, porque tiene un cuerpo mayor y color tanto más profundo, es el Single Ferment Series 215BC de Garage Wine Co. @garagewineco ($49.000 la caja de seis) de la cosecha 2018. Lo probamos durante una cata por Zoom, organizada con vinos en frasquitos pequeños por el dealer de vinos @alangrudzky. Este vino le cerraría la boca a cualquiera que quiera todavía hoy llamar a la cepa bastarda. En boca con cuerpo más medio que liviano, entrega mucha fruta negra y garra. Garra sí, con algo de rusticidad pero que justamente es parte de su carácter. Su nariz además tiene finas notas florales y a clavo de olor; tal vez por su origen en el campo silvestre del secano del Maule, tal vez por los dos inviernos que pasó en barricas ya bien viejas. El nombre, curioso, 215BC es idea de uno de sus hacedores, Derek Mossman, quien buscando referencias sobre la cepa se dio cuenta que en Chile el primer registro de País data de 1548 en una bodega de Portezuelo, Itata. Mientras en Burdeos, Francia, el primer registro de la afamada Cabernet Sauvignon data de 1763. Es decir, entre ambas, eureka, hay 215 años de diferencia.

Del Secano Interior del Maule además, probamos en lo que va del año el País en Tinajas de González Bastias 2019 ($13.000). Fermentado en piletas abiertas de cemento por unos 25 días y luego guardado en tinajas de greda, igual como lo hacían históricamente en la familia de su hacedor. Este País es de un color rojo delicado, que bien podría parecer Pinot Noir en la copa. Pero ni en nariz ni boca no tiene las notas a frambuesas ni a bosque húmedo. Además es arisco y tánico. Sin embargo hay algo en sus notas aromáticas, mucho más floral que en otros países: será la reserva de bosque nativo que envuelve su viñedo centenario. Al final de su paso boca entrega más frutas rojas sabrosas de lo esperado. Su acidez final justa completa el conjunto. No podemos dejar de pensarlo para acompañar una cazuela de pava con chuchoca.

Del Maule también probamos toda una primicia la semana pasada, se trata el País Huaso Erasmo de La Reserva de Caliboro @erasmo_caliboro, elaborado a partir de un viejo viñedo de 5 hectáreas de César Opazo @huasopazo; quien es la mano derecha del Conde Fracesco Marone Cinzano (dueño de esta bodega en el Sector de Caliboro en el Secano del Maule). Si bien es nuestra última referencia de este gran valle, no puedo dejar de decir que se ha convertido en mi nuevo País favorito. Con ese color rubí brillante, y una boca nerviosa, de rica acidez, llena de sabor a frutas rojas. Es liviano, sí, pero a la vez no puede dejarte indiferente con la tensión que despierta en la boca. Tal vez sea porque, como nos contó César, en su cosecha 2020 les cayó una helada en el viñedo que les hizo perder gran parte de la fruta. Hay sólo 1.800 botellas; pidan ya la suya (venta directa a @huasopazo por $12.000 cada una).

PAÍS DESDE COLCHAGUA

Otro de mis Países favoritos, descubierto hace tan sólo una semana, es el nuevo País de Viña Lugarejo @vinoslugarejo ($12.000). Aunque en realidad ya llevan varios años haciéndolo con uvas de un pequeño productor de la zona fría de Paredones, esta cosecha 2019 es la primera en que tienen los papeles en orden para poder vender bajo todas las exigencias de la ley. Lo que implica, justamente, poner el nombre de la cepa en la etiqueta pero no su D.O. Debido a que como lo hemos mencionado ya varias veces en WiP.cl, Colchagua no corresponde al territorio que le corresponde; el cual sería Secano Interior (desde más al sur, con los limites del río Mataquito hasta el río Biobío). Este País Lugarejo 2019 tiene mucha fruta roja, con algo de rusticidad, lo que le hace muy fácil de tomar. Son muchos los productores chicos en Colchagua nos dice Elina Carbonell, productora de Lugarejo, que se están uniendo entorno al País de Colchagua. Ello, considerando que tiempo atrás propusieron al SAG poder usar la D.O. Colchagua junto a la cepa, pero no lo lograron. Así es que atentos, porque se viene algo; tal vez algo parecido a VIGNO? Ojalá.

De Colchagua también probamos del proyecto del gringo Matt Ridway, el Mission ImPaisible bajo la línea Cold Shower ($8.000), por aquello de no poder poner la D.O. Colchagua en su etiqueta. El vino tiene color profundo y tiene garra, otro País con carácter y a la vez la fruta madura, dulce, de Colchagua. Para no aportar madera, fermentaron y guardaron en tanques de plástico las uvas de un viejo viñedo colchaguino ubicado en su zona de secano. Además elaboraron con las mismas uvas pero cosechada dos semanas antes, un espumante natural, de muy rica acidez, que es ideal como aperitivo. El ImPaisible eso sí, va para cosas más serias, unos choripanes por lo menos.

Dentro de Colchagua, donde como bien dice Elina hay varios produciendo País de uvas locales, ya está identificado, se cree, el viñedo más viejo de todos. Data al menos de 1877 y está en pleno secano de lo que sería más bien la Provincia de General Caro. Ubicado estratégicamente (nos cuenta Carlos, uno de los dos primos que hacen el vino bajo la marca Rabelo&Ravelo) cerca de una quebrada, y ha permanecido produciendo uvas, sin riego más que el de la lluvia, hasta el año 2019. Y es que con las sequías severas de los últimos años para la cosecha 2019-2020 ni siquiera brotó. Tuvimos la oportunidad de probar su versión 2018, llamado País Tinajas de Pihuechen, cuyas uvas se vinificaron en tinajas, y es de seguro ese recipiente lo que le da ese carácter rústico en boca y notas de oxidación en nariz. Si bien no tiene mucho color, en boca sí tiene mucha fuerza. Sin duda es un País cálido y sabroso a la vez que con empanadas de pino se va a dejar beber demasiado… demasiado bien.

PAÍS DEL ITATA, como no…

Entre los favoritos con País llegado desde el Itata, tenemos a una mezcla junto a Cinsault de Viña Gran Roja @vinogranrojo ($8.500). Forma apenas el 30% de la mezcla, pero es tan amable y jugoso que bien vale hablar de él, y sugerirlo para quienes se están iniciando en la variedad. Su etiqueta es un espectáculo: tiene dos gallos: el más ordenado, nos dice su hacedor David Poblete, representa el Cinsault y el más desordenado representa el País. De la cosecha 2019 muestra los avances de esta viña recién nacida en el sector de Checura, Valle del Itata, a partir de viejos viñedos del abuelo. Por eso eligieron ponerlo en una botella tipo Borgoña (sin hombros). Tan fácil de beber es que lo beberíamos solito, mientras prendemos el carbón, ideal si llueve afuera y no queremos beber algo frío. Aunque si hay sol, bien quedará servido entre los 13 y 14ºC.

De muy cerca de Checura, en GuariliguÜ, también probamos unas semanas atrás el nuevo País de Viña Tres C (@vinatresc), el que nace de la añada 2019. Un vino muy particular elaborado por el productor Miguel Molina. En un vivo de Instagram Miguel, nos contó que quiso fermentar en la misma tinaja que había utilizado su abuelo para hacer su primer vino. Para darle más aromas, lo que hizo fue llenar la tinaja con las uvas ya desgranadas a mano, sin romperlas para producir una maceración intracelular o carbónica; fermentación que duró cuarenta días junto con las pieles. Luego, separó el vino de las pieles y volvió a la tinaja por 5 meses más. El resultado es un País ($6.000) que se destaca sin duda por la rusticidad, por su uva de carácter rojo, vibrante, desnudo, y muy aromático. Si lo compramos con el otro País de la bodega, el Comvino (guardado en barricas viejas) y que vende sólo en casa en botella de litro y medio; Tres C es mucho más vivo y auténtico; para acompañar sí o sí platos sabrosos con mucha grasita, como un arrollado huaso o costillar de cerdo.

Cerramos esta selección con el País Vinista 2018 ($15.900) de Pedro Parra, llegado también desde el Itata. En este País austero, liviano, nervioso, la búsqueda una vez más está en la menor extracción posible, primero en tanques de cemento abiertos, luego con la guarda en fudres y toneles grandes para obtener el menor aporte de madera. También, cuenta su hacedor Pedro Parra, ha incorporado los racimos enteros en las fermentaciones que duran 45 días, lo que considera clave porque le entrega a sus vinos más acidez y más complejidad; también, menos dulzor de fruta y más seriedad. Este es un País recio, diría yo, que requiere al menos de la compañía de un jabalí asado en horno de barro o un cabrito al palo.

 


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2 comentarios

  1. Héctor Tapia Valdés dijo:

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