Viña La Rosa, ganadora del mejor vino del Catad’Or Wine Awards Santiago 2016,  presentó su nuevo Carmenère aprovechando la visita del jurado internacional. Lo  más curioso, lo hizo con una vertical. 

Desde el martes de esta semana, el jurado internacional de Catad’Or Wine Awards Santiago  2017 está dando vueltas en la Región Metropolitana. Desde su hotel, donde se han celebrado hasta hoy (viernes 7 de julio)  las sesiones de catas a ciegas, junto con el jurado nacional, hasta las viñas donde se realizan degustaciones, cenas y almuerzos. Una de estas cenas fue este miércoles en el recién remodelado Palacio Cousiño, invitados por Viña La Rosa.

La invitación fue a celebrar el haber ganador el año pasado “El Mejor Vino del Concurso” con su mezcla tinta Ossa 2008,  pero también, para presentar el nuevo Carmenère que están lanzando por estos días al mercado (precio aprox $15.000) con una cata vertical del vino. Lo curioso, y creo que nunca antes hecho, fue haberla organizado  cuando el vino en cuestión apenas está saliendo al mercado con la cosecha 2013.

Que sea, 2013 este primer gran Carmenère de La Rosa responde justamente a lo que mostró Ossa 2008, y es  la capacidad de mejorar con el tiempo, sin perder fuerza ni frescura en su fruta.

El salón principal del Palacio Cousiño, hoy su galería de arte principal,  fue el escenario de la degustación en vertical que se paseó desde el 2013 hasta 2016. Paseo durante el cual Gónzalo Cárcamo, enólogo de la viña, no sólo detalló cómo fue cada cosecha, sino el trabajo se selección de viñedos para llegar a hacer este vino. No sin antes, hacer una merecida introducción sobre lo aprendido de esta cepa tinta, que ya en Chile, según Nielsen, ya se posiciona como la segunda preferida de los chilenos.

En total se seleccionaron nos cuenta Carcamo junto a Eugenio maffei, viticultor de la Rosa, se hizo un trabajo de selección entre las mejores 7.5 hectáreas de viñedos de Carmenère de la viña en Cachapoal. DE allí, junto con Pedro Parra, seleccionaron los mejores suelos, para quedarse con apenas dos hectáreas; las que tenían un suelo profundo pero a la vez buena mezcla entre limo, arcilla y arena, esta última indispensable para tener buena oxigenación de la raíces.

Los favoritos de la degustación, que demostró a los jurados europeos,  la fuerza del factor vendimia en cada vino, fueron los años 2014  y 2016. Sin menos preciar el 2013, producto éste de un año frío, que muestra el carácter más herbal y especiado de la cepa dentro de toda la serie, sin perder una sabrosa fruta roja. Tampoco, aun sin perder la fuerza del impacto de sus 16 meses guardado en barricas de madera francesa.

2014 un año cálido que logró bajar temperaturas al final de la cosecha, y que mostró en La Rosa una fruta negra muy sabrosa, en perfecto equilibrio entre su fuerza y  la suavidad de sus taninos.

2016, una cosecha muy difícil, en especial para la tardía Carmenère en la zona Central, por lluvias inesperadas en abril.  Para evitar problemas de sanidad cosecharon 15 días antes de lo normal, a inicios de mayo, lo que se refleja en conjunto, no solo en un vino más fresco, sino más ligero, y a la vez muy armónico en su guarda en la madera nueva. Un vino que está listo para beber hoy pero que habrá que esperar hasta que salgan al mercado todos sus antecesores, tiempo que sabemos valdrá la  pena esperar.

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