«Viñedo de montaña» es la etiqueta que identifica al nuevo vino nacido en las rodillas de los Andes.

Según el Catastro Vitivinícola del año 2018 en Chile existen apenas 35 hectáreas plantadas de Marselan, una joven cepa tinta de origen francés cuyo nombre proviene de Marseillan, región sureña de Languedoc. De ésta pequeña cantidad, unas 5,12 hectáreas se ubican en el Valle del Maipo y Viña Santa Ema posee 1,37 de ellas en su nuevo fundo Cerro Blanco, ubicado en lo alto del Valle de Maipo, D.O. Pirque.

La etiqueta «Viñedo de Montaña» que luce este nuevo Marselan de la cosecha 2018, y que debuta en la línea Amplus de Santa Ema, se debe a que el equipo de la viña plantó en 2013 sus primeras Marselan entre los 870 y 900 metros sobre el nivel del mar. Ello, cuenta Andrés Sanhueza, gerente y enólogo de la viña, después de ver muy buenos resultados con la variedad en la VI Región.

Su lugar de origen, es un cuartel que es muy fresco en la época más cálida del año, identificado como el número 30.

Decir que la variedad Marselan es joven y francesa, se debe a que fue creada recién en 1961, originalmente en los laboratorios del INRA (Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia) como un cruce entre otras dos tintas: Cabernet Sauvignon y Garnacha Noir. Ello, pensando en los viñedos del Sur de Francia debido a que había demostrado ser resistente a la corredura y enfermedades fungosas.

Lo curioso de la Marselan, a diferencia de otros cruces creados en laboratorio y que no han alcanzado pena ni gloria, es que si bien ha ido ganando un lugar y poco a poco, se ha ido plantando con éxito comercial en países del Nuevo Mundo; sumando además China y Georgia. Destaca la Marselan además, muy importante en estos tiempos, por su adaptabilidad al estrés hídrico y al clima mediterráneo. Y cómo no, debido a lo fáciles de beber y frutales que son sus vinos. Se dice, también que rescata lo mejor de sus cepas madres; porque por un lado tiene el cuerpo y potencial de guarda del Cabernet Sauvignon, y por otro, la intensidad de color y los aromas de la Garnacha.

Si bien los registros de Santa Ema dicen que la variedad Marselan en Chile se cultiva hace casi una década, son re pocos los vinos que con ella ya se elaboran. En nuestro registro sólo tenemos el Maserlan de Tringario (el Ludópata de Colchagua), un tinto que llegó al mercado sin mayores pretensiones que las de ser vino muy joven y refácil de beber, y por eso tanto lo quisimos. El nuevo Amplus Marselan 2018 en cambio, va por más. La buena noticia es que lo hace porque puede. Digamos que la amplitud térmica que da su altura, y los suelos pobres de laderas le dan una base de taninos importante. Como para ser algo más grande, con potencial de guarda.

Ya con esta base de fruta con gran carácter, y una vez realizada la fermentación de sus uvas en cubas de acero inoxidable, el vino se guardó durante 14 meses en barricas, de roble francés de primer y segundo uso. Luego, tuvo 6 meses de guarda en botella. De él lo primero que destaca es su precioso color violeta, intenso, luego su nariz con notas a frutos negros, nítidos, maduros, sin excesos. En boca es de cuerpo medio, con taninos firmes y con tensión producto además de su rica acidez final. El Marselan de Santa Ema está ya a la venta en la tienda de la viña. El valor por dos botellas de 750 ml es de $25.000 ($65.400 las seis botellas). Mi recomendación, entonces es comprar el pack que se prefiera y descorchar una de las botellas para sacarse la curiosidad por probarlo. Entonces busquen una carne roja grasa y sabrosa para acompañarlo. La otra, u otras botellas guarden con paciencia, para saber hasta dónde puede llegar y qué tanto más mejorar.

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