Publicación: 28 enero 2020

CAMBIO CLIMÁTICO SEGÚN ESTUDIO PROWEIN

El informe en base a encuestas buscó saber las consecuencias del cambio climático en los diferentes eslabones del rubro del vino. Aquí las conclusiones resumidas por Tecnovino.com.

El informe para ProWein destaca que a corto plazo, la industria del vino internacional afronta los retos que plantean la política sanitaria, la situación económica global y las crecientes barreras comerciales. A largo plazo, el cambio climático plantea grandes desafíos para el sector que ya se manifestaron para los actores a lo largo de los últimos cinco años.

En los últimos cinco años, los mayores efectos se registraron en el ámbito de la viticultura. Más de la mitad de los productores de uva tuvieron unos rendimientos reducidos debido a fenómenos meteorológicos extremos, tales como heladas tardías, lluvias intensas, granizo o estrés de las uvas por sequía. Como consecuencia de estos sucesos extremos, la volatilidad de las cantidades de uva cosechadas se ha incrementado fuertemente; al mismo tiempo, esta volatilidad ha producido fuertes fluctuaciones de los precios en el mercado de uvas y vino a granel.

Los más afectados por el cambio climático, tanto hasta la fecha como en el futuro, son y serán los productores de uvas y de vino. A menudo, éstos disponen de posibilidades muy limitadas para evitar sus efectos, dado que en la mayoría de los casos, se encuentran ligados a sus viñedos.

Los cambios en la práctica vitícola, la gestión de la cosecha y los procedimientos enológicos, así como el uso de sistemas de riego permitirá mitigar las repercusiones del cambio climático en las viñas y el vino.

Para el futuro se prevé una gran demanda de nuevas variedades de uva con una mayor tolerancia frente al calor y la escasez de agua. Más allá de estas medidas de adaptación en las zonas vitivinícolas existentes, el cultivo de la vid se trasladará en creciente medida a su vez a zonas de cultivo más frescas a mayor altitud o distancia del ecuador.

Los efectos del cambio climático en la viticultura se propagan a lo largo de toda la cadena de creación de valor a todos los actores de la industria del vino. Hasta la fecha, las empresas situadas al principio y en el centro de la cadena de creación de valor han absorbido la mayor parte de los efectos. Sin embargo, en el futuro las repercusiones se manifestarán, en mayor medida, en el comercio y los consumidores.

Junto a los productores, las grandes bodegas embotelladoras, como compradoras de uvas y vino a granel, y los exportadores, como intermediarios entre mercados internacionales (tal como muestra gráfico), se ven más afectados por los riesgos que conlleva el aumento de la variabilidad de los precios, las cantidades y la calidad del vino.

Las empresas reaccionarán al creciente riesgo reforzando la cooperación con los productores y desviándose a otros productores y procedencias.

Los actores de la industria del vino ven una amplia necesidad de mejorar la sostenibilidad del sector. Además de reducir el consumo de agua es necesario disminuir la demanda de energía y, en consecuencia, la huella de carbono generada en la producción y la venta del vino.

Adicionalmente, existe el gran reto de convencer también a los consumidores del vino sostenible. En este ámbito, unos estándares sectoriales, combinados con amplias campañas de información y convencimiento, pueden representar una posible solución.

Por una parte, las expectativas económicas del sector se han ido oscureciendo en el contexto de los desafíos coyunturales y las barreras comerciales. Por otra parte, los fuertes descensos de los productores son síntomas de las repercusiones económicas por la gran volatilidad de las cantidades de uva cosechadas, causada por los factores climáticos y, en consecuencia, de los precios.

Seguir adaptando la industria del vino a los efectos del cambio climático representa un gran reto. Por este motivo, la industria del vino también tiene un gran interés en combatir el cambio climático a través de medidas eficaces para mejorar la sostenibilidad.

«Para alcanzar los 21 objetivos de COP es necesario un replanteamiento rápido y audaz. Cada industria y cada país está obligada a tenerlo en cuenta. Sin embargo, son en particular la industria del vino y el sector de bebidas alcohólicas los que tienen la posibilidad de posicionarse como precursores. Con ello no sólo se trata de ejercer exclusivamente de modelos sino también de mantener sus propios intereses, así como el éxito económico futuro. Las materias primas más importantes de la tierra serán el agua limpia y la energía sostenible. De esto depende especialmente la viticultura», explicó Bastian Mingers, Global Head Wine & Spirits y Director de ProWein. «ProWein quiere emplearse a fondo para alcanzar el objetivo de 2°C y para esto ofrecerle a la industria una plataforma para intercambiar experiencias y conocimientos»

Retos actuales de la industria del vino:

  • La política sanitaria y el clima económico actual son desafíos con un impacto muy fuerte a corto plazo.
  • A corto plazo, las empresas consideran los efectos de la restrictiva política sanitaria con el aumento, en parte importante, del tipo de impuestos y los precios mínimos del vino y del alcohol como el mayor reto para la industria del vino.
  • El empeoramiento de la situación económica global y las crecientes barreras comerciales se califican como el segundo reto más importante. Los efectos de un Brexit sin acuerdo, así como la competencia de otras bebidas alcohólicas y la venta desregulada del cannabis se consideran como comparativamente reducidos.
  • La mitad de las empresas valoran el efecto del cambio climático en su ejercicio como fuerte o muy fuerte. En consecuencia, representa a corto plazo el tercer reto más fuerte para el sector.
  • A diferencia de los otros retos que se prevén con una mayor inseguridad para la industria del vino, el cambio climático es el peligro que se producirá con la mayor seguridad.
  • El 73% de las empresas prevén repercusiones del cambio climático en su empresa.

 

Tecnovino efectos cambio climatico ProWein informe tabla

Los efectos provocados hasta la fecha por el cambio climático en la industria del vino los últimos 5 años:

  • Nueve de cada diez productores de vino ya han sufrido los efectos del cambio climático mientras, entre los comercios, sólo eran seis de cada diez.
  • Los productores de vino más afectados suelen tener menores posibilidades de evitar los efectos del cambio climático por estar ligados económicamente a sus tierras de propiedad.
  • Rendimientos menores y muy variables en más de la mitad de los productores de vino.
  • En los últimos cinco años, los mayores efectos se registraron en el ámbito de la viticultura. Más de la mitad de los productores de uva tuvieron unos rendimientos reducidos debido a fenómenos meteorológicos extremos, tales como heladas tardías, lluvias intensas, granizo o estrés de las uvas por sequía. Como consecuencia de estos sucesos extremos, la volatilidad de las cantidades de uva cosechadas se ha incrementado fuertemente; al mismo tiempo, esta volatilidad ha producido fuertes fluctuaciones de los precios en el mercado de uvas y vino a granel.
  • La regulación del rendimiento existente sólo permite compensar de manera limitada la merma de la cosecha a través de mayores cosechas posteriores. Prácticamente uno de cada dos productores de uva ya ha tenido que cambiar sus procesos empresariales debido a los tiempos de cosecha más cortos y crear mayores capacidades de recepción.

Las características sensoriales de los vinos han ido cambiando:

  • Tanto el comercio como las grandes bodegas embotelladoras declaran, en su mayor parte, que las características sensoriales de los vinos se han ido modificando. Por ello, la mitad de las bodegas de mayor tamaño y las grandes bodegas que adquieren uvas y vino a granel de varios productores ya han tenido que aplicar nuevos procedimientos enológicos para mitigar los efectos que tienen las uvas y el vino a granel modificados por las condiciones climáticas en el vino listo para el consumo.
  • En las bodegas y cooperativas con producción propia de uva, estas tecnologías se han utilizado en menor medida hasta el momento.

La mayor volatilidad ha aumentado el riesgo para los actores:

  • En la actualidad, el cambio climático ya está influyendo en la coordinación entre los actores de la industria del vino. La variabilidad de las cantidades de uva cosechadas y la calidad de los vinos incrementa, por una parte, la volatilidad de los precios y, por otra parte, el riesgo a nivel de la disponibilidad del vino.
  • En caso de pérdidas en la cosecha, los viticultores se benefician apenas de los aumentos de precios, y las grandes bodegas se ven confrontadas con el problema de adquirir suficientes uvas y vino a granel para cubrir las cantidades prometidas al comercio alimentario.
  • En años con una oferta excesiva a nivel mundial se produce una caída de los precios, dado que la demanda mundial de vino se mantiene constante y sólo una reducida cantidad de vino es apto para la conservación a largo plazo.
  • Se ha hecho necesario aplicar una mayor coordinación a lo largo de la cadena de creación de valor.
  • Con el fin de asegurar la adquisición de mercancía y reducir el riesgo, las empresas, tales como las grandes bodegas compradoras, los exportadores y el comercio, pueden reforzar su cooperación o pasar a otros proveedores.
  • En el pasado, sobre todo los exportadores y las grandes bodegas ya hicieron uso de estas estrategias, reduciendo así los efectos al final de la cadena de creación de valor al nivel del comercio y de los consumidores.

Impacto previsto del cambio climático:

  • La rentabilidad de las empresas irá en descenso y restringirá su capacidad de adaptación. A lo largo de los últimos 5 años hubo ganadores (23%) y perdedores (35%) económicos debido al cambio climático. Para los próximos diez años, sobre todo las cooperativas (53%) y las bodegas (44%) prevén una reducción fuerte o muy fuerte de su rentabilidad como consecuencia del cambio climático. El descenso de la rentabilidad impide la capacidad de aumentar la adaptación al cambio climático por medio de inversiones.
  • Los viticultores ven una mayor demanda de variedades de uva adaptadas al clima. Los productores de uvas prevén un fuerte aumento del uso de variedades de uva más apropiadas para el clima. Uno de cada tres productores prevé esta necesidad hasta el año 2030.
  • Nuevos procedimientos enológicos: más necesarios. Para los próximos diez años, el 62% de los comercios, el 55% de las grandes bodegas embotelladoras y el 42% de los productores de vino prevén que continúe el cambio de las características sensoriales del vino. En el futuro, la estrategia de adaptación de los nuevos procedimientos enológicos también se irá imponiendo entre las bodegas independientes y las cooperativas y será aplicada por la mayoría de las grandes bodegas.
  • El riesgo para el sector continúa, ¿los motivos?: la creciente volatilidad de la disponibilidad del vino, los precios y la calidad. Para el futuro, sobre todo los comercios y los exportadores prevén un fuerte aumento de la volatilidad de los precios y la disponibilidad del vino que, hasta la fecha, era compensada, en parte, por las grandes bodegas. Hasta 2030, entre la mitad y dos tercios de los actores prevén un aumento de los riesgos que se manifestará a través de nuevas formas de cooperación con los productores, pero también con una merma de la rentabilidad.
  • Los compradores pasarán, en mayor medida, a otros proveedores y procedencias. Más del 40% de los comercios prevén pasar, en el futuro, a otros proveedores o países de procedencia si sus proveedores habituales se ven influidos por el cambio climático. Esto aumentará, adicionalmente, la presión económica para los productores de uvas y vino que, por su parte, disponen de netamente menos posibilidades de evitar estos efectos.
  • Como consecuencia del cambio climático, los consumidores seguirán cambiando su consumo de vino y en sentido contrario a los efectos del cambio climático sobre el vino. En la actualidad, los comercios ya observan cambios en el comportamiento de consumo de los consumidores en el curso del cambio climático. Por ejemplo, en veranos calientes se reduce el consumo de vino y desciende la demanda de vinos tintos potentes. También para el futuro, el comercio prevé un aumento de la demanda de otros tipos de vino (63%) y otras bebidas (47%).
  • Por lo tanto, en este informe de ProWein recogen que existe una evolución diametralmente opuesta entre la producción y la demanda. El cambio climático lleva a la producción de vinos más potentes con un mayor grado de alcohol, a la vez que induce a los consumidores a pedir, en creciente medida, vinos más ligeros y frescos.
  • Por este motivo, más de la mitad de los comercios (57%) piden que los productores apliquen nuevos procedimientos enológicos para poder producir los perfiles de vino existentes a pesar del cambio climático.

Medidas para la adaptación al cambio climático del sector vitivinícola:

  • Hasta ahora predominan las adaptaciones a nivel de la viticultura. En concordancia con los fuertes efectos observados en el cultivo de la vid, las estrategias de adaptación aplicadas hasta la fecha se han concentrado, principalmente, en medidas en el ámbito de la viticultura y cambios en la gestión de la cosecha. También se introdujeron sistemas de riego, aunque estos fracasan a menudo debido a su elevado coste y a la disponibilidad limitada del agua. A la vista de que las medidas de adaptación en la viña llegan, en parte, a sus límites, el próximo paso será reforzar las medidas enológicas en la bodega y pasar a otras variedades de uvas o pies.
  • Hasta 2030, el cambio a otras superficies de cultivo (todavía) no tiene relevancia para el 45% de los productores; sin embargo, el 27% ya han realizado estas medidas o prevén hacerlo.
  • Las adaptaciones a nivel de la viticultura y la enología también exigirán, en el futuro, una flexibilización de la reglamentación legal existente.

La importancia de la sostenibilidad:

  • Aprobación prácticamente unánime sobre el aumento de la sostenibilidad en la industria del vino. El 86% de los actores está de acuerdo en que la industria del vino debería concentrarse, en mayor medida, en la producción sostenible.
  • El grado de aprobación es el más alto entre los comercios en Escandinavia (96%) y en el Sur de Europa (93%).
  • Tres cuartas partes de los encuestados consideran que una contribución necesaria de la industria del vino consiste en reducir su huella de carbono. En este ámbito, se encuentra la mayor aprobación en Italia (81%) y la menor en Alemania (65%).

Diferencias a nivel de la aceptación por los consumidores:

  • Sólo existe en parte optimismo en que, en el futuro, también los consumidores darán la preferencia a vinos producidos con neutralidad climática. El mayor grado de optimismo se encuentra entre los comercios en Escandinavia y en el Sur de Europa (91%), mientras los productores alemanes, con un 38%, se muestran más bien escépticos.
  • El 40% de los actores prevén que las repercusiones económicas negativas del cambio climático influirán en la demanda de vino.

El atractivo de los mercados de exportación:

  • Escandinavia, con Noruega en primer lugar, es el mercado más atractivo del mundo para la exportación de vino. Al ser preguntados sobre el grado de atractivo actual, los exportadores y productores de vino valoran al ámbito de Escandinavia, liderado por Noruega y Suecia, como el mercado de exportación más atractivo del mundo. En los siguientes puestos se encuentran Japón, China, Hong Kong, EE.UU., Canadá y Polonia.
  • La valoración ligeramente inferior de China y Hong Kong está basada, sobre todo, en las grandes existencias en almacén y la demanda interior algo menor. En el momento de la encuesta aún no se habían tenido en cuenta las protestas políticas en Hong Kong.
  • EE.UU. y Canadá han podido demostrar nuevamente su papel como importantes mercados de exportación; sin embargo, aún quedan por ver los efectos del incremento de los derechos de importación para la mayoría de los vinos europeos aplicado a partir de octubre de 2019.
  • Después de 2017, Polonia ha vuelto a la lista de los 7 principales mercados de exportación.
  • A la vista de la situación del Brexit, que sigue sin aclararse, y sus efectos económicos que ya se perciben en el mercado interior, la valoración del mercado británico se ha reducido aún más hasta alcanzar un nuevo mínimo histórico.

La situación económica de la industria del vino:

  • Mayor cautela hacia el futuro. Los retos económicos causados por el enfriamiento de la situación económica global y las barreras comerciales también se hacen notar a nivel de las expectativas para la evolución económica en el año 2020.
  • Después de la cosecha muy elevada del año 2018, el mercado se ha ido estableciendo, de repente, desde un estado de carencia en un estado de exceso de oferta, lo cual demuestra la mayor volatilidad del mercado.
  • Tras los aumentos de precios con la cosecha escasa de 2017, los precios de las uvas y del vino a granel en 2019 han descendido claramente a nivel mundial, mientras las reservas siguen siendo extraordinariamente altas a finales de 2019. Esta doble carga formada por una oferta amplia y una demanda mermada por la situación coyuntural se refleja claramente en el descenso de las expectativas de los diferentes productores.
  • Las expectativas son claramente más estables en el lado de la venta, con los exportadores, importadores, mayoristas y comercios especializados, que prevén una reducción más bien escasa.

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