A UNA SEMANA DE 1eros REPORTES

Publicado el 30 enero 2017 Por Mariana Martínez @mymentrecopas

Nuevos testimonios en las zonas afectadas sacan la voz por el patrimonio invaluable detrás de la perdida de viejos viñedos de cepas patrimoniales.

A una semana de nuestros primeros reportes sobre #incendiosforestalesEnero2017 en el centro de Chile Vitivinícola, aun no podemos lamentablemente decir que esto ha terminado. Aunque el fuego se ha calmado en algunas zonas tras la entrada de la vaguada costera el fin de semana. Ayer noche seguía ardiendo Portezuelo, en Valle del Itata, donde según nos informó Felipe Neira, de Viña Bandido Neira, se encuentran concentradas una cantidad importante de viñedos con viejas parras de País.

Vinos de Chile informaba el viernes de un catastro con 94 hectáreas de viñedos afectados, y confirmaba lo que ya temíamos, eran en su mayoría de viejas parras del secano del Maule. El mismo día, en tanto un corredor de vinos, Juan Miguel Jordán, nos escribía a WiP para asegurar que entre Hualañé y Cauquenes había cerca de 200 hectáreas de viñedos afectados entre sus clientes, productores de uva.

Se han perdido casas, animales, bosque nativo, viñedos centenarios, el sueño y tranquilidad de miles de personas, ni hablar de la tragedia de Santa Olga. Cómo cuantificar estas pérdidas que tienen un valor muy superior a lo material. Los testimonios de Derek Mossman, socio de Garaje Wines Co, quien ha estado en la zona esta última semana apoyando a sus amigos y pequeños productores, y de Martín Villalobos (afectado en Lolol), nos hablan del valor de lo inmaterial perdido desde sus propios zapatos.

Derek Mossman es Canadiense, radicado en Chile desde hace dos décadas, su mirada siempre ha sido crítica del sistema: del poder de los grandes sobre los pequeños, de los vinos masivos sin personalidad por sobre los vinos con carácter y sentido de origen. Esta vez no es la excepción. Lo primero que destaca de su recorrido por la zona bajo el fuego en Cauquenes es que los viñedos viejos bien trabajados no han tenido problemas porque estaban frescos, porque no tenían pastos altos entre hileras. El fuego llegó sólo a las orillas. Estos viñedos, dice Mossman, actuaron como verdaderos cortafuegos. El problema está, destaca, en los campos que han estado abandonados por años, porque el precio de la uva, a $80 pesos el kilo, no motiva para trabajarlos. Esta gente no usa el caballo, dice.

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Mossman tiene fe de que las parras viejas afectadas, con sus profundas raíces, volverán a producir, pero sabe que su recuperación es lenta e implica un gran trabajo. Será aún más trabajo en el campo, que teme (por esos apenas $80 pesos) muchos no quieren hacer. Es en este punto, destaca, donde la Mesa del Vino debería enfocar su trabajo esta mesa, no en cuantificar pérdidas.

Recorriendo la zona de Tabóntinaja, en Loncomilla (Maule) en busca de focos de incendios, nos cuenta Mossman, dieron con viñedos de parras viejas, perdidos en mitad de bosques de pinos, donde no ha habido ni un respeto por las forestales por mantener una distancia prudente al realizar sus cultivos. “Vimos tipos de las forestales perdidos, en mitad del camino, pidiendo ayuda buscando sus propios campos. Una vergüenza”. La misma vergüenza que da, dice, saber que los dueños de las forestales, que han hecho inmensas fortunas, no fueron capaces de mandar sus helicópteros para salvar sus propias inversiones. Mucho menos para salvar la vida de otros. Ese acto inhumano, de pasar por sobre un poblado o un campo cultivado, sin socorrer, debería ser penado”, dice.

“Con todo y sus recursos, no pudieron controlar el incendio en sus bosques, agrega Mossman, pero estas viñas viejas, que están paradas y verdes son una señal de que la agricultura tradicional sabe algo… mientras, la promesa de progreso para todos los chilenos ha fallado rotundamente”.

La manera cómo la gente del campo, y sus vecinos y sus comunidades, están trabajando 24 x 7 para defender sus casas, sus campos, es admirable, destaca Mossman. Es impresionante ver como todas las herramientas y maquinaria de las bodegas de vinos de la zona, están siendo utilizadas para combatir el fuego. Los tanques para aplicar productos, los camiones para trasladar vino a granel, todo lo que sirva está lleno de agua en lugar de vino o herbicidas, y están trabajando a la par con bomberos. Las viñas de la zona están en contacto con cada empelado, y generando redes de apoyo en los poblados. Los de las forestales no tienen nada, los militares tampoco; llegan con cero equipaje porque tienen que evacuar. Los dueños de las casas son los únicos que pueden, que están dispuestos, a defender sus casas, argumenta Mossman.

Yo no entiendo como Waze, explica este aficionado a las redes sociales, no ofreció al segundo día del incendio a todos los bomberos publicar los focos de fuego. Se puede usar la misma aplicación para llegar con agua donde requieran. Lo mismo que hizo FaceBook después del terremoto. “Estamos en 2017 no se combate esta guerra contra el fuego con el ministro sentado en un escritorio, con una oficina central, sino con miles de celdas”

Hoy, dice Mossman, recién están poniendo controles, nunca había visto tantos vehículos, jamás en mi vida, en doce años, que vengo a la zona. Habla muy bien de los chilenos, la cantidad de camas, de rompa, todos quieren apoyar al instante. La ayuda eso sí, nos confirma, debe enfocarse en forraje para animales y agua potable. Hay pozos pero están lejos de las casas y se quemaron las tuberías, los animales andan sueltos. En el Rodeo de Sauzal, cuenta, están resguardados los animales sueltos.

EL CUIDADO DEL PATRIMONIO INVALUABLE

incendio_tallervillalobosMartín Villalobos, cuya familia produce el laureado Carignan de parras salvajes en Lolol, sabe de pérdidas de patrimonio invaluable. El incendio de la semana pasada llegó al Valle de los Artistas, donde quemó varia casas, una parte de sus nuevos viñedos que entrarían en producción este año (media hectárea) y también 100% del taller de esculturas de su padre, Enrique Villalobos. Ahí estaba, dice, todo el registro de sus 45 años de trayectoria, sus hornos, sus moldes, sus herramientas. Ese valor, al que se le puede asignar un valor económico, no tiene como reponerse ni en lo sentimental ni en lo patrimonial. Es sólo comparable con la pérdida de viejos viñedos de País.

“No pueden comparar dice, una hectárea de pino con una de viejas parras. No se trata dice, de las grandes viñas con cientos de hectáreas y bodegas aseguradas. Detrás de una hectárea de viejas parra te encuentras con familias, hay un productor que es a la vez campesino. Detrás de una hectárea de pino hay nada, no hay generación de empleo, no hay animales, pero si hay destrucción de suelo”.

“Está claro que hay de todo un poco entre las causas, y que no hay que meter todo en un saco, pero, dice, no me cabe duda de que están quemando para cobrar el seguro. Yo tengo familiares en el rubro y siempre esto se ha comentado.”

La preocupación de los Villalobos ahora está enfocada en su segundo campo en Lolol, a 5 km del Valle del los Artistas en dirección hacia la costa. El campo está en medio de los pueblos de Ranguilli y Ránquil, explica. Lo evacuaron el jueves pasado, cambió el viento y se salvó, el problema es que si ese foco sigue y quema el campo de nosotros, se va quemar Lolol entero, porque está lleno de pastizales.

En las noticias veíamos como al llegar a las 400.000 hectáreas de bosque afectadas, Chile era comparado con el devastador incendio que causó misma cantidad de pérdidas en bosques en Australia, aunque muchos más víctimas fatales. Escuchamos decir que habíamos alcanzado el mismo número siendo un país mucho menos desarrollado. Nos encantaría escuchar al terminar este desastre ecológico y patrimonial que en Chile, siendo mucho menos desarrollados, se tomarán las mismas medidas convertidas en leyes que se tomaron en Australia post debacle forestal para protegernos.

 

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