UN GRAN AÑO PARA CURICÓ

Publicado el 27 diciembre 2016 Por Mariana Martínez

Viña Aresti cumplió sus primeros 65 años en el Valle de Curicó este 2016 y para celebrarlo le hizo el mejor regalo. 

Hablar del valle de Curicó era hasta este año, 2016, un cuento corto. Ricos y económicos Sauvignon Blanc, sabrosas mezclas tintas y un puñado de espumantes correctos. La viña española Miguel Torres se llevaba gran parte del discurso entretenido, por haber sido el primer proyecto extranjero en toda la historia de Chile vitivinícola que invertía en el país, y lo había elegido gracias a Curicó. Pero al terminar esta historia de finales de los 70, vendría otra etapa en la que Miguel Torres con el fin de innovar ha estado saliendo del valle, a buscar podríamos decir el entusiasmo que éste ya no le puede dar más allá de su legendario Manso de Velasco.  Exquisitos Chardonnay de Limarí para su línea Cordillera, suelos de pizarras en Empedrados en Maule Costa para hacer el Pinot Noir más caro de Chile, y cepas País para hacer un fantástico espumante también en Maule.

Alejandro Jofré, con sus Vinos Fríos del Año 100% Curicó, ya estaba moviendo también la rueda y buscando viñedos interesantes debajo de las pierdas, pero desde un pequeño proyecto personal con todavía enorme potencial. En dirección opuesta, la misma viña San Pedro, la bodega más grande del valle, había comenzado a mezclar uvas de Cachapoal para darle más fuerza y garra a su ícono –y gran ícono del valle-, el Cabernet Sauvignon Cabo de Hornos.  ¿Y Valdivieso? La sensación es de que nunca les ha gustado hablar de la DO Curicó, porque si el campo es bueno, hablan de Sagrada Familia. Nada malo con ello, pero Curicó ahí estaba, esperando que los grandes dijeran «tú solito sí puedes dar más».

En este contexto es donde entra viña Aresti, una bodega curicana que este año cumplió 65 años. Desde el 2013 que las hermanas Aresti,  Ana María y Begoña, estaban buscándole un nuevo rumbo. También -hay que decirlo- primero salieron a buscarlo en otros valles. Así sumaron un Sauvignon Blanc de San Antonio y un Cabernet de Maipo para su nueva línea Trisquel. Sin embargo, con la llegada de su nuevo gerente Matías Rivera (Ex Santa Helena) pasó lo que queríamos que pasara. Comenzaron a mirarse el ombligo y a descubrir las joyitas del valle. Este año presentaron cuatro vinos 100% Curicó, los cuatro por $10.900; un precio que no asusta, cumple y además reivindica el valle.

arestitrisquel_sauvignonblancAresti Trisquel Sauvignon Blanc 2016, Hualañé. Hay que mirar a Burdeos, donde el Cabernet y el Sauvignon blanc cohabitan mostrando sus facetas más elegantes para entender este vino. Este Trisquel viene de un viñedo a menos de 20 kilómetros de la costa, lo que puede explicar que su nariz no sea tan expresiva, sino más bien austera. Su gran fuerza, entonces, está en la boca, donde tiene una rica acidez y mucha fruta jugosa. Es un Sauvignon persistente, para comer pescados grados, incluso un sabroso pulpo salteado.

Aresti Trisquel Semillón 2016, Curicó. Varios Semillón arestitrisquel_semillonaparecieron este año, en una búsqueda por redescubrir esta cepa que quedó en el olvido ante la potencia aromática del Sauvignon Blanc y el volumen del Chardonnay. Este es el segundo Semillón de Aresti, a partir de viñedos jóvenes propios de la cepa (en Río Claro, sobre suelos arcillosos y granito) y encanta porque llega mucho más fresco y cristalino que la versión 2015. Un vino para comer pescados varios, como sashimi o a la parrilla. Un vino con mucha boca, densa, cremosa. Su enólogo Juan Ignacio Montt, explica que la uva se cosechó unos días antes que el año pasado y también una parte de las uvas fueron fermentadas en huevo de cemento para darle justamente más frescura.

arestitrisquel_merlot1245Aresti Trisquel Merlot 2015, Curicó. Esta también es la segunda versión hecha vino con las uvas de un viñedo plantado en Curicó, en mitad de la Cordillera de los Andes, donde el diablo literalmente perdió las alpargatas. El viñedo está más arriba incluso de donde nace el río Curicó, en medio de un bosque tan presente, con tanta vida, que no pasan desapercibidos sus aromas  a floresta en el vino. Como en su versión 2014, están presentes las notas a hierbas, que hacen pensar primero en verdor, pero luego a medida que se abre, recuerdan su bosque, claro si es que han estado. Yo estuve y aquí pueden ver la travesía hasta llegar al viñedo. Ese carácter particular es sutil hoy (a dos meses de su embotellado), seguro debido a que su  fruta negra está mucho más intensa y fresca. En su boca también hay más fuerza, más concentración, pero también más nervio. Necesitará unos meses más apenas, como su versión anterior, para ser todo lo amable que puede llegar a ser.

Aresti Trisquel Serie Parras Fundadoras Cabernet Sauvignon 2015, Curicó. Este Cabernet es de un aresti_trisqueklcs_viñedo viejo, plantado en los 50 por el fundador de la viña (en el  fundo Micaela, en la entrada a Molina), Vicente Aresti Astica; un Cabernet que ya da muy pocos rendimientos naturalmente por su edad. Recuerdo que el primer Trisquel Cabernet fue de Colchagua, pero no tenía suficiente suavidad en boca, y que por eso cambiaron al Maipo el año siguiente. Esta última versión ahora nos dice “es lo que hay en Curicó” y lo que hay la verdad que no está nada de mal. Su nariz es herbal y floral a la vez, con notas a frutos negros, y una boca con la fuerza del Cabernet en su justa medida.

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2 comentarios

  1. […] que vamos por los contenidos,  vamos a lo que han venido: Esta semana dedicamos nuestro reportaje central a Curicó, un valle que como todo origen para darse a conocer, necesitará que sus mismos productores crean […]

  2. […] Trisquel 2016 Valle de Curicó ($10.000). Juan Ignacio Montt es el joven enólogo detrás de este Semillón amarillo dorado brillante que nació de la […]

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