VENTISQUERO GREY SAUVIGNON BLANC 2016, HUASCO

Para los que quería mineralidad a un precio accesible, Ventisquero acaba de sumar a su línea Grey un Sauvginon Blanc de otro planeta.

Fue el año 2007 cuando el equipo de viña Ventisquero comenzó a experimentar con viñedos en la costa del Valle del Huasco (Región de Atacama), que no es lo mismo por cierto que el Desierto de Atacama. La señal para hacerlo, cuenta Felipe Tosso, el enólogo jefe de la viña desde su fundación en 1998, fueron los olivos que ya estaban plantados en el lugar. Cierto, si hay olivos se pueden cultivar viñedos. Es una premisa y no se equivocaron.

Pero tampoco la tuvieron fácil. Las primeras plantaciones  experimentales de Pinot Noir, Syrah, Merlot, Chardonnay y Sauvignon Blanc, las hicieron a  23 kilómetros de la costa, en Longomilla, donde se encontraron con suelos muy salinos, muy pobres, porque prácticamente no llueve en todo el año, y en consecuencia, con muy baja fertilidad. Resultado final: plantas que crecen bajo un estrés extremo, sumando los vientos fríos que llegan del Pacífico no tan lejano, y que dan muy, muy pocas uvas. Apenas 3 toneladas por hectáreas, cuenta Tosso al teléfono desde Nueva York. De este viñedo fue como nació Tara, la línea de vinos más radical de Ventisquero.

Tara tiene tres vinos hasta ahora: White #1 de Chardonnay, Red #1 de Pinot Noir, y Red #2 mezcla de Syrah y Merlot. De cada uno de ellos, en sus primeras  cosechas se hicieron apenas entre 400 y 700 botellas. Hoy, la cantidad ha crecido, pero aun no salen de las cuatro cifras. De los vinos Tara -los que necesitan una explicación y consumidores busquillas, porque son sin filtrar y de una mineralizad que  explica sin vueltas qué es esa sensación de tiza, sí tiza de pizarrón del siglo pasado, tanto en nariz como en boca-  hay muy, muy pocos. El precio no tan excesivo (cerca de los $30.000 en tiendas) no es el problema, el problema es conseguirlos.

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Los primeros Sauvignon Blanc de aquellos viñedos de Ventisquero en Huasco se vieron en la línea Ramirana, y eran una delicia, minerales en menor expresión, cierto,  y con una rica, pero ingenua acidez, porque no hacía daño. Lo mejor era su precio, debajo de los $6.0000. Dolía verlos en promoción aún más abajo en tiendas especializadas para rematarlos. Demasiado avanzados para su época. Hoy, efectivamente ese vino ya no se hace, pero porque la fruta se fue, entendemos, a otra joyita de gran  precio calidad de la misma viña, el Sauvignon Kuda  ($7.000) de la línea Kalfú. Aunque su viñedo, supimos, no es el de Longomilla, sino Nicolasa, plantado el año 2011, a 19 km de la costa, un terroir aún más extremo, es decir aún más salino y frío, también de suelo más arcilloso.

Lo que no esperábamos realmente es que en Grey apareciera este año con un Sauvignon Blanc que se atreviera a mostrar la mineralizad de Longomilla a un precio más accesible que los Tarra ($11.400 en tiendas El Mundo del Vino y Vinoteca). Cuando vimos su  botella tipo borgoña pensamos que era un Chardonnay, y tanto en nariz como en boca apareció la misma tiza que tiene el Tara #1 de Chardonnay; esa nota a cal que en boca se percibe como un polvo muy fino que lo cubre todo. Pero además, la cepa  Sauvignon Blanc logra aportar su carácter más cítrico y herbal, más filoso en boca; sin ser verde.

La mayor cualidad de este Grey Sauvignon Blanc 2016 es su paso por la boca, seco, seco, casi salino, con un gran volumen que llena todo el paladar. Para lograr ese efecto cuenta Tosso -un creyente ferviente de que los grandes vinos blancos del mundo deben guardarse un tiempo antes de salir del mercado-  este Sauvignon se guardó 10 meses en botella, después de haber sido fermentado un 90% en barricas de acero y el restante 10% en barricas viejas de Tara #1. Por eso, es recién ahora que aparece al mercado su  primera cosecha, la 2016.

A diferencia del Tara #1, explica Tosso, este Sauvignon Grey sí se filtró, pero poco. En esta línea de vinos, y especialmente en blancos, dice Tosso, aún no puedo ser tan radical.  La verdad es que no  nos importa, tal cual como es este Sauvignon Blanc y a ese precio, saca aplausos.

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Probamos Grey Sauvignon Blanc 2016 de Huasco ($10.400) con un salmón a la plancha y no funcionó, peras con manzanas. Hicimos un segundo intento con ostras pequeñas de Chiloé. La compañía resultó realmente sabrosa. Hechos el uno para el otro. No creo que las ostras vuelvan a ser lo mismo sin él.  Tosso – quien no concibe un vino sin pensar con que lo va a acompañar en la mesa-  lo recomienda con erizos y mariscos potentes. También, en el otro extremo, Tosso lo recomienda junto a comida tailandesa con toques de lemongrass, por los mismos toques cítricos verbales que tiene el vino. Que gusto escuchar a un enólogo hablar de su comida junto a sus vinos, da hambre y sed!

Para los que quería mineralizad a un precio accesible, Ventisquero acaba de sumar a su línea Grey un Sauvginon Blanc de otro planeta.

Bodega / Productor: Viña Ventisquero
Nombre de línea / Marca: Grey
Origen: Vale del Huasco
País: Chile
Cepa: Sauvignon Blanc
Año cosecha: 2016
Enólogo: Felipe Tosso
Estilo: blanco
Categoría:
Gran precio calidad: Si
Maridaje / Armonía: Ostras pequeñas, con o sin limón, que más da. El vino hará el resto.
Ocasión descorche / Regalo: Para sorprender y sorprenderse junto a mariscos crudos yodados, no importa si es frente o lejos del mar. Porque si es que acaso alguien añora el Océano Pacífico este vino lo empapará de él.
Donde encontrarlo: Tiendas El Mundo del vino y Vinoteca
Contacto productor: wwww.ventisquero.com

1 Estrella: Muy probable es que no haya en este vino más que la intención de producir grandes volúmenes a bajo precio. Recomendamos comprar sólo si es una verdadera ganga y tienes por delante muchas bocas con sed que saciar.

2 Estrellas: Bueno vino, simple, aunque nada en él sobresaliente. Vale pena comprar si es que tiene rica fruta y su precio parece una buena oferta. Si fuera un vino caro,  de seguro muestra molestias no menores, como una fruta verde o sobremadura, exceso de madera, mucho amargor final o un tanino secante que nunca se suavizará.

3 Estrellas: Se las damos a un vino muy bueno, sabroso, con buenas intenciones y con un marcado carácter de su cepa o su origen. Sólo habrá un pero menor para llegar a esa perfección que buscan los expertos. Si su precio no es excesivo, no lo dejes pasar.

4 Estrellas. Tiene todo lo que uno esperaría por su precio, por su origen y por su autor; aunque incluso parezca ser un vino caro. Si es barato, compre por cajas. Desde su color hasta su sensación final en boca no tendrá ningún pero y será siempre una gran compra.

5 Estrellas. Es un vino sobresaliente, con el factor WiP, ese que nos hace decir Wow. Imperdible ya sea porque su origen es extremo, su producción limitada o su carácter diferenciador; porque te hará ver estrellas, sino es hoy, en al menos 10 años más. Su precio puede ser elevado y hasta podría tener algún detalle menor, pero todo lo anterior lo justifica. Si no valoras la imperfección ni la producción limitada, déjalo pasar.

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