LA FUERZA DETRÁS DE LOS VINOS CAMPESINOS EN CHILE

Publicado el 23 octubre 2017 Por Claudia Gacitúa @mujergourmet

Los vinos artesanos siempre han sido su foco y espera que no se conviertan en moda, dice en entrevista a WiP Macarena Lladser, Presidenta de la  nueva Asociación de Vinos Campesinos de Chile.

Macarena Lladser, licenciada en arte,  profesora y sommelier profesional,  está por estos días sin respiro organizando Pura Uva,  la primera feria de vinos artesanos de Santiago, evento que realizará en conjunto con Edwards Fine Wines y Vigneron, el 02 de diciembre en Piso 1.  Inédito en Chile, reunirá a productores de vinos artesanos chilenos, portugueses, franceses, italianos, españoles y alemanes. Imperdible ocasión para conocerlos  y saber qué se está haciendo en otras partes del mundo.

Aunque hace pocos años se ha comenzado a hablar por estas latitudes de los vinos artesanos; hechos a mano con la menor intervención posible del hombre en viñedos y bodegas, Macarena puso el foco en ellos hace años. El  2011, para ser más precisos, cuando realizó  una serie de viajes por Europa. Encontrar aquellos productores, a pequeña escala, que trabajan con técnicas tradicionales antiquísimas,  con vinos francos y que hablan de lugares, personas e historias, le  llenó de ideas y proyectos.

Pasaron los años y en el 2014, Macarena, dueña de una sensibilidad especial, viajó a vendimiar a Italia, momento cuando  se enamoró definitivamente de los  vinos alejados de las grandes marcas. A su vuelta, llegó con un cargamento de vinos artesanos italianos, elegidos con lupa, en los que destacan los poco conocidos vinos naranjos,  sumado al  gran sueño de replicar esas ferias que tantas veces visitó en búsqueda por  los vinos que  le robaron el corazón.

Macarena nos cuenta que justamente, la Asociación de Vinos Campesinos de Chile (sin ninguna relación con el Club de Vinos Campesinos formado a inicios del año por INDAP) nació  como consecuencia de un viaje técnico y comercial que realizaron con apoyo de Prochile por Europa un grupo de pequeños productores del centro Sur de Chile. Un viaje con ella a la cabeza como organizadora y punto de conexión. El grupo, cuenta, nació para mostrar lo que se estaba haciendo aquí en Chile a pequeña escala y conocer lo que otros afuera estaban haciendo. Fue un  viaje de casi un mes que a los productores les cambió la mente.

Fue en ese momento que Macarena junto a Renán Cancino (Huaso de Sauzal), Manuel Moraga (Cacique Maravilla), Roberto Henríquez (Roberto Henríquez) y Mauricio González (Mauricio González y Tinto de Rulo), se decidieron a emprender esta aventura.

– ¿Macarena cómo definirías los vinos campesinos? ¿Que relación tienen con términos que vemos en las etiquetas, como vinos tradicionales,  cepas patrimoniales, naturales, orgánicos y biodinámicos?

Hay que tener ojo porque el término patrimonial en los vinos no existe y lo han tomado las grandes empresas para marketear el tema y es delicado. Los vinos campesinos, que para nosotros además son vinos naturales,  son vinos que tienen lo menos posible de intervención y que son un fiel reflejo de lo que nos da la tierra y la viña; son vinos increíbles. Son vinos que siempre se han hecho así, en un territorio específico que es, por ejemplo en Chile,  la zona del Maule y Bío-Bío, en situación de secano.

En el  manifiesto de  la Asociación de Vinos Campesinos de Chile,  explica Macarena, se definen los parámetros para el manejo de viñedos que darán origen a lo que ellos han llamado los vinos campesinos. Como punto de partida, deberán ser fruto de viñedos  por sobre los 60 años de edad, de secano y sin riego artificial. También se determinará desde el tipo de abono que deben utilizar, el cual deberá ser orgánico e idealmemte de elaboración propia; no utilizar reguladores de crecimiento, fertilizantes o mejoradores de suelo de origen sintético, quedando prohibido la utilización de herbicidas, fungicidas, insecticidas, nematicidas, acaricidas y bactericidas. En resumen, la menor intervención química posible.

Con respecto a la vinificación esta deberá ser propia y realizada dentro del área geográfica donde se producen las uvas, utilizando fermentaciones naturales (sin usos de levaduras comerciales). Los mostos obtenidos no pueden por ningún motivo ser corregidos, no se pueden filtrar y el límite de sulfuroso total es de 30 ppm, agrega Macarena.

Para los Pipeños, estos deberán ser elaborarados con 100% uva País y los Pipeños blancos, permiten uva Moscatel, Corinto (Chasselas), Torontel y Semillón y deberán ser embotellados antes del 31 de diciembre del año de su cosecha.

¿Cómo describirías entonces en simple los vinos campesinos?

Son  vinos sorprendentes, que en una botella encierran todo el trabajo del campo, la tierra, un producto maravilloso, hecho a mano, sin químicos. Son vinos ligeros, delicados, son puro jugo de uva, pasan como nada y no dejan caña, incluso yo, ya no puedo tomar otros vinos, que no sean en esta linea.

¿Qué es lo que ha cambiado en los productores, luego que se formara la Asociación?

Hasta el momento en Chile la gente no conocía ni entendía muy bien este tipo de vinos.  Tomó mucho tiempo en que fueran aceptados y se conocieran otras realidades. Les ayudó a reconfirmar que lo que estaban haciendo a pulso, solos e incomprendidos, estaba bien. Verse en el espejo con los demás, fue algo revelador, no lo podían creer. Eso fue lo que hizo que se sintieran más seguros.

¿Cómo enfrentan los riesgos de hacer un vino natural? 

 Si trabajas el campo con prácticas correctas, respetando el ciclo natural de la tierra, aplicando lo que la tierra te provee tendrás como resultado una uva sana. Todo el trabajo parte en el viñedo, si tienes viñedos sanos, tienes uvas sanas y luego vas a tener un buen vino. El trabajo del suelo es clave. La gente todavía piensa que los vinos naturales hechos por campesinos son mal trabajados, pero esa percepción está cambiando, sobre todo porqué este grupo de productores trabajan con técnica, con higiene, manejo de temperaturas. No tiene por qué salir mal el vino si el trabajo está bien hecho.

¿Y si a pesar de las buenas prácticas, el vino viene con algún defecto?

El hippismo aquí no existe, detrás hay rigor, técnica, se trabaja para hacer el mejor vino posible con lo que te entregó la tierra y que el vino exprese la cosecha y si no es así se va a vinagre. De hecho ya pasó con un productor, que incluso tenía vendida gran parte de su producción y lamentablemente su vino se perdió. Asumiendo todos los costos que eso significó.

¿A qué prejuicios se han enfrentado?

El chileno tiende a insegurizarte. En un principio poner la palabra Pipeño en el tapete ya era difícil, estaba el prejuicio de un vino dulce, que sólo servía para el terremoto, que te daba dolor de cabeza, un producto de mala calidad, muy rústico. Ahora  la Asociación tiene la idea darle al Pipeño el valor que tiene, y entender que está relacionado con las economías de pequeña escala. El nombre tiene que ver con la forma en que se transportaba, en estas barricas que les llamaban pipas y se iban al puerto Tomé. Y obviamente, con una forma particular de hacer el vino. Este vino es un alimento, el vino del día a día, que tiene toda una carga sociológica, histórica. Es tradición pura.

 ¿Cómo ha sido este  primer año para la Asociación?

Este año ha sido muy movido por el tema de los incendios, posterior a eso nos fuimos a mostrar los vinos a Londres a la feria RAW y fue un éxito. Todos quedaron sorprendidos con lo que se está haciendo en Chile. Hay mucho más interés por los vinos afuera. El problema es que nosotros no estamos acostumbrados a mirarnos, siempre miramos para afuera, y nos debemos mucho. Nos debemos a la gente, a los campesinos… Es potente, hasta hoy me cuesta entenderlo. Antes me dolía mucho. Ahora me pone contenta cuando veo una luz, aunque espero que no se transforme en una moda.

¿Cómo viene el próximo año?

Para el próximo año esperamos idealmente que la Asociación siga creciendo, incorporándo más productores, continuar con la presencia afuera, para que la gente sepa lo que es el Chile real, abrir el mercado nacional, seguir participando de las ferias y giras.

 ¿Qué le dirías a alguien que no conoce estos vinos y tiene los prejuicios típicos?

Lo sentaría y le pondría la botella en la mesa y que por sí solo se de cuenta cómo son; que descubra que son vinos luminosos, que transmiten una historia, una tradición, la tierra misma; que muestran una realidad que hay en ciertos sectores de nuestro país. Son vinos que alimentan.

Para más información sobre el evento Pura Uva: 1er Salón de Vinos Artesanos click aquí. Atentos primeros 30 $suscriptoresWiP tendrán descuento en valor de la entrada. Sigue link para ver detalles. 

Claudia Gacitúa es cocinera y sommelier, enamorada de la gastronomía y todo lo que la rodea, se ha relacionado con la buena mesa desde distintos ámbitos. Cuando vivió en Sao Paulo, Brasil, trabajó en Síbaris, conociendo de cerca los grandes restaurantes del país y el mundo; organizando diferentes congresos y ferias gastronómicas. Ha sido colaboradora de Go Where Brasil. Amante del Slowfood y fiel admiradora de los oficios gastronómicos.  Actualmente se encuentra realizando su tesis de periodismo en la Universidad de Santiago.

 

 

 

 

 

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