ARRIBA DE LA OLA

Publicado el 07 noviembre 2017 Por Claudia Gacitúa @mujergourmet

La vida de Marcelo Pino, 35 años, no ha sido fácil. Junto a su madre y sus seis hermanos, supo dar vuelta el destino y emprendió un largo camino de superación que lo llevó al mundo de la sommillería. Con logros y viajes que jamás imaginó. Hoy en la cima, mira hacia atrás y agradece ese pasado.

Solamente en los dos últimos meses ha viajado a Rusia, Japón, China y Tailandia. Seguramente vienen más viajes e invitaciones como Sommelier Embajador de la Viña Casa Silva, empresa que lo ha apoyado en todo su proceso de llegar a ser quien es hoy.

En cada uno de estos viajes, Marcelo no es cualquiera en el círculo del vino a nivel mundial. Con su cuerpo menudo que lo hace parecer un niño y sonrisa encantadora, ha sido Mejor Sommelier de Chile dos veces. Conversamos con él sobre sus logros y mucho más.

Partamos de adelante hacia atrás. ¿Por qué decidiste no participar del recién pasado Concurso Mejor Sommelier de Chile?

Ya he ganado dos concursos y es hora de darle la chance a otras personas.  Ahora la idea es hacer todo lo necesario para que sepan como funciona un concurso, entrenarlos en servicio y degustación, transmitirles mi experiencia. Eso sí, que dependerá de cada uno de ellos la dedicación y la preparación para lo que viene.

¿Cómo nace tu vocación por la gastronomía y vinos?

Desde pequeño, como hermano mayor, mi mamá me enseñó a cocinar para ayudarla con la comida de la casa. También en el verano, durante muchos años, todos los días en la mañana hacíamos pan amasado y otras cosas para vender en la playa. ¡Ni te imaginas las cosas que hacíamos! Creo que de ahí viene mi interés por la estudiar gastronomía. Los vinos aparecieron después, cuando trabajaba en la cocina del Hotel Ritz Carlton, descubrí ese mundo y de a poco me fui interesando por algo que siempre me llamó la atención. Fue ahí donde comencé con mi gran pasión. Luego decidí estudiar para ser sommelier profesional.

Marcelo ha hecho historia entre los Sommeliers nacionales, no solo por concursos, también es el creador de la primera y única guía de aguas de Chile, que ya va por su 7ª versión, es embajador de Pro-Chile, docente de la Escuela de Sommeliers de Chile y Asesor Técnico de la distribuidora Paraíso del Sur de Casa Silva. Sin embargo su mayor logro ha sido poder volver, con su tienda  de vinos a Pichilemu, su tierra natal.

 

Pichilemu de mi corazón

¿Qué significa Pichilemu en tu vida?

Para mí es un lugar maravilloso, que me atrapa, soy pichilemino de corazón. Si bien he tenido la suerte de estar en muchos lugares del mundo siento que no hay ninguno que me atrape tanto como éste. Es la gente, es el lugar, que tiene esa mezcla perfecta de mar, playa, bosque y campo. Tengo toda mi vida hecha en Pichilemu, mi familia, hijos, amigos, todos mis recuerdos, donde estudié, donde aprendí a surfear están aquí y significa mucho para mí.

Esa mismas es la razón para formar allí su hogar con la madre de sus hijos: Matías que cumplirá 14 años en diciembre, Ignacio de dos y Antonia, su primera hija que nació hace apenas dos semanas.

¿Cómo nace la Tienda de Marcelo Pino a un costado del famoso Hostal Chile España?

La tienda es un sueño realizado, lo pensé como homenaje al lugar de donde soy. Para mi Pichilemu es un lugar ideal, en pleno auge y desarrollo, con mucha gente profesional, esto está recién comenzando, todavía hay mucho por hacer. Es una apuesta como todos los negocios, esperamos que tenga muy buen resultado, pero lo más importante es vivirlo como una buena experiencia y disfrutarlo ya que es un trabajo que hacemos con mucho cariño… Quiero que la gente de Pichilemu tenga la oportunidad de conocer lo maravilloso del vino, la historia que hay detrás de cada botella y acercar ese mundo que muchas veces se ve tan lejano a todos. Esta tienda es algo que disfruto mucho y me siento un bendecido por haberlo logrado. He recibido mucho apoyo de la comunidad, así como también de todo el sector vitivinícola.

 

Tiempos difíciles

Has tenido una niñez dura y alejada de toda comodidad, junto a tu madre y seis hermanos. ¿Cómo crees que influyeron esas vivencias en tu carrera?

Es verdad que mi infancia y juventud no fue nada sencillo, pero eso mismo me permitió de una u otra manera desarrollar muchas habilidades que hoy día valoro demasiado y no tendría si no hubiese pasado todo lo que viví. El hecho de haber trabajado desde los ocho años en muchos ámbitos diferentes y haber aprendido haciendo, fue lo mejor de todo.

¿Cómo te recuerdas cuando niño?

Desde pequeño a diferencia de otros niños de mi edad, fui muy soñador, y eso ayudó a colocarme metas y crear planes para ver cómo las realizaba. Mi vida comenzó a girar alrededor de esas pequeñas metas y a mi corta edad podía pasar horas pensando en cómo lograrlas.

Aunque Marcelo en ese tiempo, sólo pensaba en convertirse en surfista profesional y recorrer el mundo con su tabla, nunca abandonó sus sueños.

Siempre tuve ese sueño e hice todo lo que pude para lograrlo, como vender confites en la playa, para juntar plata y poder comprarme mi primera tabla y traje, cuenta.

Las ganas de salir adelante, de ser alguien en la vida y de lograr los objetivos que me proponía y que me sigo colocando, se lo debo a mi madre que ha sido mi guía e inspiración en el camino que he recorrido. Ella fue todo para nosotros. Desde pequeños nos incentivó a estudiar y trabajar, querer hacer las cosas y hacerlas bien. Fue un ejemplo de vida y nos impulsó a ser grandes, a superar nuestras carencias. Nos entregó amor y valores, cosas que están por sobre lo material. Nos enseñó sobre bondad, trabajo duro y sacrificio para lograr todos los objetivos y metas que uno se propone en la vida y esas son las cosas que valoro y atesoro mucho hasta el día de hoy.

¿Cuál crees que ha sido tu clave para no desistir en el intento de perseverar?

No tener miedo al fracaso. Tocar una y mil puertas, porque jamás me ha dado miedo tocar una puerta, sé que lo peor que podría pasar es que te digan que no y eso no significa nada más que seguir tocando otras puertas. Tarde o temprano alguna se abrirá.

Por otro lado, lo más importante es tener pasión en lo que uno hace, ya que sin pasión esto no se puede lograr y esa es mi gran fortaleza. No me creo una súper persona con más capacidades, esto tiene relación con la disciplina y el trabajo duro, no hay otra fórmula.

¿Hay algún objetivo que todavía no hayas logrado?

¡Por su puesto que hay muchos!, recién estoy comenzando. Uno de ellos es llegar a ser Master Sommelier, quizás más adelante, aunque eso se ve más difícil, pero sólo por ahora.

Fotografía: Javiera Musso

Claudia Gacitúa es cocinera y sommelier, enamorada de la gastronomía y todo lo que la rodea, se ha relacionado con la buena mesa desde distintos ámbitos. Cuando vivió en Sao Paulo, Brasil, trabajó en Síbaris, conociendo de cerca los grandes restaurantes del país y el mundo; organizando diferentes congresos y ferias gastronómicas. Ha sido colaboradora de Go Where Brasil. Amante del Slowfood y fiel admiradora de los oficios gastronómicos. Actualmente se encuentra realizando su tesis de periodismo en la Universidad de Santiago.

 

 

Deja un comentario

4 comentarios

  1. […] y en ella seleccionaron  tres finalistas: Paz Levinson  de Argentina, (quien resultó ganadora) Marcelo Pino, representando a Chile (quien resultó segundo finalista) y Luis Antonio Morones López […]

  2. […] fueron seleccionados  tres finalistas: Paz Levinson  de Argentina (quien resultó ganadora),  Marcelo Pino, representando a Chile (quien resultó segundo finalista) y Luis Antonio Morones López, […]

  3. […] este año en el Concurso Mejor Sommelier de las Americas su panelista en la Mesa de Cata, Marcelo Pino,  quien fue brillante segundo finalista en la versión anterior; y dos veces Mejor Sommelier de […]

  4. […] quiero que Marcelo Pino, un profesional ejemplar y que tiene toda mi  admiración por lo que ha logrado en tampoco tiempo, […]

Verificado por MonsterInsights