ELEGIDO DE LA SEMANA-CABO DE HORNOS

Les presentamos el nuevo Cabo de Hornos,  un ícono nacido en Curicó que  con su cosecha 2014 no sólo cambió de piel. Toda una osadía inspirada en otro continente muy lejano.

Esta semana el equipo de San Pedro junto al Master Sommelier Héctor Vergara, presentó la nueva imagen del vino ícono de la viña, su Cabernet Sauvignon Cabo de Hornos. La gran novedad era, a primera vista, su cambio de imagen, una genial que ahora transmite toda la historia de aventuras y desventuras que hay detrás de uno de las rutas marinas más peligrosas del planeta. Literal. Lo sabemos.

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La antigua imagen era blanca, minimalista, bonita, aunque  cero conexión con nuestro Gran Cabo, Reserva de la Biosfera.  Aunque detrás de esa caperucita roja que es la nueva imagen, había otra historia, una más sabrosa, también una herejía en potencia: su cambio de nacionalidad. Que no se mal entienda, Cabo sigue siendo chileno, pero ya no luce el valle que le vio nacer, Curicó, ahora es… chan chan… Cachapoal.

Para quien ha seguido la historia de Cabo Cabernet Sauvginon, este desenlace  es fatídico particularmente  para Curicó, porque de alguna manera nos están diciendo que en este valle, donde viña San Pedro tiene su bodega y mayor cantidad de viñedos, no hay lo que necesita –al menos por ahora-  para hacer su vino más grande.  Por otro lado, nos dice que este desenlace se veía venir, de a poco.  Sí, lo vimos venir.

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Ya cuando el enólogo  Marco Puyó  fue contratado para hacerse cargo de los grandes vinos de San Pedro  para ganar altos  puntajes,  su primer Cabo –cosecha 2006- tuve un poco de Cachapoal en su mezcla; nos lo contó el mismo el día de su lanzamiento, y lo siguió teniendo los años siguientes. También le había ido sumando otras variedades, para dejar de ser 100% Cabernet Sauvignon. Puyó fue sumando hasta el 2013  además Syrah y a veces Malbec de Cachapoal, para darle más fuerza, lo que en esos años le faltaba a un vino para sacar altos puntos Parker.

Puyó explicó  ahora, de nuevo en el restaurante Europeo, que la razón para salir a buscar fruta con el proyecto que se llamó “Origen” – y que le daba un total de 2.500 hectáreas dónde elegir–  estuvo en las viejas parras que dieron vida a los primeros Cabo de Hornos, plantas que ya entonces, el año 1994 tenían 60 años. Estaban viejas, pero además cansadas por el ataque de los margarodes,  plaga que mata lentamente a la planta  por sus raíces y quita vigor.

Cuando Puyó  fue a defender en el directorio de la bodega el cambio de nacionalidad, contó que se produjo un gran silencio, hasta que alguien dijo: ah, tú lo que quieres hacer es algo como Penfold Grange. Puyó, respiró y dijo que sí.

Vamos entonces a  la historia de este mítico Syrha australiano, pensado por primera vez por Max Shubert,  héroe nacional, después de hacer un viaje técnico a Burdeos.  Shubert buscaba hacer  un vino que por primera vez tuviera  la fuerza que resistiera la guarda en madera y el paso del tiempo. Shubert creía que la base de la calidad de un vino estaba en la fuerza,  estructura y madurez de la fruta,  sin importar el origen.  Lo que hizo entonces fue mezclar los mejores viñedos de la bodega, ubicados en diferentes regiones de Australia. Solo una cosecha de Penfolds Grange ha sido en su historia, desde 1951, de un viñedo único, lo fue con su cosecha 2001, y fue 100% del valle de Barossa.  

img_27732006, el primer Cabo de Puyó, se cató  entre  las añadas 1994  y 2014 durante la cata de esta semana, pienso, que no estuvo en honor a Shubert, sino por el contrario, para recordar ese paso en falso que buscaba más fuerza y calidad, pero que no ha tenido buena evolución, porque falta equilibrio, integración, y la madera muy tostada  domina ambos orígenes.

Los cambios entre el Cabo 1994 (su primera añada ) y el 2014 son radicales. 1994 ya tiene por su puesto toda la influencia de la guarda en botella que ha tenido por  más de dos décadas, pero sí, está impecable, y adorable, una delicia de fruta roja aún muy sabrosa, con notas a grafito  y guinda seca, y un tanino aún con fuerza pero de textura muy amable. De elegante, limpio y perfecto final.

Cabo 2014 en cambio tiene la  juventud, tiene la fruta negra fresca, tiene mayor fuerza, mayor volumen;  más madera, pero también más grasa, todo puesto en su lugar con gran elegancia.

Gonzalo Castro, el enólogo que está hoy detrás de Cabo ahora, en el día a día de la bodega Altaïr (en Cachapoal Andes), lo dijo claro durante la presentación del 2014 junto a Puyó: «quisimos que volviera a ser 100% Cabernet». Ya tenía solo la fuerza para hacerlo, definitivamente.

Tal vez debió haber cambiado el nombre del vino si pensamos en sus diferencias, pero en realidad Cabo de Hornos es un gran nombre y este nuevo 100% Cabernet y 100% de Cachapoal también es un gran vino, el mejor hasta ahora de viña San Pedro.

Bodega / Productor: San Pedro
Nombre de línea / Marca: Cabo de Hornos
Origen: Valle de Cachapoal
País: Chile
Cepa: Cabernet Sauvignon
Año cosecha: 2014
Enólogo: Gonzalo Castro
Estilo: tinto
Categoría:
Maridaje / Armonía: Un gran tinto ideal para acompañar hoy carnes rojas con su buena cuota de grasa infiltrada, ya asadas al horno o a la parrilla, sin aliños o salsas como protagonistas, no sea cosa que no le hagan perder su elegancia.
Ocasión descorche / Regalo: Ocasiones especiales junto a una mesa en la que se junten grandes amantes de lo clásico e innovadores empedernidos.
Donde encontrarlo: Tiendas La Cav a partir de la primera semana de junio 2017.
Contacto productor: http://www.sanpedro.cl

1 Estrella: Muy probable es que no haya en este vino más que la intención de producir grandes volúmenes a bajo precio. Recomendamos comprar sólo si es una verdadera ganga y tienes por delante muchas bocas con sed que saciar.

2 Estrellas: Bueno vino, simple, aunque nada en él sobresaliente. Vale pena comprar si es que tiene rica fruta y su precio parece una buena oferta. Si fuera un vino caro,  de seguro muestra molestias no menores, como una fruta verde o sobremadura, exceso de madera, mucho amargor final o un tanino secante que nunca se suavizará.

3 Estrellas: Se las damos a un vino muy bueno, sabroso, con buenas intenciones y con un marcado carácter de su cepa o su origen. Sólo habrá un pero menor para llegar a esa perfección que buscan los expertos. Si su precio no es excesivo, no lo dejes pasar.

4 Estrellas. Tiene todo lo que uno esperaría por su precio, por su origen y por su autor; aunque incluso parezca ser un vino caro. Si es barato, compre por cajas. Desde su color hasta su sensación final en boca no tendrá ningún pero y será siempre una gran compra.

5 Estrellas. Es un vino sobresaliente, con el factor WiP, ese que nos hace decir Wow. Imperdible ya sea porque su origen es extremo, su producción limitada o su carácter diferenciador; porque te hará ver estrellas, sino es hoy, en al menos 10 años más. Su precio puede ser elevado y hasta podría tener algún detalle menor, pero todo lo anterior lo justifica. Si no valoras la imperfección ni la producción limitada, déjalo pasar.

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2 comentarios

  1. […] lo que incluye además al Syrah Kankana de Limarí, el Carmenère Tierras Moradas del Maule, y  Cabo de Hornos. Este último ahora hecho con 100% Cabernet del mismo viñedo. Lo que le convierte  también en […]

  2. […] estructura pero elegante a la vez. Es una mezcla tal vez de lo que fuera el último 1865 Cabernet y Cabo de Hornos 2014. Una comparación que puede parecerle odiosa, siendo un ex San Pedro, pero me parece justa para los […]

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